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Un tren llamado Esperanza

(3793)

LOS MILAGROS DE LOURDES
-Los milagros de Lourdes no son nuevos, ya que hace más de cien años que se vienen sucediendo curaciones extraordinarias, constatadas, más tarde, por la autoridad de la Iglesia–no sin antes–, y esto es muy importante, consultar los dictámenes médicos pertinentes a cada caso.

“Si quieres subir al cielo, tienes que subir bajando, hasta llegar al que sufre y darle al pobre la mano.”
ANÓNIMO.

Todos los años partía, y desde la ciudad La Coruña–Estación de San Cristóbal–, el denominado“Tren de la Esperanza” con destino al Santuario de Lourdes (Francia). En el interior del mismo viajaban médicos, enfermeras, voluntarios, peregrinos, creyentes y no creyentes, disminuidos físicos y psíquicos...Todos ellos arropados con lazos firmes de fe, esperanza y caridad. En el presente año la expedición coruñesa salió de la Torre de Hércules. Viajaron alrededor de 500 personas en autocares (peregrinos, hospitalarios, enfermos...). Hemos de hacer constar que la expedición de este año tenía un significado muy particular: Conmemoración de los 150 año de la “Apariciones de la Virgen a Santa Bernadette.

Sin embargo, y como dato curioso, he de recordar que en el año de 1911 llegaron a ermita santa 424 trenes llenos de peregrinos. Muchas veces llegó también “El tren de la Esperanza”, un tren buscando…Esperanza, que salía de La Coruña-ciudad en la que “nadie es forastero”.


Las apariciones de la Santísima Virgen comenzaron el 11 de febrero de 1858, pero de entre todas ellas la más renombrada acaeció el 25 de marzo del mismo año: la Virgen María se apareció–en la gruta que forma la roca Massabielle ( Altos Pirineos franceses)–a una niña llamada Bernadette_Soubirous ( hoy, santa Bernardina), declarando ser la Inmaculada Concepción; le encargó rezar por todos nosotros pecadores; que nos laváramos y bebiéramos en el agua de la fuente que le mostró, y, por último, sugirió la construcción de un templo allí.

Los milagros de Lourdes no son nuevos, ya que hace más de cien años que se vienen sucediendo curaciones extraordinarias, constatadas, más tarde, por la autoridad de la Iglesia–no sin antes–, y esto es muy importante, consultar los dictámenes médicos pertinentes a cada caso.

Protagonizó uno de los más recordados Alice_Couteault( nacida_Alice_Gourdon), nacida en Buille (Francia) en 1917 y que contrajo en 1949 la enfermedad de esclerosis en placas. En 1952 se le produjo disminución de la agudeza visual, considerándose a la enferma como inválida total. Pues bien, en mayo de 1959 acudió a Lourdes y, tras recibir la bendición del Santísimo saltó de su cama y pudo andar. Tras confirmar los médicos su plena recuperación, su caso fue declarado milagro en 1956.


Hoy, y cuando escribo estas líneas, los integrantes de la expedición de autobuses ya han regresado a sus hogares. Algunos, quizá, curados de sus dolencias; otros, los más, fortalecidos en su fe y caridad, y todos impregnados con la virtud de la esperanza, que es el anhelo puesto por Dios en el corazón de todos los hombres.

Los más de 400 productos químicos, que poseemos en el interior de nuestros mortal cuerpo, habrán trabajado positivamente en las mentes de los que se postraron a los pies de la Virgen y, en cualquier caso, sus oraciones habrán llegado al Dios de todas las religiones–entiende uno que es el mimo para todas–, a fin de que reine la paz y desaparezcan las guerras para siempre en el mundo que nos ha tocado vivir.

(¿Mentiras o equivocaciones?), (¡Equivocaciones o mentiras!): qué sabe uno lo que... En cierto modo, y en un tren llamado “Esperanza” en el que viajamos todos, todos y cada uno de nosotros cometemos errores. Nuestra inteligencia comete yerros, pero esa misma inteligencia nos hace corregirlos: esto es ser inteligente. Mas hay que conseguir, y de una vez para siempre, que “el cometer errores” no se convierta en costumbre, y por costumbre los sigamos cometiendo.

Ante este piadoso evento, mi corazón late fuertemente y hace que funcione la vena de poeta que todos los humanos llevamos dentro, dictándome mi intelecto el poema “Hijo de Dios, al fin, seré llamado”, cuyas primeras líneas–del capitulo II. Esperanza–rezan así: No sabemos la hora o el día: ¡Mas pronto vendrá! / Dios lo dispuso, y así será; / Muertos los hombres; bien muertos ya, / Al cielo vuelan, mil almas van. / Pienso que pienso, sueño yo ya, / Sueño en el cielo: ¡Eternidad!

La Coruña, 23 de junio de 2008
© Mariano Cabrero Bárcena es escritor

Insertado por: Mariano (23/06/2008)
Fuente/Autor: -Autoría propia/ Mariano Cabrero Bárcena
 

          


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