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Mathausen

(2352)

UNA EFEMÉRIDE EXTRAÑA
-Está bien. Es plausible que no se olvide el horror nazi 60 años después, y que en Mauthausen se den cita todos los que no están dispuestos a olvidar lo que sucedió...

Pero no sé por qué me da la impresión de que hoy día en que nada se libra de extrujamiento y de rentabilidad, tampoco se ha querido desaprovechar esta efeméride tan metida en el túnel del tiempo. Y es que hay mucho interés por parte de algunos en hacer méritos frente al imperio. Como dice Elías Canetti, “el máximo deseo del débil es hacer un regalo al fuerte”. Porque si la memoria histórica, que es la genética, sirve perfectamente para no olvidar atrocidades cometidas ayer, por lo que venimos viendo desde hace cuatro años a esta parte no sirve para evitar que el mundo pretendidamente civilizado las siga cometiendo. Así es que ¿por qué ahora este recuerdo? ¿no será para que olvidemos la crudeza de las actuales? Esas cometidas por ejércitos y SS bien cercanos escudados en justificaciones democráticas de las que, por cierto, también disponía el Hitler elegido por aclamación en Weimar...

¿A qué vienen ahora estos macabros mementos? Me resisto a creer que sea porque las atrocidades actuales no son tales pues las sufren "otros" que no son "humanos" por ser de otra cultura, y porque se les inflige con otro instrumental, métodos y pretextos ajustados a los tiempos que vivimos. Pero me temo que sea esto precisamente lo que les permite hacerse entre todos un guiño para tenerlas como inexistentes. Pues tampoco eso es nuevo. Entonces, en Mauthausen, los judíos y afines no eran propiamente humanos para aquellas bestias, como para la bestia kukluxcanesca no lo son los negros. Ahora, tampoco los iraquíes que no bajan la cerviz ante las cínicas bestias republicanas anglosajonas son humanos, sino marcianos de videojuegos o talibanes merecedores de execración y de tortura...

Lo digo, porque la atrocidad no es mensurable: o existe o no existe. No hay términos medios. La pasión y crucifixión, el empalamiento y las mil maneras de tortura son todo una misma cosa: barbarie, salvajismo, capacidad infinita del ser humano para destripar a sus congéneres por el motivo que sea o sin motivo; conducta que no tiene parangón en ninguno otro caso del reino animal.

Y las atrocidades y aberraciones de Mauthausen ya pasaron. Como pasó, por ejemplo, el festival del pueblo ante el espectáculo de los condenados arrastrados por caballos por las calles de Londres hasta que las entrañas les salieran de su sitio y se produjera su descuartizamiento (algo que sucedió hasta casi entrado el siglo XIX). Pero claro, así, echando la vista atrás, palidecen las monstruosidades en las Abu Graihb y en los Guantánamo cuando tampoco son esos dos centros infernales los “únicos” en materia de torturas, de vejaciones y de matanzas. Pues ¿qué hace, si no, la soldadesca yanqui con mujeres y niños en esas razzias de limpieza y represalia en las casas en las que entra un día sí y otro también?

Bien. No olvidemos Mauthausen; tampoco lo que hicieron los invasores en la península ibérica; ni los Gulag; tampoco lo que hicieron los japoneses con los chinos en las dos guerras mundiales; ni por supuesto las de los mismos bárbaros de Brooklyn en Vietnam hace 30 años, ni el genocidio de los invasores hispánicos y sajones a partir del siglo XV en las Américas...

Pero está muy claro: los políticos lo llevan en los genes. Está claro que algunos bien ilustres prefieren sobrecogerse por lo que pasó hace un siglo, en lugar de ver lo que hacen sus amiguetes bajo el paraguas de la libertad y apartarse de tan malas compañías... Si no fuese así, antes de ir a Mauthausen por lo que sucedió allí hace 60 años, ya se hubieran convocado concentraciones frente al Pentágono y la Casa Blanca por tanta monstruosidad cometida por los huéspedes del uno y la otra a lo largo de estos últimos 35 años.

Seamos serios. Por las barbaridades cometidas por una nación en el siglo XXI y mientras las sigue cometiendo con el consentimiento de las demas naciones, no puede haber conmemoración sobre el cese de atrocidades pretéritas sobre la que no se proyecte esa nación y la sombra de las que comete...

Insertado por: Jaime Richart (08/05/2005)
Fuente/Autor: Jaime Richart
 

          


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Comentarios

Buenas Jaime, estoy de acuerdo con lo que escribes en el artículo en cuanto a que los gobiernos sacan o no en los medios de comunicación noticias para tener nuestra atención distraída ante las barbaridades que en ese mismo momento están cometiendo, que no sirve casi de nada pretender mantener viva la memoria histórica porque se continúan repitiendo las mismas atrocidades sólo que en otro tiempo y con otra justificación, como la necesidad de salvaguardar la democracia o la libertad, también se me revuelven las tripas al ver como Bush (uno de tantos)condena el genocidio nazi cuando él es quien ordena las matanzas del presente... pero no puedo estar más en desacuerdo con el sentido genérico del escrito. Tengo 27 años, soy española y me duele Mathausen. Me duelen todos y cada uno de los españoles que estuvieron allí, pero no sólo porque fueran españoles, que también, si no porque era gente convencida de lo que hoy no nos creemos nadie, la consecución de la libertad, la igualdad, los derechos...tenía que ser real para todos los pueblos del mundo. Venían de luchar en la Guerra Civil Española, habían intentado mantener viva la idea libertad en su país pero no lo consiguieron y aún estando rotos, siendo apátridas y dejando atrás un país podrido de muertos, se llevaron el internacionalismo allá donde fueron y después de sufrir el maltrato en los campos de concentración de Francia, en cuanto apareció el nuevo agresor, volvieron a la lucha, con/por gente que no conocían para que se hiciera real el futuro digno y digno futuro. Y en esa nueva lucha volvieron a encontrarse lo mismo, injusticia, dolor y muerte. Tengo entendido que muertos españoles en Mathausen fueron 12000. Superviventes no sé cuántos y es a ese número indeterminado de personas convencidas, valientes, a quiénes tengo la necesidad de darles las gracias y por qué no de rendirles homenaje. Lo que ellos hicieron puede que a efectos prácticos y a día de hoy se piense que no sirvió para mucho pero que se tenga en cuenta que la generosidad que demostraron es incomparable con nada (con los brigadistas internacionales sí)y siempre será una lección para todo aquel que tenga un mínimo de sensibilidad y de cordura. No pueden ser unos olvidados sin más. Espero que puedan morirse sintiendo cómo el país del que partieron (generación tras generación)es bien nacido y les agradece el esfuerzo, la esperanza, la pasión, la piel, las lágrimas, el convencimimento y algunas de las cosas buenas que aún nos quedan. Gracias a todos ellos y gracias a ti por acordarte.
Nombre: Noelia  (13/07/2005) E-mail: xanabuho@auna.com
 

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