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Pero es que en este país, España, Espanya, Spain... ¡pobre del que tenga una sola idea interesante! Si quiere vivir sin sobresaltos, lo mejor que puede hacer es esconderla.

No digo ya brillante sino simplemente constructiva (salvo que esté asociada al ladrillo o facilite el engaño, la manipulación o el timo), el que tenga una buena idea a secas ¡ay amigo!, a partir del momento en que la da a conocer ya puede contar con que, de repente, aparecerán a borbotones resmas de ellas por todas partes y por parte de quienes hasta ese momento no tenían ninguna. Todas las fuerzas del averno se desatarán para destruirla y para enterrarla; cuanto más hondo, mejor. No hay variables en esta constante del temperamento genuinamente hispánico...

Esto es lo que esta sucediendo con una vieja aspiración política de grandes hombres y mujeres europeos: la Europa Unida... Sin embargo, por parte principal y chocantemente de la izquierda más anarco y más libertaria, en lugar de ver en la cristalización de la idea europea una palanca para luchar mejor y pacíficamente contra el fascismo norteamericano, hispano y europeo, es quien más resistencia ofrece, quien más palos pone a la rueda y más se dedica no a leerla, sino a poner de su cosecha, mezquinamente, al proyecto de Constitución la letra pequeña. Y todo para no pasar de donde nos hallamos... ¿Será verdad que, pase lo que pase, esté la generación que esté, Europa siempre termina en los Pirineos?

¡Peste de país éste!

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