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Choque ¿de qué civilizaciones?

(1730)

LA OTRA CARA DEL TERRORISMO...
El aprovechamiento tangencial deri­vado de una lucha artificiosa contra el terro­rismo que ellos mismos generan con la burda pero eficaz triqui­ñuela de echar la culpa del mismo constantemente a los demás, es suculento.

Pri­mero han ido a por el petróleo iraquí, al que ya apuntó en su día la Thatcher como objetivo prioritario de futuro, en el que ya nos encontramos.

Y además, embosca perfecta­mente lo que se va fabricando en otros sectores de la polí­tica y del control social. Y todo, como siempre, para el be­neficio de unos cuan­tos.

Ese es otro preparado a la carta de la postmodernidad. El choque de civilizacio­nes, como lo entiende Huntington, no es tal.

No hay una confrontación en ebullición solapada, y menos declarada, entre la civiliza­ción occidental y la islá­mica. Huntigton y sus fervientes ser­vidores saben lo que di­cen porque saben tam­bién muy bien qué se hacen, para quién y para qué...

Lo que existe es un conflicto provocado, encubierto el pro­pósito bajo la capa del otro, entre la civilización anglosajona y el resto.


Un conflicto en el que quien ataca primero quiere apa­recer dignamente ante el mundo como atacado. Por eso organizó el 11-S. Proverbial, constante, en la historia de la humanidad la treta. Son tantos los casos y situaciones, que da pereza relatarlos...

Los anglosajones se han pasado la historia depredando. Lo han hecho con diferentes tácticas y la misma estrategia: obtener provecho de la industriosidad y de la riqueza ajena, por las buenas o por las malas.

También los demás países europeos han venido depre­dando por la historia.

Es cierto. Pero el anglosajón ha batido to­dos los records. Y además, el anglosajón no cede, no evoluciona, no ceja en su em­peño en la polítiquería rastrera, enemiga de la fraternidad universal.

Sencillamente no la desea. En realidad son “supe­riores” en su absoluta falta de escrúpulo cuando se trata del lucro y la ventaja.

No llegan tan lejos en su filosofía como el ju­daísmo militante, pero las consecuencias son infinita­mente peores.

Aquí radica, a mi juicio, toda la perversidad que hay en el trasunto del preten­dido, por inexistente, “choque de civilizaciones”...

La situación geopolítica de los dos países de población dominante anglosajona propicia su política invasora y orientada per­manentemente a la ingerencia.

Ni Roma tuvo esa privi­le­giada situación. Y a la larga, Napoleón fue víctima de la ostensible debi­li­dad geográfica de su país.

Sin em­bargo tanto “las Islas” como Estados Unidos tienen una si­tuación en el mapa verdaderamente privilegiada para hacer la guerra a distancia.

La altanería británica es el factor an­tropológico determinante. Y su capacidad para el solapa­miento y la hipocresía sirven perfectamente a la causa de los dos países imperialistas coaligados, pero tam­bién para re­vestir de una cierta estética la procaz, desafiante y di­recta expresión yanqui.

España y Portugal en el siglo XVI y en general los países europeos colo­niales durante el XIX, go­zaban del mismo privilegio geográ­fico de no estar ninguno ex­puesto al ataque de even­tuales culturas asaltadas por ellos que se en­contraban a miles de mi­llas de dis­tancia.

Y así pudieron ac­tuar sin peligro, envuelto además el español y portugués su genocidio y latrocinio entre sotanas.

Pero ya pasó...
Sin embargo los anglosajones siguen.
Y ahora quie­ren erigirse en los directores de la orquesta de la humani­dad atrayendo a su causa como acólitos a los incautos. Y si Dios no lo remedia, se sal­drán con la suya.

Esto lo vie­nen prepa­rando desde hace mucho tiempo. Véanse las interven­ciones esta­dounidenses, con la complicidad más o menos oficial de Gran Bretaña, desde la Segunda Guerra Mundial:
* Grecia, 1947-49
* Filipinas, 1945-53
* Corea del Sur, 1945-53
* Albania, 1949-53
* Irán, 1953
* Guatemala, 1953-1990
* Medio Oriente, 1956-58
* Indonesia, 1957-58
* Guayana Británica/Guyana, 1953-64
* Viet Nam, 1950-73
* Camboya, 1955-73
* Congo/Zaire, 1960-65
* Brasil, 1961-64
* República Dominicana, 1963-66
* Cuba, 1959 a la fecha
* Indonesia, 1965
* Chile, 1964-73
* Grecia, 1964-74
* Timor del Este, 1975 al presente
* Nicaragua, 1978-79
* Granada, 1979-84
* Libia, 1981-89
* Panamá, 1989
* Afganistán, 1979-92
* El Salvador, 1980-92
* Haití, 1987-94
* Yugoslavia, 1999
* Afganistán, 2001-2004
* Irak, 2003

Pero no nos confunden. Lo que quieren hacer es arrastrar­nos. Y a fe que lo consiguen por la debilidad y el lacayismo de la mayor parte de los actuales dirigentes... Pero la civili­zación que choca es la suya, no la nuestra.

No la de Es­paña, Francia, Italia, Ale­ma­nia, Holanda, Bélgica, países nórdicos... que forman parte de la misma.

La ocasional ads­crip­ción, poniendo a su país al lado del anglosajón y para su lu­cimiento personal, de unos políticos aventureros en Es­paña e Italia responde sen­cillamente al espíritu de la trai­ción, no al del convencimiento como nos quiso hacer creer Aznar.

Este “choque”, el que vienen venteando de unos años a esta parte, espoleados por sus ensayistas mediáticos (Ro­bert Kagan, los Kristol, Fred Barnes, los dos Kaplan...), es su choque; choque cuya pre­sión miden convenientemente al gusto para ir ordeñando la ubre en función de sus “necesi­dades”.

Pri­mero han ido a por el petróleo iraquí, al que ya apuntó en su día la Thatcher como objetivo prioritario de futuro, en el que ya nos encontramos.

El aprovechamiento tangencial deri­vado de una lucha artificiosa contra el terro­rismo que ellos mismos generan con la burda pero eficaz triqui­ñuela de echar la culpa del mismo constantemente a los demás, es suculento. Y además, embosca perfecta­mente lo que se va fabricando en otros sectores de la polí­tica y del control social. Y todo, como siempre, para el be­neficio de unos cuan­tos.

El canallismo más extremo se ha apoderado del planeta, y la cultura anglosajona, y no la cultura islámica, es real­mente el enemigo a controlar. Cerremos filas frente a ellos.

Ahu­yentemos la globalización.
Rompamos con el yanqui.
No todo en la vida de los pueblos consiste en poseer...
Es mil veces preferible que la Europa vieja se plantee la autarquía.
Y ni por sentido práctico nos trae cuenta. Ya se vio el trato que recibió nuestro país, así como el infatuado aventu­rero hispánico, tras aquel pobre papel de mal comparsa... Ellos, los anglosa­jones, sólo trabajan para mantener venti­lada su colmena.

En suma, el mundo está viviendo un complot anglosajón. Directamente contra la cultura islámica para expoliarla e in­directamente contra el resto del planeta para mantenerlo a raya...

Insertado por: CERCLEOBERT (17/09/2004)
Fuente/Autor: Por Jaime Richart.
 

          


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