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Detalles de la botánica:

El rosal silvestre al llegar al otoño es inconfundible ya que está repleto de frutos de color rojo bermellón (escaramujos o también llamados vulgarmente tapaculos). El rosal silvestre, del género rosa se hibrida con mucha frecuencia, y determinar la especie concreta con la que fue hibridada, es cosa de especialistas botánicos. La Rosa glauca y la Rosa pendulina son la mezcla posiblemente de los rosales silvestres que nos podemos encontrar.

El insecto inyecta un líquido que provoca en la planta una reacción -cancerígena- que en los alrededores de la picadura provoca un desarrollo exagerado, formando una enorme bola llena de pelo.
Imagen de Ibérica 2000.








Hay que tener en cuenta, que bajo el nombre de Rosa canina -la gabardera más común de nuestros montes-,se suele agrupar botánicamente una serie de microespecies, que el caso del Atlas de flora del Pirineo Aragonés engloba el Rosal andegavensis Bast. El Rosal corymbifera Borkh. Rosal blondaeana Ripart ex Déséglise, el Rosal deseglisei Boreau, Rosal obtusifolia Desv. El Rosal stylosa Desv. El Rosal squarrosa (A. Rau) Boreau, todas incluidas en la clave del género Rosal glauca.

Y como curiosidad para continuar, diremos que las gabardas (frutos) son muy ricos en vitamina A. Y que en muchas zonas confeccionan licor con el escaramujo.

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* A todo un reportaje fotográfico del Alto Aragón, de Luís Sebastián para Ibérica 2000... (Enlaces...)
* Imágenes de estos bosques pirenaicos, en otoño...
* Senderismo por el entorno del embalse de Yesa (río Aragón)...

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De la avispa y del extraño veneno que inocua al rosal... al que parasita.

El Cinife del Rosal (Diplolepsis rosae) es una diminuta avispa de unos 4 milímetros, cuya hembra posee un tubo-taladro para inyectar los huevos. Pero al mismo tiempo que perfora el tallo vegetal, inyecta un líquido que provoca en la planta una reacción -cancerígena- que en los alrededores de la picadura provoca un desarrollo exagerado, formando una enorme bola llena de pelo.

Dentro de la bola, llamada también "bedegar", crecen las larvas roiendo las paredes de la celda, por lo que se va ensanchando cada vez más. Muchos otros insectos que no disponen de líquido para inyectar sobre el tallo del rosal utilizan esta bola ya formada por el Diplolepsis, para introducir sus huevos. Y a finales de septiembre, ya rebosa de inquilinos el bedegar.

Cuando les llega la etapa de la metamorfosis, todas las larvas dejan de comer y mordisquear las paredes de este nido. Y esperan a la estación de la primavera, en que los tiempos del frio y de las lluvias y del hambre ya han mermado.

El bedegar con el correr del tiempo va envejeciendo con su abundante cabello rojo y oro que se pone color óxido. Luego se vuelve pardo, hasta desmorronarse por completo debido al azote de la intemperie. A la llegada del buen tiempo será deshabitado por los inquilinos, que han esperado a la explosión de la naturaleza, que empieza a despertar conjuntamente con todos los animales del bosque.

Artículos relacionados y alojados en Ibérica 2000, que no te puedes perder:


* Por el Prepirineo del Valle Aragón... (Enlaces...)
* Desde el embalse de Yesa.
* La Sierra de Leire.
* Los Secretos del Muérdago...

Libros y publicaciones que te recomendamos:
* El huesped de la rosa canina. (La agalla de la Rosa)
Cuadernillo del Cárabo nº 18 pág. 12.
Autor: Pierre de Déom. Traducción y adaptación: Teresa Vicetto.
Editor: Benigno Varillas. elcarabo@biodivers.com
Biodivers.com... (Enlace...)

* Las Golondrinas, sus viajes, sus enemigos, su penitencia... (Enlaces...)

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