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De Estanés por el Valle de los Sarrios, camino de Bisaurín.

(3653)

DESCUBRIENDO EL PIRINEO ARAGONÉS. ESPAÑA.
Internarse en solitario en esta ruta dificultosa es peligroso, ya que no está muy frecuentada a partir del valle de Los Sarrios. Así y todo entre semana, en el mes de agosto, aparece algún excursionista, pero a la puesta de sol muy poca es la gente que se aventura a pernoctar en las cumbres y en solitario, apartado de los cómodos refugios transitados.








En caso de fuerte tormenta, esta caseta, guarda un inesperado refugio sin cerradura, donde poder pasar la noche. No existe ningún peligro, pero déjalo limpio, como lo encontrastes al llegar.
Imágenes de Ibérica 2000.

* Por Estanés a Aguas Tuertas. Desde Candanchú. (Enlace...)









(Leotopodium alpinum) Edelweiss.
( Es "La flor de nieve" que florece durante el verano. Aparece en los peñascos y en los declives pedregosos calcáreos pirenaicos. Es bastante fácil de encontrar, por lo que es muy sensible de agresión debido al coleccionismo de curiosos.
¡Hay que mirarla, fotografiarla, y no tocarla!









La subida al valle de Los Sarrios después de haber dormido en el Ibón de Estanés, es una experiencia refrescante a mediados de mes cuando vienes puesto del agobiante hormigón del mediterráneo. La niebla entra y sale de la ladera francesa deslizándose por el paso de Espélunguere a Somport, y junto con los primeros rayos de Sol los colores del paisaje cambian a cada instante sobre el pico d’Acué.


Entrada al Valle de los Sarrios.

La pradera del valle de D’os Sarrios deja paso después de un paréntesis fotográfico en el diminuto Ibón Biello, para entrar en un tramo del GR-11 o Senda Pirenaica que va de mar a mar por el Pirineo, solo señalizado aquí en pintura roja y blanca para no encontrar más notas, perdiéndose en angostos pasos que descienden y descienden donde la vista se nubla entre grandes bloques.


Los pliegues presionados por las placas Continental y Pirenaica aquí se pueden observar elevarse y tocar el cielo en el Circo d’Olibón, entre un caos ordenadamente desordenado de numerosos desprendimientos.

Desde el Ibón Viello podemos tomar el sendero que desciende al refugio de Lizara, atravesando el Puerto de Bernera, rodeando el macizo, pasando por la Choza de Carabineros hasta el llano de Lizara. Quebrantahuesos y buitres leonados sobrevuelan en las laderas de As Fetas sobre el mismo refugio.

El refugio de Lizará está gestionado por la Federación Aragonesa de Montaña, y ofrece un completo y acogedor servicio.
Telf. 974 34 84 33.


La ruta en esta ocasión la continuamos desde Ibón Viello en descenso por el GR-11 hacia la pradera de Secús (que se divisa en la imagen al fondo, inundable en ciertas épocas de lluvias) y sigue ascendiendo por el empinado e inacabable Collado de Secús, camino de Bisaurín.

Estos humedales de Plana Mistresa a 1.980 m, fueron lagos glaciares, y hoy son terrenos encharcados convertidos en turberas, unos ecosistemas con fauna y flora muy concreta. Muchas de estas especies están catalogadas como raras y se encuentran en serio peligro de desaparecer, sobre todo por la contaminación. Como el sapo partero, el sapo común, la rana bermeja y la rana colorada. El lagarto verde y la salamandra comparten estos espacios con el lución.

No aparecen marcajes de pintura por esta zona, y solo podremos guiarnos levemente hasta cierta altitud, de los montoncillos de piedras que los excursionistas concienciados van dejando por el mejor paso encontrado. La subida es dura y se convierte en interminable cuando caminamos con peso para 10 días.


En dicho ascenso en pleno verano, nos cruzaremos con un tapón de duro hielo acumulado en el interior del abrupto barranco que veíamos desde la salida del Valle de los Sarrios, por el que pasaremos con mucha precaución, entre riachuelos que manan por todas partes.


La llegada a lo alto del Collado a 2.300 m. tocando las faldas del Bisaurín, es muy gratificante y espectacular. La colosalidad de las moles rocosas se hace muy patente al volver la vista al camino recorrido.

De vez en cuando se oye el eco de alguna roca al desprenderse. Hay que realizar el descenso con mucha atención en este punto tan encajonado, buscando el mejor paso entre el monumental laberinto de derrubios.

3 horas y media de ascenso por este collado e igual tiempo para llegar al Achar de Secús. Otra pradera, en el que las vacas pastan sin apenas alterarse por nuestra presencia.

El refugio que me marca en el mapa aquí, no aparece. No está visible o no existe. Pero voy tranquilo, ya que viajo provisto de cobijo en la mochila.

La tarde ya está oscureciendo a las 20´00 horas con una niebla que resbala por las laderas del Bisaurín, y me apresuro a buscar un lugar resguardado del viento para instalar la sencilla y ligera tienda. Junto a uno de los manantiales que emanan en la pradera y detrás de un roquedo, decido cobijarme e instalarme.

Tenso bien los vientos de la campaña, y aseguro las piquetas entre el mantón de hierba repelada por el ganado, ya que mi reloj me aconseja que baja la presión atmosférica y se avecina posible tormenta. Enciendo el hornillo, y cierro la tienda tras haber saboreado una tonificante sopa bien caliente, mientras se me oscurece la imagen del paisaje.

Una noche movida y a la espera…
Una oscuridad tranquila, donde solo se oían a lo lejos los campaneos del ganado.
(Es importante asegurarse de que los animales que pastan, se mantienen alejados de nuestro lugar de acampada antes de meternos en el saco, ya que los cencerros se pueden convertir en un tormento si se acercan demasiado a curiosear. Es muy engorroso levantarse a media noche para vocear y espantar al ganado, que no nos deja pegar ojo.)

A las 2´00 h. de la madrugada el fuerte viento zarandea la tienda fuertemente y la intensa lluvia me despierta. Miro el reloj, ojeo el barómetro que baja en picado y sigo cobijado en el plumífero.

A las 3 y media vuelvo a despertar por las rachas del vendaval. Tengo que sentarme y sujetar por momentos las paredes de esta sencilla tienda de campaña. Todo está oscuro pero se ilumina el exterior. Después se escucha el estruendo.
(Los móviles hay que apagarlos durante las tormentas, ya que en alguna ocasión han sido la causa del alcance sobre algún desgraciado).

Los torrentes de las laderas empiezan a oírse por todas partes y el suelo de la tienda empieza a parecerse a una cama de agua. Lo toco de vez en cuando por debajo de mi esterilla hinchable que me da la noche porque pierde aire, y ahí fuera está todo encharcado.
El viento no deja de aporrear la fina tela de la Vaude, pero resisten las varillas y las paredes que aguanto insistentemente ya con mis manos. Ya no puedo dormir.

Por seguridad recojo la ropa y los utensilios para organizarlos en el interior de la mochila. Si la tienda se rajase, no quiero pensar el caos que me provocará por el viento y el agua en medio de ninguna parte. Me visto y me preparo para lo peor. Recojo el saco entre mis piernas para no perder calor y sigo sentado sobre mi esterilla, que me aísla de la fría agua que corre por debajo del suelo impermeable.

Mientras, en mi cabeza reconstruyo el mapa que he revisado decenas de veces para buscar una salida alternativa en caso de empeorar la situación. Nunca se sabe cuanto pueden durar estas tormentas. Voy provisto de comida vegetariana suficiente para varios días, en eso no hay problema, pero con la humedad el cuerpo pierde calor si este clima persiste. La salida más rápida sería descender por el Puerto de Taxeras y por el barranco de Foratón, para acercarme en hora y media al refugio de Lizara. No hay mayor problema…

Las 4 y media. Y la tormenta no mengua. Me mantengo despierto bien abrigado, sosteniendo las dichosas varillas. Con los fogonazos no logro observar al exterior asomando mi cabeza por la portezuela, pero si puedo identificar que las aguas de las torrenteras aumentan por momentos por todas partes, al escuchar la vivacidad de los caudales.

Las vacas se oyen a lo lejos. Siguen pastando con toda normalidad pese a la espectacular tormenta, según puedo adivinar por el tranquilo ritmo de sus cencerros.

Las 6 de la mañana, parece que la lluvia ya no es tan intensa y eso me tranquiliza, pero todo sigue oscuro. Sigo sin lograr ver si existe peligro en la situación. El barómetro sigue indicando bajas presiones. En viento continúa bajando fuertemente de la ladera, y sigo sufriendo cada meneo.
Toco el suelo de la tienda y por fuera está todo encharcado, pero por dentro todo está seco. La lonita de seguridad que se instala bajo el mismo suelo de la tienda da el resultado prometido, conservando la perfecta estanquidad.

Acercándose a las 7’00 h. ya empieza a clarear. Los torrentes amenazantes empiezan a poderse identificar entre las sombras de la niebla y resultan no ser tan agresivos.

El manantial junto al que acampé ha elevado el nivel y ha empapado todo el mantillo circundante. Y las vacas se divisan agrupadas bajo un peñal siguiendo con su pastoreo rutinario.


El amanecer se vislumbra por detrás de Sierra de Bernera, y por momentos la niebla se disipa por la cima del Bisaurín. Clarea y cambia el tiempo al compás de la luz. ¡Sorprendente como puede cambiar el panorama en tan poco tiempo!

Recojo el material y lo acomodo adecuadamente en la mochila, mientras me tomo unos sorbos de agua caliente con cereales triturados para templar el cuerpo después de una noche de incertidumbres como esta.

Emprendo pués la marcha de ascenso buscando el cuello de Taxeras, mientras intento localizar el refugio que anoche no encontre. Pero no aparece…

Consulto varias veces el mapa, orientándolo para evitar equivocaciones al pasar la mirada a la realidad de la montaña. No hay sendas marcadas pero sigo las traducciones que realizo al pie de cada ladera y me acerco al posible paso, en busca de subir, bordeando el Secús.


Estrangulado en su base se abre un pasillo ascendente (cuello de botella) por el que está lleno de derrubios. Inconfundible inicio el ascenso, lento, quitándome ropa por el calor, y haciendo fotografías según voy tomando altura.

Una vez arriba en el paso, las panorámicas sobre el otro valle, el valle de Aguas Tuertas, son sorprendentes con tonos verdes-rojizos, descendiendo por las laderas del Castillo de Acher, la Lañetera de 2.294 m. y Peña Marcatón de 2.220 m. Este es un punto para detener el paso, saborear las cumbres y el camino recorrido llenos de incontables pasos de esfuerzo.

Desde aquí se puede valorar desde otro punto de vista los cortados encadenados de Sierra de Bernera. Al frente el macizo d`Acué desde donde parten las serpenteantes formas del Aragón Subordán.

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Por la derecha una vez arriba de Taxeras, encontramos un sendero que pegado a las monumentales paredes, va entre-buscando un paso difícil para ir descendiendo entre serios cortados que convierten esta situación en dificultosa para el excursionista novel.

Entre canchales y grandes bloques desprendidos descendemos por el Rincón d`a Rueda, hasta la entrada al valle de Aguas Tuertas.

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Apartarse de los senderos marcados para intentar acortar recorrido para aventurarse por puntos y pasos no conocidos, puede llevarnos a sorpresas y a solemnes cabreos. Es muy inteligente informarse de las rutas y pasos en guías, e ir provistos de mapas bien documentados y fiables.

La entrada al valle de Aguas Tuertas a 1.650 m. es bellísima.
El clima puede cambiar, así que tomo medidas para evitar sorpresas durante la noche. Busco un fondo donde acomodar los trastos y montar de nuevo la tienda. Un riachuelo en las cercanías me permite relajarme y lavarme sin jabón. ¡Uyyyy que fría…!

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Donde hubo lagos glaciares, hoy podemos encontrar terrenos encharcados como este: las turberas o tremedales, unos ecosistemas donde se aloja una fauna y flora especializada en vivir en un ambiente singular. Muchas de estas especies son raras y, en muchos casos, totalmente amenazadas por la poca aplicación de la legislación y el escaso control.

Aquí, en el nacimiento del río Aragón Subordán, por encima de la Selva de Oza y Guarrinza. 1.610 m. Plantas como el equiseto palustre, el Carex rostrata, la parnasia, la Verónica beccabunga, la hierba centella y la violeta de zonas húmedas son un tesoro vegetal. La lagartija vivípara es aquí muy abundante y fácil de encontrar. También hay buenos esfangales, donde se citan musgos de gran interés.

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Para realizar travesías incluso en verano, debemos avituallarnos del material preciso, y justo por el peso. Un equipo excesivo puede convertir una buena excursión, en una absurda condena. Una tienda ligera, y resistente, nos puede sacar de muchos apuros inesperados.

2 kilómetros y medio de recorrido por el interior de este antiguo lago acolmatado de sedimentos, nos llevarán hasta el refugio sin guarda, ya sobre el valle que desciende a la Selva de Oza (Hecho). El sendero nos guiará pegados a la ladera izquierda, para sortear los numerosos meandros.
* Desde el embalse de Yesa, al Valle de Hecho... (Enlace...)
* A todo un reportaje fotográfico en la Selva de Oza, en otoño... (No te lo pierdas...)

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Subida desde Aguas Tuertas, al refugio d´Arlet en Francia.
(Hay que orientarse minuciosamente. Un error, y nos podemos desplazar 10 km de la ruta marcada).

Desde aquí podemos continuar la marcha para adentrarnos en el Parque Nacional de los Pirineos franceses, y conocer el Lac d´Arlet con su refugio bien preparado. Para seguir posteriormente el ascenso, hacia el Puerto de Palo, por donde cruza la antigua Calzada Romana, camino al Ibón de Acherito.

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En estos parajes, el mundo se detiene. Debemos meditar cada minuto, atraparlo, mirar al cielo, para que se quede retenido ya en nuestras pupilas.

* En ruta, por la Calzada Romana. (Enlace...)
* A todo un reportaje fotográfico del Ibón de Acherito (Panorámicas)...

Geomorfología del valle de Aguas Tuertas:
Muestra un característico modelado glaciar sobre materiales carbonatados y detríticos del Paleozoico. Estos valles son testigos del glaciarismo de la era cuaternaria. Las rocas limadas y redondeadas son el resultado de aquella fricción que producía el avance del hielo.

Las rocas aquí se ven sometidas a bruscas heladas y desheladas produciendo laderas de canchales, que no son más que faldas de derrubios fracturados por la expansión del agua congelada en este clima extremo.

Este valle se calcula que primeramente fue un lago, y que por la erosión y colmatación de los sedimentos acumulados ha acabado siendo una pradera donde las aguas buscan con escaso desnivel su salida formando los extremados meandros. Hoy son utilizadas como pastos pirenaicos, donde podemos encontrar el cerrillo dulce, la regaliz y el lirio.

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Paso algunas tardes expectante, recostado a la sombra de las peñas, saboreando el panorama silencioso con un buen libro en las manos, termino montando la tienda para continuar sin perderme detalle el paso a lo lejos de excursionistas que van y vienen de alguna parte. El ganado pasta por doquier, y aves emblemáticas son perseguidas con mis prismáticos.

No hay tiempo para aburrirse, hay que seguir a la luz cambiante haciendo fotografías, mientras se toma el sol después de una noche de incertidumbres como las pasadas.

Artículos relacionados, desde Ibérica 2000:

* Por el Prepirineo del Valle Aragón... (Enlaces…)
* Nuevo proyecto en el Bosque de Gamueta

Libros que os aconsejamos, sobre esta parte del Pirineo aragonés:


* Paseos y excursiones por la Val d’Echo.
Echo, Sirena, Urdués y Embún.
Historia, costumbres y tradiciones de sus pueblos.
Textos y fotografías de Constancio Calvo Eito y Andrés Calvo Pérez.

* La Val d’Ansó-Fago.
Historia, costumbres y tradiciones de sus pueblos.
Textos y fotografías de Constancio Calvo Eito y Andrés Calvo Pérez.

* La Val de Aragüés-Jasa, Aísa, Borau.
Historia, costumbres y tradiciones de sus pueblos.
Textos y fotografías de Constancio Calvo Eito y Andrés Calvo Pérez.

Las 3 publicaciones son de Prames 2006.
Telf. 976 106 170. Zaragoza.
publicaciones@prames.com

* ¡Aligera! Guía completa de senderismo ultraligero.
Autor: Don Ladigin. E ilustraciones de Mike Clelland.
Es una guía para principiantes y veteranos, esencial para que el peso de tu mochila no sea nunca un problema.
Ediciones Desnivel.
Coste aprox.: 11 euros.

Mapas de utilidad:
* Carte 25 de Pirineos.
Ansó-Hecho. Orhy – Roncal – Anie – Bisaurín.
Escala 1:50.000. 1 cm. en el mapa es 500 Pts. en la realidad.
Edición de la Generalitat de Cataluña.
Institut Cartográfic de Catalunya.
Coste: 10 euros aprox.

Reflexión:
Estos lugares, pertenecen a los últimos paraisos naturales que se pueden disfrutar en la Península Ibérica. No te olvides los prismáticos para poder descubrir más aún los detalles de esta naturaleza viva. Atrapa y disfruta las panorámicas fotográficamente. Serán los mejores tesoros que puedas llevarte. Presta ayuda al caminante respetuoso.
No abandonemos desperdicios, y mimemos cada paso para hacernos dignos de esta tierra.

Insertado por: Redac.Ibérica2000 (22/12/2007)
Fuente/Autor: Equipos de Ibérica 2000, desde el Pirineo.
 

          


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