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La recepción al canallismo

(2192)

NO HAY REMEDIO...
En lugar de echarle a patadas o aprovechar la visita para sentarle en el banquillo en otro proceso de Nüremberg y arrojarle luego a los infiernos, le han recibido con toda la fanfarria reservada a los dioses...



Ya sé que me váis a decir que esa es la Europa a la que habéis dicho NO; que estaba muy claro el contubernio entre esta Europa y el criminal. Pero yo nunca he creido que hubiese Estado o gobierno alguno, al menos occidental, capaces de enfrentarse cara a cara al dios Marte, ni antes, ni durante, ni después. Estuviese en el gobierno quien estuviese, los países europeos y en general los países del mundo no iban a comportarse de otro modo. Además, en Europa no hay Castros, ni Lulas ni Chavez... Desde el comienzo de la infamia universal, hemos ido teniendo referencia puntual desde los círculos periodísticos. Qué decían periodistas que parecían equilibrados; qué respondían medios que parecían serios; qué hacían, qué preparaban, etc. era todo un síntoma de lo que iba a seguir sucediendo paso a paso. Luego, el refrendo de esos 54,8 millones de votantes han consumado el nefando crimen. Pero de ese crimen no culpemos sólo a los autores materiales que sestean por el despacho oval. De ese crimen ha sido cómplice indecente la humanidad entera... Y cuando hablamos de humanidad no podemos pensar sino en la bien pertrechada y alimentada; ésa que cuando debió decir NO, calló: Europa.

Sin embargo, no. La respuesta innoble de Europa a la visita de este canalla no hay, a mi juicio, que anotarla en el debe de una determinada concepción política. Hay que adscribirla a la Política con mayúsculas y a la abyección a la que está cosida la condición humana y sobre todo la condición social. Hay que cargarla a la cobardía, a la hipocresía, a la bajeza, a la perversión... y a toda clase de repulsivos rasgos que distinguen al que ya está acomodado, consolidado, en el poder. Hay, siempre fue así, una moral de los esclavos —nosotros— que nos hace sufrir, que no nos deja dormir, que nos consume. Y hay otra moral de los señores —políticos y similares— que les permite divertirse con el sufrimiento ajeno, con la atrocidad, con la carencia de las mayorías y con el escrúpulo de los esclavos. No hay nada qué hacer. Sólo algunos héroes en la cuerda floja: Castro, Chávez, Lula... se atreven a llamar a las cosas y a los canallas por su nombre. Sólo ellos intentan peligrosamente mantener su dignidad y la de su pueblo, y además con altísimo riesgo personal. Pero son fogonazos, destellos que a algunos pueden consolarnos momentáneamente y recordarnos que no todo es podredumbre en esta vil sociedad humana. Pero ello no no nos hace olvidar que Occidente no es un sol a cuyo alrededor gravita equilibradamente una pléyade de países. Occidente es una cloaca, un sumidero en el que terminará desaguando el planeta entero... Pero aun así Europa, cualquier Europa, vieja y sufrida, tendrá mucho menos que ver con ello que el imperio del pistolerismo y de los pistoleros, del canallismo y de los canallas que se pasean por el mundo como si fueran dioses sagrados del Olimpo cuando son auténticos réprobos, chulos, proxenetas y matones salidos del Averno o del Aqueronte.

Ahora, estemos seguros de una cosa. Y es que la revolución mundial no la vamos a hacer a través del descaro de IU, ni de la valentía verbal de los partidos nacionalistas españoles. Y mucho menos por medio de Internet. Para hacer la revolución es preciso un ingrediente que este mundo ya no posee: el heroísmo. Porque en Occidente el heroísmo ya sólo es un concepto anacrónico, casi grotesco e incluso un sarcasmo. Así es que, ¿de qué estamos hablando? Europa, ésta, cualquiera, ha vitoreado a un canalla, desalmado pero armado hasta los dientes, y le seguirá vitoreando hasta que le suceda otro canalla de la misma especie, al que volverá a vitorear. Así somos todos. Así es el mundo desde que existe. Así es la especie humana. Aunque todos los bien nacidos, y yo el primero, seguiremos ladrando inútilmente y maldiciendo aunque sólo sea para desahogarnos...

Insertado por: Jaime Richart (24/02/2005)
Fuente/Autor: -Jaime Richart
 

          


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