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Los rectores de Universidad

(4698)

LA CULPA ES DEL SISTEMA...
Parece mentira que nadie se dé cuenta, o no quiere dársela, de que todo esta movida en torno a la funesta reforma de la ley de educación está presidida por una filosofía mucho más honda de lo que se dice y parece y además irreductible por vías institucionales.

Aquí subyace constantemente una pugna entre el pensamiento neocons, neoliberal y la idea de que sólo la iniciativa privada es capaz de generar riqueza (para unos cuantos), y el pensamiento de la socialdemocracia que poco a poco viene a ser lo mismo aunque al pasar del socialismo a la socialdemocracia idease potenciar la economía mixta.

Pero más mentira parece que los responsables de la izquierda, y con mayor motivo los rectores de universidades, crean que puedan convencer al gobierno en el más mínimo punto del falso debate respecto a alguna medida ya adoptada.

Pero esto sucede con todo en la política regida por mayorías. Y aquí está la médula de una de las principales enfermedades de la democracia burguesa. Si el gobierno se funda en la mayoría absoluta que tiene en el Congreso, todas y cada una de las acciones políticas que adopte serán porque se siente legitimado para ello. Y el abuso está servido. Los demás partidos políticos, en tales circunstancias, son meros comparsas, y el único modo de intervenir en la gobernabilidad es ha través del ruido y de la protesta que claman en el desierto.

La mayoría absoluta debiera ser un simple adorno, un méito añadido, pero no una patente de corso para gobernar con el autoritarismo de que se prevalen quienes la detentan. Por eso resulta casi ridículo dar pábulo a los reproches y a las quejas de los partidos que están en minoría sabiendo que lo dicho es así. Y por eso no debiéramos cansarnos de atacar no por los flancos del campo de batalla institucional cuyo éxito tienen perdido, sino cargando contra el modelo, contra la ley electoral, contra la constitución y contra la monarquía. Ir a lo esencial, contestar con firmeza y con una enmienda a la totalidad significaría que no cabe el buen perder cuando las reglas del juego no se negocian 34 años después de impuestas por unas condiciones extraordinarias tras la muerte del dictador, por prácticamente los mismos que sacan desde entonces ventaja sustancial de ellas. Ahí tenemos, sin ir más lejos, a la familia del dictador enriquecida y enriqueciéndose, como ejemplo vivo de la perdurabilidad de los privilegios adquiridos desde entonces por las clases privilegiadas de siempre.

Lo malo, lo peor de todo esto, es que ni la izquierda institucional ni los sindicatos, que son los llamados a hacer y a exigir reformas indispensables para reorientar el modelo de democracia podrida existente en este país, tienen voluntad inequívoca de cambiar esas reglas porque a ellos no les va mal el diseño, y tiene que ser el pueblo, la izquierda extraparlamentaria y todos los mendicantes que llevan camino de ser esclavos honorarios del sistema los que se movilicen. Aunque sea asimismo inútilmente.

De modo que si, por ejemplo, los rectores, en lugar de hacer un plante al ministro y, con una mayor amplitud de miras, se hubieran unido a las masas de los indignados, la repercusión de su influencia e inteligencia hubiera podido ser casi definitiva. Así lo único que evidencian es su debilidad, suc arencia de la fuerza necesaria para influir. Por eso, tras el plante, en unos pocos días se mantendrán sumisos a sus despachos.
Este país no tiene remedio…

25 Mayo 2012

Insertado por: Jaime Richart (25/05/2012)
Fuente/Autor: Jaime Richart
 

          


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