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El Monte Crucificado.

(1335)

SIGÜENZA. CASTILLA LA MANCHA. ESPAÑA.
De no mediar remedio al desmande compulsivo de compañías eléctricas y administraciones miopes, el paisaje español está abocado a sufrir una seria transformación a la vuelta de unos años.

Miles y miles de aerogeneradores de hasta ciento veinte metros de altura se nos repetirán hasta la saciedad a lo largo y ancho de la geografía peninsular.

Si don Alonso Quijano levantara la cabeza juraría asistir a una invasión de marcianos.

El caso es que los políticos europeos, incluidos los nuestros, se han tirado por fin al monte en busca de energía limpia y renovable.

Para 2010 se pretende lograr que el 12 por ciento de la consumida en cada uno de los países europeos cumpla estas condiciones.
Pero la sonrisa inicial se tiñe de estupor a medida que nos vamos enterando por dónde van los tiros.

Las compañías eléctricas se han dado cuenta de que aquí hay tajada, y se han apuntado al carro de la pasta en forma de subvenciones e inversiones rentables a corto plazo.

La generación de electricidad a partir del viento es una tecnología probada y disponible, de modo que ubíquense aerogeneradores en los altos y déjese al viento actuar.

Algunas compañías se han lanzado a copar las crestas de los montes de solicitudes para la instalación de parques eólicos. En muchos casos, los requisitos que les exigen se cumplen sólo en teoría.
Tal es el caso de los estudios de impacto ambiental.

Muchos de ellos se basan únicamente en los escasos datos bibliográficos disponibles, se parecen entre sí o son idénticos los unos a los otros, lo que hace sospechar que simplemente no existen.

Todos estamos a favor de este tipo de energía pero siempre que se haga un uso equilibrado y racional de ella. Los parques eólicos llegan a reunir en pocas hectáreas decenas de aerogeneradores, lo que los convierte en verdaderos polígonos industriales.

Exigen enterrar grandes masas de hormigón para sustentar las máquinas; carreteras que soporten el paso de camiones de gran tonelaje para transportarlas; zanjas para los tendidos subterráneos que llevarán la electricidad hasta las líneas principales de alta tensión; y, por último, torres metálicas de cuarenta metros de altura para el tendido aéreo.
Dependiendo de dónde se coloquen, no estaríamos hablando de nada del otro mundo.

Sin embargo, numerosos proyectos se ubican en zonas frágiles y sensibles desde el punto de vista social y ambiental, que podrían ver hipotecado su futuro de llevarse a cabo estos planes.

Una de estas zonas es la comarca de Sigüenza y sus pedanías, en la llamada Sierra Norte del Sistema Central.

Esta suerte de Toscana alcarreña, que lleva años apostando por el turismo y la calidad medioambiental, vería seriamente interferido su desarrollo. El creciente turismo, atraído por la paz que emana de la pureza del paisaje y la virginidad del monte, se vería defraudado.
El viento no es aquí una panacea.
En muchos casos no alcanza los umbrales teóricos de rentabilidad.

Su explotación no va a redundar en beneficio local ni contribuir a su desarrollo. Las compañías eléctricas se aprovecharán de los bajos precios del suelo, engordarán el bolsillo con el pingüe negocio de las subvenciones en infraestructura y la compra-venta de aerogeneradores, y ahora paz y después gloria.

Lo que rodea a las ciudades no es el desierto, sino otras formas de vida, de economía y de relación con el entorno que reclaman, y merecen un profundo debate respecto al presente y futuro de nuestra sociedad.

Son nuestra reserva espiritual y, ¿quien sabe? si existencial en el largo plazo. Quieren matar moscas a cañonazos, y me siento tan incomprendido como un indígena amazónico.

Juan Ramón Vidal.
Miembro de la Plataforma de Sigüenza y el Alto Henares.

Conoce este entorno histórico
* www.siguenza.com
* Imágenes de Sigüenza.
* Mapa Topográfico de Sigüenza.

Insertado por: albertoflores (18/02/2004)
Fuente/Autor: Juan Ramón Vidal.
 

          


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Comentarios

Yo también me siento como un indígena amazónico. El monte español es la selva amazónica de Europa, por ser el mejor refugio de las últimas especies salvajes de Europa occidental: lince, águila imperial, quebrantahuesos, águila perdicera, águila culebrera, águila real, halcon peregrino, grullas, avutardas, cigúeñas negras (y las blancas), oso, lobo, gato montes, etc. Destruirlo para poner gigantes molinos de viento que ni siquiera ahorran gases invernaderos es el mayor crimen ecológico jamás. Ver mis artículos en: http://www.iberica2000.org/Es/Articulo.asp?Id=1255
Nombre: mark duchamp  (15/03/2004) E-mail: markduchamp2@hotmail.com
 
muy buena información ,uno de Argecilla,no a los molinos para la explotación de las grandes compañias electricas,contar conmigo.
Nombre: jose   (30/05/2004) E-mail: adriannu1@hotmail.com
 
En Albacete, sobre todo la mitad oriental, también nos están machacando los mejores espacios naturales que nos quedaban, incluídas las montañas, hasta ahora casi inalteradas por lo desconocidas que son.
Echamos de menos por aquí el apoyo de una parte de la población, la más concienciada del valor de nuestro patrimonio natural, que sí parece existir por esas otras tierras castellanas y alcarreñas y que ya ha permitido que en Guadalajara se hayan frenado algunas centrales eólicas, cosa que no ha ocurrido en Albacete, donde no se tienen en cuenta para nada las alegaciones de los vecinos.
Nombre: Pedro Antonio - Albacete  (08/06/2004) E-mail: pasgala@eresmas.com
 

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