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¿Dónde «cargan» a los padres el coste de los libros de texto?

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EUROPA Y LAS AYUDAS EN EDUCACIÓN...
La educación supone uno de los mayores gastos públicos y privados. La falta de iniciativas para lograr que el material escolar sea realmente gratuito y asequible a todos es una realidad en España, aunque algunas autonomías han aplicado ciertas medidas y ayudas, urge que el gobierno central asuma el coste integral de la educación, favoreciendo a los sectores más desfavorecidos.

Sólo España, Portugal e Irlanda «cargan» a los padres el coste de los libros de texto.

En España:
Aragón, La Rioja, Galicia y Castilla-La Mancha son las Comunidades más avanzadas en lo que respecta a la gratuidad de los libros de texto en nuestro país, y después... el desierto.

Más allá de ayudas a través de becas para comprar libros de texto, estamos en la misma situación que Portugal e Irlanda, únicos países de la antigua UE junto con España en el que no son gratuitos.

El ejemplo de Italia, Francia, Reino Unido y Alemania, entre los países de nuestro entorno, o de Estados Unidos (donde el colegio es propietario de los libros y los presta a sus alumnos durante el curso), podría ser seguido por España.

Hay muchas fórmulas y un debate de fondo que ha inaugurado el Gobierno coincidiendo con el inicio del curso escolar.

En Italia:
Libros gratis para los pequeños y reembolso para las rentas bajas.

La asociación de Consumidores Codacons ha calculado que en Italia por cada niño que empieza el colegio este año y que necesita todo el material, la familia tendrá que desembolsar una media de 585 euros, un 10 por ciento más que el año pasado, aunque otras asociaciones hablan incluso del 29 por ciento.

Los libros son sin duda el gasto más importante para la familia, los continuos cambios de programa y la variedad de las ediciones impiden con frecuencia que los niños puedan heredar los libros.

En la escuela elemental (6 a 11 años) algunos libros son gratuitos proporcionados por la escuela. Otros llamados «de integración», como el inglés, la literatura o la historia y geografía para los más mayores, se deben comprar.

Por otra parte, algunas familias pueden beneficiarse de un reembolso del coste de los libros si justifican una renta familiar máxima de unos 1.300 euros brutos al mes.
El resto de familias pueden acudir a los muy difundidos mercados de libros usados.

Cada año aumentan los estudiantes y padres que se acercan a estos mercados o que aprovechan iniciativas como las del Ayuntamiento de Roma, que ha creado un «kit» escolar, a 25 euros, con todo el material necesario: mochila, cuadernos, bolígrafos, pinturas.

En Alemania:
Los alemanes suelen estudiar con libros usados.

Los institutos alemanes han proporcionado durante décadas libros y material a sus alumnos, con cargo al prespuesto de la autoridad escolar de la ciudad o la región.

Sin embargo, con el déficit presupuestario, la decisión ha pasado a ser autónoma para los estados federados en la educación secundaria.

Baviera o Renania del Norte-Westfalia siguen facilitando gratuitamente el material, pero Hesse o Berlín han pasado el gasto a las familas, aunque las escuelas establecen de acuerdo con las asociaciones de padres el modo de rentabilizar al máximo la inversión.

Los padres suelen comprar los libros para un hijo/a en un determinado curso, que luego pasan al colegio y éste los distribuye a los de los cursos siguientes durante un plazo de cinco años, cuando se vuelven a comprar nuevos.

Quien compró sus libros, estudia en los años siguientes con los que se compraron en los cursos superiores. En otro caso, la escuela suele cerrar el curso con un mercadillo donde los alumnos venden sus libros y se proveen para el curso siguiente.

Huelga decir que ello implica un cuidado extremo en el uso de los libros, al tiempo que el libro escolar suele ser más austero, robusto y barato de los habituales en España.

Por su parte los intitutos privados concertados buscan establecer acuerdos de precios reducidos con las editoriales, iniciativa que en general no suelen tener las escuelas municipales pues carecen de autoridad para ello.

En Francia:
Gratuidad en la escuela primaria y en los institutos de enseñanza media en Francia, los libros son gratuitos en la escuela primaria, los institutos de enseñanza media y liceos.

La aplicación práctica de la gratuidad se fue imponiendo gradualmente en las 22 regiones metropolitanas, y no siempre se practica de la misma manera.

Las leyes de descentralización de 1982 y 1986 transfirieron a las regiones la gestión de una parte de la educación nacional. Lentamente, la gratuidad de libros de texto escolares y manuales de enseñanza media se ha ido generalizando, con matices y peculiaridades prácticas.

El Estado concede a las regiones subvenciones para asegurar la gratuidad de la enseñanza (centros, material escolar y pedagógico, libros de texto).

Pero corresponde a los gobiernos regionales gestionar tales subvenciones.

Se han experimentado dos grandes tendencias: prestar los libros a los alumnos; o conceder ayudas a las familias, siguiendo criterios económicos y sociales, a partir de ciertos niveles de enseñanza.

Tiende a generalizarse la gratuidad absoluta de los libros en escuelas, colegios y liceos, públicos y privados.

En la región más rica e influyente, Isla de Francia (París y sus alrededores), la gratuidad de los libros es prácticamente absoluta desde hace cinco años.

En el Reino Unido:
No hay libros de texto en primaria y secundaria.
En el Reino Unido, los alumnos de Primaria y Secundaria no deben adquirir libros de texto.

Los profesores reparten en clase material didáctico elaborado por la propia escuela o bien extraído de distintos manuales pedagógicos por el que los estudiantes no deben abonar nada. Concebidas las materias con un gran componente de trabajo en equipo, los alumnos utilizan ejercicios fotocopiados que acumulan en cuadernos que al final de curso quedan en su posesión.

Para posibles consultas de libros de texto, las bibliotecas de los centros suelen disponer de un amplio fondo, especialmente utilizado para los libros de lectura recomendada u obligatoria.

En los EEUU:
El colegio presta los libros desde septiembre a junio.
Para una sociedad tan volcada en el consumo y el derroche como la estadounidense, no deja de resultar llamativa la política de ahorro y máximo aprovechamiento de los libros de texto que aplican las escuelas públicas del país.

En la mayoría de las privadas el elevado coste de las matrículas incluye los libros de texto.

Al comienzo de cada año escolar, las familias de los alumnos de los colegios públicos no tienen que hacer como en España grandes estipendios en nuevos libros porque no hay ningún libro de texto que comprar.

Los libros son propiedad del colegio y cada año son utilizados por nuevas generaciones de escolares, que inscriben su nombre en una tarjeta pegada en el interior de cada volumen: un árbol genealógico de sus propietarios temporales.
Son como libros de una gran biblioteca pública, con la diferencia de que el período de préstamo abarca desde septiembre hasta junio.

Cada estudiante está obligado a darle al ejemplar el mejor trato posible y si no lo hace así al cabo del curso, cuando han de devolverlo al profesor, serán obligados a pagarlo si el texto ha sufrido más de lo razonable o si lo extravía.

Cuando los libros se vuelven inservibles porque han pasado por demasiadas manos son enviados a una empresa de pasta de papel para que lo recicle.

Lo único que los padres deben hacer cada año al inicio de las clases es proporcionar material escolar en grandes cantidades para todo el año: lápices, fichas, gomas, carpetas, cuadernos, rotuladores, etcétera, que es depositado en armarios y estanterías de la clase para uso colectivo.

Y en este caso, los padres con dificultades económicas reciben ayuda de la Asociación de Padres, al menos en las escuelas públicas, que a su vez hacen peticiones a las familias para que aporten fondos tanto para la adquisición de material como para algunas actividades extra-escolares.

Más información en
Cgt.es

Insertado por: CERCLEOBERT (17/09/2004)
Fuente/Autor: CGT.
 

          


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