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Contra el "progreso"

(2567)

SE ENTIENDE EL ANÁRQUICO
Para los que nuestra religión y un dios están sólo en el palpitar de la Naturaleza, las demostraciones de su fuerza desatada, como ciclones, huracanes, inundaciones, volcanes en erupción, rayos y truenos les reconcilian con ella.

Pero también nos recuerdan cómo es la Naturaleza la que termina poniendo al ser humano y sobre todo a las sociedades insolentes en el sitio que les corresponde a pesar de que éstas, necias, siguen empeñadas en creer que la tienen dominada.

Lo malo es que ese recuerdo suele ser casi siempre a costa de las porciones humanas más débiles de las sociedades más "avanzadas", que se hacen aún en más débiles cercadas por tanta y tan desafiante opulencia. A pesar de todo, todo cuanto sucede hoy día nos evoca también que está tomando poco a poco cuerpo la metáfora bíblica del otro Dios y del Lucifer que quiso ser como Dios y por eso fue arrojado por éste a los infiernos... El humano de la sociedad galáctica es el Lucifer ya muy cerca del precipicio...

Sea como fuere y aunque parece que debiera ser todo lo contrario, la vulnerabilidad de las sociedades ante la Naturaleza es tanto mayor cuanto más lejos han llegado en su evolución teconológica. Por el contrario, las sociedades austeras y que no sólo respetan el hábitat y no lo violentan sino que lo miman, como la cubana o la costarricense, están mucho mejor preparadas para hacer frente a fenómenos extraordinariamente feroces como los huracanes que azotan la zona estos últimos meses. Pero sobre el tapete de la aventura humana una sociedad, como la norteamericana, en la que la terrible desigualdad entre buena parte de ella y el resto se hace tan patente en situaciones límite como las que vive, se hace aún más insufrible e indeseable como modelo universal de convivencia. Y el hecho de que las clases populares sean las víctimas principales de las catástrofes naturales, debiera hacer reflexionar sobre la idoneidad o eficacia de un "sistema" pensado para sostenerse principalmente sobre el sacrificio de aquéllas. Ponerse ya en pie de guerra sería "lo natural". No existe la esclavitud institucional en el siglo XXI, pero el sometimiento y la esclavitud virtual de las clases populares en aquella sociedad descoyuntada son un hecho cuya constatación sólo depende de la mayor o menor tolerancia de cada cual al sacrificio y de la sensibilidad también de cada cual para percibirlo así.

Hoy día, unas cuantas bagatelas al alcance de cualquiera son espejuelo y vacuna para olvidar que somos esclavos de los "señores" eternos. Con un juguete móvil entre las manos y embobados cada hora libre ante una pantalla, el ciudadano medio, aun aherrojado, sometido, soporta su triste destino de ser anulado sin rechistar. Así es cómo el Poder neutraliza barricadas y adormece el sentido de la dignidad personal en todas partes...

Y así es cómo mientras la sociedad norteamericana se gasta lo inimaginable en aventuras espaciales que no aportan a la raza humana nada digno como valor universal (a no ser el redescubrimiento de que cuanto más cree saber, más ignorancia se procura), abre de par en par agujeros negros de abuso y de desigualdad en su propia sede, aparte de llevar destrucción y muerte a otros pueblos para provecho de unas cuantas minorías ladronas y criminales.

Pero estas circunstancias debieran servir de alerta: la sociedad y el ser humano que en su debilidad trata de protegerse demasiado en ella, son más frágiles y vulnerables frente a las fuerzas de la Naturaleza que los que desconfían en el amparo instituído. Téngase en cuenta: todo se sustenta sobre dos elementos básicos, agua potable y energía. Y puesto que ambas se están agotando, lo mejor que puede hacer el individuo es prepararse para una aventura existencial por separado...

La conclusión, quiero decir, la moraleja, sería: ¿de qué sirve ese progreso que tanto necio ama tanto, a etnias marginadas dentro de America, perseguidas y abandonadas en los tiempos críticos, si a ellas no les alcanza? ¿de qué sirve a millones y millones de seres humanos que viven en el umbral de la pobreza absoluta de los que centenares de miles si no millones son muertos y robados en nombre del "progreso" maldito?

Una última reflexión: ¿Cómo es que puede ahora prevenirse con tanto despliegue de avisos el huracán Rita, y en cambio el Katrina se les vino encima de la noche a la mañana sobre zonas con diques que exigían alerta máxima sin que nadie hasta el momento en que se vio lo que ocurría hiciese mención del riesgo ni se aprestasen a dispensar socorro?

No acaba uno nunca de salir del pasmo. Y es porque vivimos en sociedades que no hacen lo que debieran: examinar sus avatares, empezando por la política, con un telescopio, y con una lupa los de la Naturaleza.

NOTA.- Las 356 personas más ricas del mundo disfrutan de una riqueza colectiva que excede a la renta anual del 40% de la humanidad. Mientras hablamos con entusiasmo de la globalización, del comercio electrónico y de la revolución de las telecomunicaciones, el 60% de las personas del mundo no ha hecho nunca una sola llamada telefónica y una tercera parte de la humanidad no tiene electricidad. En esta nueva era, en la que hay más y más conexiones económicas globales, cerca de 1.000 millones de personas permanecen sin empleo o subempleadas, 850 millones de personas están desnutridas y cientos de millones de personas carecen de agua potable adecuada, o de combustible suficiente para calentar sus hogares. La mitad de la población del mundo está completamente excluida de la economía formal, obligada a trabajar en la economía extraoficial del trueque y la subsistencia. Otros consiguen llegar a fin de mes en el mercado negro o con el crimen organizado.
(Jeremy Rifkin, 22 setiembre 2001)

Insertado por: Jaime Richart (24/09/2005)
Fuente/Autor: -Jaime Richart
 

          


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