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Unión Europea: El por qué de una rectificación

(2365)

COMO COLABORADOR ASIDUO DE IBERICA2000 QUE SOY, OS DEBO UNA EXPLICACIÓN, Y COMO OS DEBO UNA EXPLICACIÓN, OS LA VOY A PAGAR.
--Como se puede comprender yo, aunque al final de una larga y hasta crispada polémica con la mayoría de los internautas rectifiqué mi conclusión sobre este asunto,

creo que nadie dudará que no había estado tanto tiempo acariciando la idea de una Europa unida como para que los datos que por aquellos días publicaba Vidal Beneyto, que fue lo que me hizo titubear y rectificar —es decir, un solo artículo periodístico, un dato entre miles o millones— fuese capaz de turbar mi sueño. No estoy reconociendo una impostura. Hablo de que, sobre el papel (pues en la práctica fui consecuente con mi idea primigenia y hondamente meditada), me "arrepiento de haberme arrepentido". Pero todo fue, y sigue siendo, sincero. Y es sincero porque juro ante el altar de un Dios en el que no creo, que no conozco, y persigo intelectualmente a todo aquel que incurra en ella, la doblez... Me explicaré:

Aquel artículo mío de 22 de enero pasado,"De como he salido de una pesadilla política", tuvo dos propósitos. Uno franco: drenar una consternación ante una para mí novedad en relación al proyecto europeo en sí, que era la información de Vidal Beneyto sobre las soterradas intenciones de la Gran Bretaña en su unión a la idea, cumpliendo una función de Caballo de Troya y la misión de embajadora más o menos subrepticia del imperio. Pero el otro era testimonial. Mejor dicho, diplomático. Diplomático ante tanta contumacia, tal empecinamiento por parte de la mayoría que propugnaba con vehemencia y sin el menor asomo de dudas en estas y otras muchas páginas, foros y ámbitos ideológicos el NO.
Así pues, lo que en este segundo sentido deseé fue poner, una vez más, en evidencia, erga omnes (frente a todos) que nadie tiene el monopolio de la verdad, y menos en política... al menos entre quienes somos indubitadamente de izquierdas; que no hay verdades como puños como punto de partida, que en esta materia todo es relativo, que todo debate, salvo aquél que disculpa, apoya o legitima la violencia física pero también la moral (pues la violencia moral percute la física), debe permitir distintas graduaciones; debe, intelectiva y dialécticamente, flexibilizarse aunque luego la firmeza personal decida. Pero que hay que escuchar al “otro” cuando no tengamos motivos para pensar que esté diciendo disparates... El "sí pero...", el "estoy de acuerdo pero..." es estilo que nuestros adversarios ideológicos, en el fondo nuestros enemigos, no conocen ni por el forro. Ahí tenemos bien cerca a los que viven adosados —dicen— a convicciones, sea en política o en religión. Convicciones, dogmas, que traicionan y prostituyen constantemente; que las llaman convicciones pero son martillos pilones que descargan al menor descuido sobre la conciencia, la voluntad y la inteligencia de los demás, pero que para nada les sirve, salvo como palanca para adueñarse del poder real, político o reli­gioso...

Mi artículo postrero y la rectificación de intenciones que en él se contenía tuvieron, pues, ese doble propósito. Pero al final, como se puede comprender en esta misma línea desprovista de toda manipulación y de todo comercio político, de toda demagogia (la demagogia sólo existe cuando se halaga a la masa para hacerla objeto de dominio y obtener de ese dominio alguna ventaja ideológica, política o material; salvo en este caso, no hay demagogia) voté SI. Si los que me felicitaron por corregirme entonces —algunos efusivamente- y los que se sintieron decepcionados por corregirme también, lo comprenden ahora, me bastaría para redimirme públicamente.

Después de tanto tiempo, de tantos años —y tengo ya la tira—ardiendo en deseos de vivir en una Europa Unida, no iba a tirar por la borda mi larga meditación convertida por eso mismo en sueño. Un inconveniente o un dato de últimísima hora que incluso yo habría de haber previsto, no era fundamento bastante para, en un pis pas, aceptar que mi sueño habría devenido en pesadilla.

¿Es o no es razonable? Ser razonables, procurar serlo, transmitir la voluntad de serlo es para muchos mucho más importante que tener razón. Sobre todo para quienes no tratamos de pasar por más inteligentes que los demás, sino que utilizamos nuestra inteligencia para localizar a quienes son más inteligentes o lúcidos que nosotros.

En cualquier caso debe en este asunto influir más de lo que se supone la edad. Porque ahora me entero de que Toni Negri, con sus 71 años a cuestas, razona perfectamente su SÍ a la UE en el sentido de considerarlo, como ahora abusivamente se dice, lo políticamente correcto y en la misma o parecida dirección que yo mantuve y desarrollé a lo largo de unas semanas en estos foros. Inserto el link sobre la entrevista reciente a tan prestigioso pensador italiano de izquierdas.

http://acp.sindominio.net/article.pl?sid=05/05/19/1110232&mode=thread



Insertado por: Jaime Richart (20/05/2005)
Fuente/Autor: -Jaime Richart
 

          


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