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La persecución de la duda

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QUE LOS POLÍTICOS SEAN INCAPACES DE PENSAR MÁS ALLÁ DE LA DIALÉCTICA...
Pese a que me conozco el percal aunque sólo sea por mi edad, las reacciones de algunos políticos en relación a la negación del Holocausto judío profesada principalmente por el gobierno iraní -el enemigo de reemplazo a batir por el Occidente neoliberal- (que a su vez inducen las habidas en Internet), me han dejado estupefacto.

No tanto por el estilo, más o menos decoroso según qué casos, sino porque proceden precisamente de "antifascistas" y "marxistas"; de la izquierda pura, vamos. La derecha en cambio calla. No se sabe si es porque comparte las dudas o porque no las tiene. Pero el caso es que el rasgado de vestiduras viene de la otra parte, de la que se supone civilizada y razonable...

Que los políticos lo politicen todo y sean incapaces de pensar más allá de la dialéctica empapada de las claves de su oficio, no puede extrañar. No pueden ver más allá de sus narices. Por algo Epicuro recomendaba a sus discípulos huir de la política en sus prédicas sobre la felicidad...

Los mejores abogados son los que ven en cada individuo al "homo juridicus", al que como tal tenía al galaico el Padre Feijóo. Los mejores clérigos son los que santifican o lo condenan todo. Lo mismo que los jueces "indagan" instintivamente la licitud o ilicitud de cada conducta mientras charlan con un amigo. El médico ve conato de enfermedad en cualquier disfunción por pasajera que sea y recomienda una exploración. El economista y el sociólogo, en cuyas manos virtuales está la política, todo lo reducen a planimetría, a números, a estadísticas. Recuerdo una película de Berlanga en la que José Luis López Vázquez era sastre y en un momento dado que su sobrino se presenta en la sastrería, se quita la cinta métrica del cuello y se la pasa por la cabeza como si le midiera la cintura. No hay, para mí, nada más elocuente que tal escena a este respecto...

Lo demás, lo que pertenece a su área de intelección, para los supersabios en su especialidad no cuenta. Tienen el cerebro deformado, y esa deformación del intelecto les podrá hacer hábiles y prestigiosos en su profesión, pero son “impotentes” para otras cosas; e imposibles unas veces y detestables otras, para mantener una conversación distendida con ellos en lo que no sea materia de su competencia. Lo mismo le ocurre con el desarrollo de ciertas capacidades al genio. La diferencia está en que el genio produce no ingenio, sino genialidad. De aquí viene el corporativismo y lo infrecuente de que las personas de distintas profesiones de tradición y de postín, no puedan tratarse entre sí sin recelos fuera de la relación profesional concreta.

Sigo sin salir de mi asombro, pues he echado un vistazo a las opiniones de gentes "oficialmente" lúcidas sobre este mismo asunto de holocausto sí holocausto no, y no veo que se haya avanzado mucho en tolerancia y en autocrítica. No podía haber elegido mejor el Vaticano como sede de la Inquisición que a este país. Está hecho para ella...

Que negar lo que para otro sea una evidencia sea causa de escarnio, y que dudar equivalga a negar o a afirmar, ¡en el siglo XXI! me parece una aberración que proviene de esa atadura a la que me refiero, al maniqueísmo irredento, y también a una inveterada propensión a horrorizarnos del "vacío" y de la duda. Todo es o apodíctico (necesariamente verdadero) o falso. No se conoce el claroscuro, ni interesa. Sigue aterrando en el fondo el vacío tras la muerte, y lo que en Historia suscite dudas, que es casi todo. Ello pese a que, salvo el hecho desnudo y escueto histórico en sí, los pormenores, por monstruosos que hayan podido ser, devienen de referencias, de documentos y de testimonios: todo susceptible de manipulación.

Es duro dudar -lo sé- cuando no hay ejercicio genético de la duda. Pero algunos basamos nuestra miserable existencia en el dudar con entusiasmo, desde que comenzó nuestro despertar intelectual frisando la treintena. Para la inmensa mayoría de los que no son hijos intelectuales de Spinoza, todo ha de cuadrar... Yo soy el primero que ha arremetido contra Pinochet.

Pero como autor material del asesinato de Allende, como responsable político inequívoco durante un cuarto de siglo y como consentidor. Pero de ahí a estar seguro de que “ordenase” caravanas de la muerte y razzias por el estilo, que es lo que los fascistas están deseando hacer en la ocasión propicia que les brinda el dictador impelidos por su pulsión criminal, hay un trecho. Se dice que Franco mandó matar a un soldado en Africa porque no quiso comer un plato de lentejas.

Pero lo pongo en duda... si me lo permiten mis camaradas tan rojos como yo. Se abatieron las Torres Gemelas, lo vi. Pero de eso a creer que los autores intelectuales, impecables en la ejecución, fueran desarrapados islamistas radicales y no “quizá” desgraciados dirigidos a distancia para justificar la Historia posterior que ha llegado hasta donde estamos...

Lo sé: lo políticamente correcto es alinearse en una dirección determinada aunque sea con sangre, y lo incorrecto es pensar por libre. No hay espacio para nada que no sea el “o estás conmigo o estás contra mí”. Bush y sus think tanks sabían lo que hacían cuando basaron sus atrocidades, además de ese millón de mentiras, en esa bíblica o evangélica arenga.

Mi pregunta para el presente histórico es: tras una guerra civil en España perdida sin remisión y una vez desaparecido el dictador, ¿hemos combatido psicológica, espiritual, animosa e intelectualmente el dogma nacionalcatolicista; hemos apagado los rescoldos del fascismo aunque se aparece renaciente, los del nazismo incipiente y los de la dictaduras pasadas y de las que potencialmente pudieran sobrevenir al mundo... para esto? ¿para perseguir, escarnecer, encarcelar y condenar a los que dudan? ¿No se estarán, como el que no quiere la cosa, sustituyendo los dogmas religiosos por los dogmas civiles? Las reacciones intemperantes, por el momento, ¿no obligarán a muchos a callar sus sinceras dudas para no llegar a las manos?

Pero no todo ha de pasar por el cedazo del enfoque político, a menos que estemos entre políticos y politólogos o queramos imitarles. Y menos la Historia. El lema de uno de mis libros reproduce un pensamiento de Voltaire: "Dejemos al individuo la libertad y el consuelo de perderse en el laberinto de sus ideas". Antes que la lucha intelectual contra el capitalismo ¿no será más higiénico el ejercicio continuado y sistémico de la duda?. Se puede luchar contra lo que sea y contra quien sea acompañados de la duda “razonable” que engrandece.

Pues llegado el momento de actuar, no es de recibo confundir “la duda” intelectiva con la vacilación o el titubeo en el obrar. Grábense a fuego los dogmáticos está ley tan evidente -como tienen ellos a sus creencias de carbonero-, y racional: dudar no es afirmar ni negar, sino justamente lo contrario. También lo dice Voltaire: “La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda”

En fin, que la idiotez y el dogmatismo son dos enfermedades extraordinarias, pues no es el enfermo el que sufre por ellas, sino todos los demás.

Insertado por: Jaime Richart (23/12/2006)
Fuente/Autor: Jaime Richart
 

          


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