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Las nuevas enfermedades de la molicie

(1902)

RELACIONADAS CON LA TELEVISIÓN Y LA RED...
-Hay enfermedades que se caracterizan por alimentarse de sí mismas. A cada infección, desde que empieza a remitir, sucede una reinfección producida por los bacilos residuales. Suelen darse principalmente en urología.

Algo parecido sucede con el envilecimiento asociado al consumo de la televisión. Cuando parece que se ha entrado en una fase regeneratoria, vuelven con redoblada virulencia nuevas bacterias que dábamos largamente por muertas en un remoto pasado; pero que reviven gracias al frenético rebuscamiento a que se dedican agencias, redacciones y departamentos de producción de la prensa de charcutería y de la televisión basura.

Todos se retroalimentan de lo mismo y todos se retribuyen entre sí. Horas y horas se las pasan tres clases de personas dando rienda suelta a su coprofilia:

A) lamentables periodistas de la especialidad y pseudoperiodistas, en el papel de furibundos inquisidores.
B) masoquistas morales que se prestan a juicios denigratorios sobre ellos mismos, dispuestos a revelar sus intimidades o tratando de evitarlo con riesgo de perder el precio convenido por haber ido a eso precisamente al plató.
C) embobados espectadores que ven el circo apoltronados desde sus casas.

Todos degradándose, a cual más, bajo el manto de la libertad de libelo, de insulto, de acusación y de tortura moral. Unos cobrando por torturar, los otros por ser torturados (luego reprobarán la prostitución en su sentido tradicional), y los espectadores embotados, que no sólo no cobran sino que encima sufragan con sus impuestos indirectos tan vergonzantes como tediosos espectáculos...

En la Red empieza a despuntar también una morbilidad que se relaciona con lo que antiguamente se llamaba práctica panfletaria. Claro es que la diferencia es notable. El panfleto iba dirigido generalmente contra el poder, pues no había otro modo de contestarlo, y este tipo de morbilidad nueva va en dirección justamente contraria: viene, casi por norma, de reaccionarios y de fascistas al servicio del poder... principalmente económico.

Son una legión que no hace nada, que nada piensa, ni nada aporta. Su pasión consiste en apostarse tras la máscara carnavalesca para tirar con florete, a diestro y siniestro, a la yugular o al escroto de los incautos que se atreven a contar en ella, en la Red, cómo piensan sobre cualquier asunto.

En realidad, como aquellos espectadores televisivos, muchos de ellos, sin saberlo, son también enfermos de la psique.

Sería cosa de averiguar si tal práctica pasiva les sirve para algún tipo de cura, como a otros publicar nos permite incluso redimirnos. Porque si fuese así, podríamos haber encontrado un filón terapéutico para las enfermedades nerviosas que se avecinan...

Aunque mucho me temo que, como las drogas duras —incluido el alcohol— en los adictos, eso, el ataque sombrío y desde la sombra, no hace más que destruirles poco a poco las pocas neuronas que les van quedando.

Pero también a los sorprendidos por esos enfermos nos cabe cooperar a la salud que tiene que ver con esto en la Red. Sobre todo si el colectivo editorial de las webs en las que irrumpen permiten que entre en ellas también la basura. Y la forma de cooperar es sencillamente no respondiendo a los que la arrojan. La huella que dejen será mucho más para vergüenza del colectivo editorial —como lo es para las cadenas televisivas que programan tanta inmundicia— que para vergüenza del destinatario de las estúpidas invectivas que les dedica ese tipo de enfermos reticulares.

Está visto que esos medios pretendidamente contrainformativos y que de alguna manera se supone cooperan a un nuevo orden mediático y social, prefieren estar a la moda; es decir, ponerse a la altura de las circunstancias en materia indymediática antes que contribuir con su grano de arena no ya a una ética, sino a una estética de mínimos. Ellos sabrán...

Podéis contactar con el autor a:
richart@telefonica.net
* Toda la información que este autor, tiene alojada en Ibérica 2000... (Enlace...)

Insertado por: Jaime Richart (31/10/2004)
Fuente/Autor: Jaime Richart
 

          


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