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Precisamente en la nuestra, una democracia a pesar de todo poco rodada todavía, el enfoque dado por los dos partidos principales al "asunto vasco", en el impasse actual en que se encuentra, empieza a ser grotesco y de una primariedad que asusta.

Es injustificable que un proyecto de simple consulta popular como el que comporta el famoso Plan, haga rasgarse tanta vestidura. ¡Una consulta! ¡Una consulta como las que no se hacen nunca, en una democracia que se postula participativa! ¿Tanto temen PSOE y PP al resultado final de lo que no es más que un sondeo plebiscitario sobre un estado de cosas que han venido trayendo de cabeza a este país desde tiempo inmemorial?

A no ser que estemos una vez más ante un tenderete donde seguir la farsa de turno PP y PSOE, o ante algo que los media magnifican para sacar tajada de los dimes y diretes, (¿cuántos millones de tinta y horas radiotelevisivas se han gastado en España volteando el tema vasco en estos 27 años "democráticos"... para nada?), es difícil entender que se presente como piedra de escándalo la consulta que se está tramitando, cuando esa gestión hace mucho que hubiera debido hacerse y en todo caso considerarse ya "normal" a estas alturas .

Pero voy más lejos: ¿por qué quieren retener al País Vasco en la órbita de sus designios los dos partidos "nacionales"? ¿a qué empeñarse en agriar constantemente la fiesta a los vascos y a sus aspiraciones hasta el extremo de hacernos pensar que ETA es un comodín manejado con mando a distancia por el poder central para poder justificar en un momento dado la marcha atrás, sabiendo como sabemos lo que eso significa? Si al final una población que sabe dónde le aprieta el zapato expresa en las urnas su deseo de ser soberana (un pueblo se convierte en nación cuando la conciencia de vivir juntos se convierte en voluntad política), ¿se le va a impedir a base de grescas o por la fuerza, lo mismo que el pésimo padre autoritario haría con el hijo mayor de edad que quiere irse de casa?

¿Por qué tantas aversión y trabas a un país que puede gobernarse a sí mismo? Un país cuya idiosincrasia en general ni comprende ni ama el espíritu del PP ni tampoco del PSOE, ni ideológica ni emotivamente? Después de lo llovido, tanto encono hace suponer que lo que PP y PSOE defienden en realidad es la causa de los "ricos" —vascos o no vascos naturalizados allí por su riqueza—; causa que casi se reduce a una fiscalidad que presuntamente, en la "independencia" hipotética, les perjudicaría Pues ya se sabe hasta qué punto el dinero es la bandera única internacional que entienden todos y envuelve a todos los "ricos" (Los ricos no necesitan pregonar consignas como la que un día unió a los proletarios)

Para el Estado nacional la consulta popular debiera ser norma, y sin embargo no lo es; ni siquiera en asuntos gravísimos como fue aliarse con otros en su personal guerra en Asia. Y cuando se proyecta un referéndum intentando acabar con el problema en su primer nivel —esto es, la imposible relación de Euskadi con el poder central en buena parte a causa de los constantes incumplimientos por parte de éste—, el grueso de los políticos no vascos y no nacionalistas periféricos, se echan encima para ver si pueden reventarlo...

Esta nación, España, pasan los siglos y apenas cambia en materias graves. Y una de ellas es ésta del concepto de "unidad". Mucho avance material, aunque mal repartido y en lo accesorio, pero por uno u otro motivo —y aunque las razones verdaderas de esta resistencia a modificar el sentido del concepto “unidad” están siempre en lo económico y no en el sentimiento de territorialidad—, en materia de libertades institucionales la clase política de este país sigue esclava de la obsesión por concentrar el máximo poder en unas pocas manos. No nos despegamos del pensamiento franquista y del de los Reyes Católicos de "Una, grande y libre" —la gran mentira— ni aunque el ser humano haya tocado con la mano los planetas....

Si verdaderamente quieren estos muchachos que nos la creamos, deben saber que esta democracia se merece mucho más de lo que le dan PP y PSOE; dos partidos que tienen en común la característica (típica del "sistema" en su conjunto) de menospreciar a las minorías... a no ser que sean esa clase de minorías en las que reina la "moral de los intereses", como la llamaba Chateaubriand.

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