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Neoliberalismo y globalización son los dos señuelos de modernidad para los países subdesarrollados. Sin embargo, tanto la idea de la sociedad planetaria como el neoliberalismo (ese que está ahora institucionalizando la constitución española) no son más que la depredación total y para todo el orbe. ¿Sus motores?: la ingeniería financiera y la argucia política para cada país occidental en particular (como esta de introducir en la constitución el techo del déficit para luego ni siquiera cumplirlo), y el fascismo sin tapujos para el resto del mundo.

Por lo tanto, hemos de estarles muy agradecidos a los ricos españoles aunque sólo sea por la intención de discutir entre ellos si piden o no una subida de sus impuestos. Varias grandes fortunas y altos ejecutivos mantienen un fuerte debate interno sobre si envían una propuesta al gobierno, imitando a millonarios franceses, y una parte quiere debatirlo en el "lobby" empresarial el martes… Todos, perteneciendo o no formalmente al Grupo Bilderberg, pertenecen de facto a él, el club de los ricos del globo que dominan el mundo. ¡Cuántas voluntades no comprarán! Voluntades políticas, religiosas, militares y periodísticas de un sistema econónmico cada más corrompido en el que la política es sólo una sucia tapadera. Y nosotros creyendo que son los políticos quienes mandan en las naciones y en el imperio…

Renuncio a reproducir las cifras de millones que mueven y suman los ricos del mundo. La desconozco y prefiero no saberla, pero tengo la impresión de que al 1 han de seguir una cantidad de ceros equivalente a las que se manejan en astronomía. Y así como en la astronomía la unidad de medida de la distancia cósmica es el año luz, en España la unidad de medida de los ricos españoles es la "sicav". Pues bien, al cierre del primer trimestre los ricos del país contaban con 26.332 millones de estas “sicav”, una cuantía superior al déficit del Estado que son 24.132 millones de euros.

Estos día escribo sobre el desprecio que me inspiran la política y, salvo alguna excepción que otra, los políticos. Pero entonces ¡qué sentimiento habré de albergar hacia los ricos!

Parece mentira que en el siglo XXI, con una distancia entre ricos y pobres cada vez más abismal y con media población mundial viviendo con apenas 2,75 dólares al día, los ricos no renuncien a su voracidad. La historia del presente aprieta. Están forzando a las poblaciones del globo más significativas a una nueva Bastilla. Y sospecho que muy pronto no serán suficientes las policías para aplacar la indignación que se extiende como una mancha de aceite por el planeta. El mero hecho de asistir nosotros, las gentes más o menos acomodadas, a la indiferencia de estos ricos españoles, de aquellos ricos franceses y de todos los ricos hacia los desfavorecidos, los que se mueren de hambre, los que se suicidan desesperados por no poder mantener a su familia, los millones que mueren en las guerras, invasiones, revueltas y sublevaciones inducidas, provocadas, fomentadas y decididas por ellos, hace de ellos los seres más despreciables del planeta y más dignos del infierno.

Y encima ahora hemos de estar expectantes en espera de ver si llegan o no a un acuerdo para fijarse a sí mismos un impuesto que rebaje su riqueza. Y todo porque los gobiernos temen que si actúan impositivamente en contra de su voluntad de contribuir, se lleven sus dineros a los paraísos fiscales; una institución mundial ésta, la de los paraísos fiscales que garantiza a los ricos que nunca dejarán de serlo... Ahí se comprueba la debilidad de los políticos en un sistema de plena libertad para quienes tienen dinero y de nula libertad para quienes no la tienen salvo para maldecir a los ricos; unos seres de otra especie distinta de la humana, sin otra bandera ni otras miras que el dinero...

Maldita ambición, maldito sistema, malditas argucias para perpetuarse a sí misma la plutocracia, malditos políticos, malditos periodistas, malditos profesionales y malditos vaticanos que se lo consienten porque todos participan de algún modo de la misma riqueza. Malditos los ricos españoles, franceses y mundiales...

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