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Menos palabras y mayor desarrollo de programas e iniciativas

(1671)

POLÍTICA MEDIOAMBIENTAL EN EL TERRITORIO ESPAÑOL.
Resulta curioso y preocupante la falta de respeto por el medio ambiente de la que hacen gala nuestros diversos gobiernos, tanto autonómicos como locales...

Menos palabras y mayor desarrollo de programas e iniciativas que favorezcan el transporte público y la reforestación de nuestros montes.

El profundo deterioro ambiental es una evidencia constatable y verificable, que padecemos los ciudadanos en silencio, como los afectados por hemorroides...

Es totalmente cierto que no se adoptan las mínimas medidas que recomiendan y exigen los organismos internacionales para paliar la desertización que estamos sufriendo por el mal uso de ese bien tan escaso que es el agua. Tampoco se emprenden verdaderos programas destinados a reforestar los montes que sufren la "plaga" de los incendios.

Hasta diarios conservadores como el histórico ABC, muestran su alarma y preocupación por las graves consecuencias que tanto deterioro y degradación puede producir en la convivencia presente y futura.

Malos tiempos se avecinan, pues no hay motivos para ser optimistas, dado que el nuevo gobierno de Zapatero tampoco se atreve a desarrollar verdaderas medidas que acaben con la especulación y degradación de nuestros montes, ríos, litorales, ciudades...

No hay ni interés ni dignidad suficiente para aplicar políticas de desarrollo sostenible en el territorio cada vez más degradado y maltratado de la Península Ibérica.

Luchar contra la especulación y degradación que padece el litoral, generar verdaderos programas integrales destinados a la protección, cuidado y mantenimiento de los bosques, montes, lagos, ríos... crear verdaderos programas e iniciativas públicas integrales para favorecer y estimular el uso del transporte público en las ciudades... eso sí que son iniciativas necesarias que deben asumirse y desarrollarse, evitando complacer a los sectores empresariales que viven gracias a sus habituales acciones depredadoras.

Mientras tanto, vamos a intentar que nuestros representantes públicos abandonen sus posicionamientos oportunistas y demagógicos en aras a que aprendan a escuchar y aceptar las numerosas propuestas e iniciativas que tantos colectivos, entidades y personas con rigor y dignidad, llevan tiempo ofreciendo y recomendando.

Nuestra sociedad española se merece que se olviden planes como el Hidrológico, verdadero disparate que acelera el cambio climático... También ha llegado la hora de promover campañas pedagógicas a nivel intensivo, en aras a formar a ciudadanos responsables y respetuosos con su entorno inmediato, empezando por aquellos que habitamos en las ciudades, dado que somos los mayores productores de residuos, los que mayores niveles de contaminación producimos en todos los sentidos.

Pero debemos recordar a nuestros representantes que, sin la existencia de una red completa de transportes públicos ecológicos, nada podemos hacer para luchar contra los efectos perniciosos de la contaminación y la degradación ambiental.

También conviene el incremento de las inspecciones y el aumento del importe de las sanciones para castigar, ejemplarmente, a las empresas y organismos que contaminen e hipotecan el presente y futuro de todos los que vivimos en la península Ibérica.

Antonio Marín Segovia
Cercle Obert de Benicalap
Iniciativas Sociales y Culturales de Futuro

España se mantiene en la cola de la UE en la protección del medio.

Aunque el medio ambiente es uno de los ámbitos en los que la UE produce más legislación, es el que registra más incumplimientos por parte de todos los países

BRUSELAS.
El quinto estudio anual de la Comisión Europea sobre el grado de cumplimiento de la normativa europea de Medio Ambiente confirmó ayer que nuestro país sigue en el grupo de cola en cuanto a la protección de la naturaleza. Concretamente, España es el undécimo país, entre los 15 que tenía la UE en 2003, el año de referencia de este informe elaborado por los servicios de la comisaria europea de Medio Ambiente, Margot Wallström.

Peor que España están Irlanda, Grecia y, sobretodo, Italia y Francia, los países menos rigurosos. Los más serios se encuentran, sin sorpresas, en Escandinavia: Dinamarca y Suecia.

Los expertos de la CE constataron el año pasado en nuestro país 25 irregularidades en la incorporación de estas reglas a la legislación nacional o en su aplicación: en diez casos, la norma no se traspuso correctamente, en otros siete se hizo con retraso y en ocho ocasiones la norma se inscribió correctamente pero se aplicó mal.

Estas infracciones de unas normas que no han sido decretadas de la noche a la mañana por la Comisión Europea, sino que se han dado en todos los países de la UE tras largas negociaciones, afectan a diversos problemas. En el caso de España arrancan con la contaminación (vertidos, emisiones, ruido) y siguen con la calidad del agua y unas evaluaciones de impacto ambiental de grandes obras a veces demasiado ligeras.

Mala aplicación de la ley.

El Medio Ambiente es uno de los ámbitos en los que la UE produce más legislación pero también es, lamentablemente, uno de los que registra más incumplimientos, como se constata cada año por estas fechas en este informe.

«La aplicación de la ley medioambiental de la UE es mala», lamentó Wallström en un comunicado, y deseó que los Estados miembros encuentren en este documento «una razón para mejorar sus registros y aportar a sus ciudadanos el nivel de protección medioambiental que demandan».

Como ejemplo de esta desidia generalizada, basta señalar que este mes de agosto se cumplía el plazo para aplicar la directiva sobre residuos eléctricos y electrónicos y que sólo un país entre 25, Grecia, la ha incorporado a tiempo y correctamente a su legislación nacional.

En la actualidad, los servicios de Wallström se encuentran desbordados por una montaña de 509 expedientes de infracciones de la legislación medioambiental y las quejas, la mayoría de organizaciones ecologistas, no paran de llegar.

Dada esta acumulación de casos, la CE suele hacer la vista gorda sobre las infracciones menores y los plazos de incorporación al Derecho nacional, aunque en situaciones graves puede presentar una denuncia contra el Estado concernido ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, en Luxemburgo.

La situación no parece que vaya a mejorar en un futuro próximo, porque la ampliación a diez países con serios problemas ambientales y marcadas carencias administrativas sólo puede repercutir en un mayor número de expedientes.

Como reflexión y opinión personal diría que estamos esperando sanciones realmente efectivas de Bruselas por tanto incumplimiento español y que si no dan para tanta queja que contralen más personal y dediquen más medios para perseguir a los estados infractores en vez gastarse tantos millones en el AVE, hacer una presa en Alqueva, subvencionar la mina de Aguablanca o una PAC antiecológica como la actual, y un largo etc

Diario ABC.

Greenpeace exige un giro radical en la gestión del agua para afrontar el cambio climático.

El informe sobre cambio climático en Europa publicado el pasado 18 de agosto por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) no puede ser más demoledor en lo referente al futuro de los recursos hídricos en España.
Greenpeace.

Una vez más se pone en evidencia que afrontar las consecuencias del cambio climático y reparar los errores que provocan este fenómeno es prioritario, urgente y necesario. Por ello, Greenpeace demanda al Gobierno central y a las Administraciones autonómicas y locales un cambio radical en sus políticas de utilización y gestión del agua en nuestro país.

Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, España será uno de los países europeos más afectados por el cambio climático durante el presente siglo. El incremento de las temperaturas y la disminución de las precipitaciones y de los caudales de agua de nuestros ríos serán algunas de las consecuencias más inmediatas.

Los efectos son ya evidentes. Ríos como el Júcar, el Segura, el Ebro o el Duero han sufrido, durante el siglo XX, descensos en sus excedentes anuales de descarga de hasta un 23% de su caudal.

También las precipitaciones han disminuido en el sur de Europa un 20%. El informe concluye que la lluvias seguirán bajando un 1% por década. Esto afectaría directamente al caudal de los ríos de la vertiente mediterránea, con pérdidas de caudal que podrían alcanzar el 50%.

Las consecuencias ambientales, sociales y económicas del cambio climático serán dramáticas si no tomamos medidas urgentes. Los periodos de sequía y la falta de agua se convertirán en crónicos en buena parte de la península Ibérica.

Por ello, se hace imprescindible aplicar políticas de ahorro y de optimización de los recursos hídricos. No tiene sentido seguir planteando el desarrollo de un país o una comunidad pensando en una oferta ilimitada de un recurso cada vez más escaso y valioso como el agua y manteniendo los ríos como las cloacas donde terminan buena parte de nuestros residuos.

"No podemos continuar contaminando impunemente nuestros ríos y lagos con vertidos de aguas poco o mal depuradas ya sean de origen urbano, industrial o agrícola. La contaminación del agua supone la pérdida irreparable de un recurso muy valioso y, por tanto, la disminución de agua disponible. Es urgente la aplicación de medidas encaminadas a mejorar la calidad, reutilizar y ahorrar", ha afirmado Julio Barea, responsable de la Campaña de Aguas.

Greenpeace exige que las Administraciones responsables de la gestión del agua en nuestro país sean conscientes del problema que el cambio climático va a suponer en la disponibilidad de agua en España, tomando las medidas necesarias encaminadas a minimizar sus efectos. Cuando según el propio Ministerio de Medio Ambiente, el 33% de nuestros cauces presentan una calidad inaceptable de sus aguas (no existen datos sobre el estado de nuestros acuíferos), no es razonable seguir discutiendo sobre trasvases, canalizaciones y embalses en cuencas que, por cantidad y calidad de sus aguas, no podrían, ni ahora y menos en un futuro, soportar cesiones de caudales. El agua es un bien escaso y limitado. La solución a la escasez está en las políticas de gestión racional y de fomento del ahorro

Europa necesita estrategias de adaptación para limitar los efectos del cambio climático.

www.portaldelmedioambiente.com

Estos son algunos de los efectos del cambio climático mundial que ya se observan en Europa o que se anuncian para las próximas décadas a medida que aumentan las temperaturas globales, según un nuevo informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).

Todo indica que la mayor parte del calentamiento global de los últimos 50 años ha sido causada por actividades humanas, en particular las emisiones de gases de efecto invernadero que atrapan el calor, como el dióxido de carbono (CO2) procedente de la quema de combustibles fósiles.

La concentración de CO2, el principal gas de efecto invernadero, en la atmósfera inferior se encuentra en su punto más alto desde hace por lo menos 420.000 años, quizá incluso desde hace 20 millones de años, y es un 34 % más alto que el nivel anterior a la Revolución Industrial. El aumento se ha acelerado desde 1950.

Las inundaciones estivales de 2002 y la ola de calor del verano pasado son ejemplos recientes de la capacidad destructiva de sucesos meteorológicos extremos. Las grandes inundaciones en 11 países en agosto de 2002 causaron la muerte de 80 personas, afectaron a más de 600.000 y provocaron pérdidas económicas por un valor mínimo de 15.000 millones de US$.

En el verano de 2003, durante la ola de calor que asoló el oeste y el sur de Europa, se registraron 20.000 defunciones más de lo normal, especialmente entre personas mayores.

En muchos países del sur las cosechas disminuyeron nada menos que un 30 %. Tan sólo en 2003 el deshielo redujo la masa de los glaciares alpinos una décima parte.

«Este informe reúne numerosas pruebas de que el cambio climático es un hecho y de que sus efectos son amplios, muchos de ellos con notables costes económicos, para las personas y los ecosistemas de toda Europa», ha dicho la profesora Jacqueline McGlade, Directora Ejecutiva de la AEMA.

Y ha añadido: «Europa debe seguir liderando los esfuerzos mundiales por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pero este informe también subraya que se precisan estrategias, a escala europea, regional, nacional y local, para adaptarse al cambio climático. Este fenómeno afectará notablemente a nuestras sociedades y entornos naturales durante los próximos decenios y siglos.»

El alcance y el ritmo de los cambios climáticos en curso superan muy probablemente toda variación natural del clima ocurrida durante el último milenio e incluso antes. La década de los años noventa fue la más calurosa y los tres años más calurosos -1998, 2002 y 2003- se han registrado en los últimos seis años.

La rapidez del calentamiento global es actualmente casi de 0,2 ºC por década. Europa se calienta más rápidamente que la media mundial. La temperatura en Europa se ha elevado una media de 0,95 °C en los últimos cien años y para este siglo se prevé un incremento adicional de entre 2,0 a 6,3 °C, ya que las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando.

Como primer paso para invertir esta tendencia, los gobiernos del mundo firmaron en 1997 el Protocolo de Kioto, un tratado internacional según el cual los países industrializados deberían reducir alrededor de un 5 % sus emisiones de seis gases de efecto invernadero entre 1990 y 2012.

Hasta la fecha, 123 países, incluidos todos los Estados miembros de la Unión Europea, han ratificado el Tratado, pero Estados Unidos, el principal emisor de gases de efecto invernadero, ha decidido no hacerlo. Para que el Protocolo entre en vigor se necesita todavía la ratificación de Rusia.

Además de los efectos mencionados, en el informe se destaca toda una serie de secuelas actuales y futuras del cambio climático en Europa, incluidas las siguientes:

• Desde 1980, casi dos de cada tres catástrofes se han atribuido a inundaciones, sequías u olas de calor. La media anual de estos desastres meteorológicos y relacionados con el clima se ha duplicado en la década de los años noventa en comparación con la década anterior. Las pérdidas económicas causadas por dichos sucesos se han duplicado con creces en los últimos 20 años, hasta alcanzar unos 11.000 millones de euros anuales.

Ello se debe a varias razones, entre las que se incluye la mayor frecuencia de tales sucesos, así como factores socio-económicos tales como la mayor riqueza de las familias, el aumento de la urbanización e infraestructuras costosas en zonas vulnerables.

• Aumenta el número anual de inundaciones en Europa y el número de personas afectadas por ellas. Es probable que el cambio climático aumente la frecuencia de las inundaciones, sobre todo las inundaciones torrenciales, que constituyen el mayor peligro para las personas.

• El cambio climático de las tres últimas décadas ha reducido la población de especies vegetales en varias partes de Europa, incluso en regiones montañosas. Probablemente algunas plantas desaparecerán, ya que otros factores, como la fragmentación de hábitats, limitan la capacidad de las especies vegetales para adaptarse al cambio climático.

• Los glaciares de ocho de las nueve regiones glaciares de Europa están retrocediendo, alcanzando niveles de retroceso superiores a los de los últimos 5.000 años.

• En el último siglo los niveles del mar en Europa han subido a razón de 0,8 a 3,0 mm por año. Se prevé que el ritmo de aumento sea de 2 a 4 veces mayor durante este siglo.

• Las proyecciones muestran que de aquí a 2080 podrían desaparecer casi por completo los inviernos fríos y que los veranos calurosos, las sequías y las fuertes lluvias o granizadas podrían ser mucho más frecuentes. Sin embargo, el cambio climático también parece tener algunos efectos positivos.

• La agricultura en la mayor parte de Europa, en particular en las latitudes centrales y septentrionales europeas, podría beneficiarse potencialmente de un aumento limitado de las temperaturas. Pero si bien la superficie cultivada de Europa puede extenderse hacia el norte, es posible que en algunas zonas del sur de Europa la agricultura se vea amenazada por la escasez de agua. Y condiciones meteorológicas extremas más frecuentes, especialmente las olas de calor, podrían acarrear peores cosechas. La existencia de efectos positivos dependerá en gran medida de la capacidad de la agricultura para adaptarse al cambio climático.

• La estación anual de crecimiento de las plantas, incluidos los cultivos agrícolas, se alargó una media de 10 días entre 1962 y 1995, y se prevé que siga haciéndolo.

• La tasa de supervivencia de especies avícolas que hibernan en Europa ha mejorado en las últimas décadas y es probable que aumente más a medida que sigan subiendo las temperaturas invernales.

El informe, Impacts of climate change in Europe:
An indicator-based assessment (Impactos del cambio climático en Europa: una evaluación basada en indicadores), está disponible en
* Ver más información relacionada en:
http://reports.eea.eu.int/climate_report_2_2004/en

Agencia Europea de Medio Ambiente.
(Los Verdes de Andalucía)

Más información alojada por esta Entidad, en Ibérica 2000:
* CERCLE OBERT DE BENICALAP

Insertado por: CERCLEOBERT (03/09/2004)
Fuente/Autor: antoniod17@ono.com
 

          


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