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El Sistema está agotado

(4006)

NO ES NOTICIA. ES MERA CONSTATACIÓN...
El sistema capitalista ha tocado fondo. Se ha agotado. Está moribundo. Lo que queda de él son estertores. Sus manipuladores sólo pueden ponerle parches y sinapismos, no revitalizarlo.

Mientras los estertores duran -y todo parece indicar que durarán desgraciadamente aún varios años- y pese a los implantes que hagan, lo único que conseguirán es que un tercio de la sociedad tenga cinco televisores de plasma, cinco coches, veinte ordenadores, tres casas por lo menos, etc… mientras que los dos tercios restantes habrán de contentarse con seguir zambullidos en la móvilmanía y en la cibernética de ocasión.

No conduce a nada seguir mintiendo sobre las expectativas laborales. Prometer puestos de trabajo es fabular. Eso se acabó. Creer que se puede así como así infundir confianza en el futuro del trabajo, es como volver a predicar que después de la vida está el cielo. Todos sabemos que jamás volverán a proliferar empleos El ciclo económico productivo del capitalismo se ha basado siempre en la fabricación masiva y creciente de enseres y artilugios, la mayoría de ellos superfluos. Y además, sin orden ni medida y sólo destinados a los que tienen recursos. A eso se ha llamado “progreso”. El propio mercado regula y decide quien merece tenerlo,...

Pero la saturación del mercado de cosas, de semovientes, de artilugios y de cachivaches... (que no se comen) conduce a la necesidad imperiosa no de producir más sino de deshacernos precisamente del apilamiento; es decir, de los stocks.

La recesión económica y la depresión psicológica vienen de eso, de la saturación de lo inservible. Sólo la inventiva y la renovación de la ilusión por los viejos valores humanos y morales, haría posible una sociedad regenerada y nueva. Pues tampoco hay ya espacio para nuevas empresas y nuevos circuitos productivos. La industria del automóvil y de telefonía móvil no bastan para tirar del carro. Es más, contribuyen al desánimo creciente. El capitalismo va a sucumbir por exceso tumoral, de la misma manera que muchos cánceres empiezan en el sobrepeso.

Lo que no nos cansa son las ganas de maldecir. Todos renegamos y denunciamos la opresión del sistema y su ardides para embaucarnos sin lograrlo en parte. En parte, porque al lado de un puñado de lúcidos hay ejércitos de resignados, de narcotizados, de alelados.

Y aun los lúcidos no pasan, no pasamos, de sólo afilar la pluma. Escupir la rabia, proclamar nuestro rechazo y condena a tantas cosas que lo merecen es a lo máximo que llegamos. Lo hace toda la izquierda real, todo antisistema. Pero no más. Todos los anticapitalistas nos damos cita en la imprecación y la denuncia. Pero no pasamos a la acción. Muchos ya somos viejos para la sublevación, la sedición, la revolución. Sólo los jóvenes y los maduros pueden tomar el poder o cambiarlo. Son los únicos que pueden hacer que la sociedad adopte sistemas ya inventados: socialismo real, cooperativismos, colectivismos. Y… República. Esta sociedad nuestra hispana malvive en una confrontación permanente entre los valores de la ética republicana y la falta de valores, salvo los ñoños y los de la sociedad piramidal, monárquica y jerárquica de la investidura. Son ellos, jóvenes y de mediana edad los que pueden acabar de una vez con esta sociedad podrida. Los ejercicios de funambulismo de Chávez en su país, no son otra cosa. Esfuerzos por introducir mecanismos de justicia social que no pueden conseguirse más que a través de recursos anticapitalistas, antiliberales y antimercado es lo que precisa el mundo.

La libertad, la seguridad, el trabajo y el bienestar son bienes deseables para todos, pero incompatibles entre sí. Por eso unos pocos los disfrutan y el resto vive desviviéndose, a la fuerza, para que aquellos pocos en comparación con miles de millones no pierdan el privilegio.

Véase cómo se manipula constantemente hasta lo obvio. Ahora "los expertos coinciden en que el sistema laboral actual es injusto".

¿Dónde se habían metido estos últimos 2000 años los expertos que no sabían lo que sabían todos los inexpertos sin excepción? Aquí está uno de los focos de la infección. Estas sociedades nuestras están en manos de los “expertos” castrados para ver el conjunto. Por ahí debe empezar la limpieza. Para poner en su sitio a los "expertos" que nos engañan, ignorantes o a sabiendas. Su deformación, al desconocer todo lo que no forme parte de su obsesión es tal, que son ellos, los expertos, los que nos llevan al desastre después de habernos a menudo ilusionado.

Desoír a chamanes, a científicos, a papas, a jurisconsultos, a ingenieros, a sociólogos y a economistas, y habréis transformado con eso solo la sociedad. Sólo vale la inteligencia creativa. No la otra, la parlante, la maquinadora, la logomaquia, la que hace de la lógica socrática que muchos detestamos la razón de su vida y su medio de vida a costa de los débiles, de los que tienen escrúpulos, de los que viven con conciencia, aguantando y respetando por principio vano a tantos que no merecen respeto sino incapacitación o si no prisión…

Todo debe empezar por apartarse de lo que los ingleses llaman mainstream, corriente principal del sistema: gustos, pensamientos y preferencias difundidos por todos aquellos que forman parte del sistema y se concilian con él.

Insertado por: Jaime Richart (12/05/2009)
Fuente/Autor: Jaime Richart
 

          


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