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El verdadero reajuste: cambio de mentalidad

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- Lo que verdaderamente necesita este país es un cambio radical de mentalidad.

Lo que verdaderamente necesita este país es un cambio radical de mentalidad. No basta haber entrado en Europa sacando tajada de los millones recibidos Eso tenía que hacerse acompañar de un cambio de mentalidad que no se ha producido. Ahora tendrá que afrontarse por la única vía a que las personas y las sociedades primarias acostumbran: el bolsillo. Pues para que una persona o un pueblo cambien su visión general del mundo, o han de transcurrir cien años o han de sufrir una crisis aguda como la que atraviesa este país. La mentalidad saqueadora de muchísimos personajes públicos a lo largo de estos últimos treinta años, ha causado los estragos suficientes como para urgir el cambio. Tanto derroche y latrocinio, propios de una mentalidad mezquina por un lado y necia por otro, tenían que pasar una gruesa factura. Y en eso estamos. Lo peor es que la factura efecto de esa mentalidad no la pagan los culpables, si no los de siempre: los socialmente débiles.

La primera condición que debe darse para que un país atrasado dé un salto al progreso integral es un cambio de filosofía vital, primero en sus dirigentes y luego en la ciudadanía. En este orden. Téngase en cuenta que cuando hablamos de un país atrasado, lo primero que pensamos es en su marcada desigualdad social, en el caciquismo, en las diferencias clamorosas entre unas clases y otras, en los muchos privilegiados y los muchos más desgraciados todavía. Y en España, el salto dado durante tres décadas ha sido hacia atrás. España, por culpa de tanto bandolero público impune, pasó de la penuria al despilfarro en +muy poco tiempo. Pero sigue siendo un país atrasado en lo importante; en lo moral y en lo social. Y ello, por mucho triunfalismo de que blasonen los medios y toda la clase política.

Digamos que hay que aceptar un cierto grado de corrupción de los poderosos en un sistema político, económico y social propicio que la fomenta y aun hay quien considera un motor más de la economía. Pero el número de los corruptos entre nosotros es tan escandaloso que no hay otro en el mundo, a excepción de los que precisamente menospreciamos, que pueda compararse con España en semejante materia. Sea en la política, en el empresariado, en la banca o en las instituciones; sea en la justicia, en la gobernación o en la clerigalla, es decir en los ámbitos corruptibles, la distancia entre los países europeos a cuyo espíritu se aspira, y España, es aún muy grande. Por eso lo que le queda, es la asignatura pendiente de la honradez pública de políticos y banqueros y empresarios, y la voluntad de sus gobernantes y asociados de acortar las enormes diferencias sociales que perduran todavía, efecto en buena medida del tener como referentes a las figuras de un monarca y un papa por definición atrasados socialmente…

A estas puntuales circunstancias se añade la ingeniería financiera que aprisiona al mundo en las altas esferas de la política y la economía pública; una suerte de ingeniería que produce aún más graves disturbios en la economía normal. Pues de la ingeniera financiera, de la que está excluida la mayor parte de la ciudadanía, son sólo los especuladores quienes sacan partido sin poder evitarlo ni intervenir el resto de los ciudadanos.

Observar a la economía capitalista, no cuando su depredación no encuentra barreras si no en plena crisis, es un ejercicio antropológico interesante para comprobar hasta qué punto en este país, y cuando digo este país quiero decir muchos de sus responsables, el pillaje envuelto en el oscurantismo economicista ha estado a la orden del día. Las consecuencias son nefastas, más allá de las obligaciones de pago de las deudas contraídas. Pues ahora a los gobernantes actuales les parece cara la educación y se disponen a ensayar la ignorancia; les parece cara la sanidad, pero no piensan abaratarla con la eutanasia; les parece cara la minería, pero no mandan a los mineros a casa con dignidad. Y así sucesivamente. Todo, por no haber tenido lugar todavía un imprescindible cambio de mentalidad. Con el euro o sin él…
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España sufre un atraso moral atroz. Las generaciones anteriores a la democracia se regían por una moral pacata e hipócrita, pero también adobada con buenas dosis de austeridad aunque fuese a la fuerza. En cuanto empezó esto que llaman erróneamente democracia, podría decirse que casi la sociedad entera se puso de acuerdo para enriquecerse lo antes posible. Los estragos declarados años después afectan tanto a lo público como a lo privado empujado por lo público. Y así, la deuda privada supera con creces a la deuda pública. La construcción y el crédito mil millonario que todos los necios dirigentes bancarios y políticos contrajeron y creyeron que no había que devolver, potenciaron el impulso.  

Pero han pasado treinta años, y es evidente que no se puede pertenecer a Europa, que no se es Europa, si quienes de una u otra forma ostentan o detentan el poder y las claves de la convivencia no refrenan su ambición y su desvergüenza; unos, apropiándose de todo lo que han podido, y otros consintiéndolo como hasta ahora. Por eso, como los europeos lo ven y lo saben y ya no se fían de este país, es decir, no se fían ni de la banca ni de los dirigentes ni de las instituciones, las ayudas que ahora vuelven a recibirse van a ir intervenidas, es decir, vigiladas.

El trance, pues, va a ser crucial, para este país. Por eso urge el cambio de mentalidad. Los ricos, los dirigentes y en general los poderosos han de abandonar la rapiña y el barco que hace aguas por todas partes de la monarquía bananera. La intervención y los reajustes que lamentablemente habrán de costear los que no han tenido la culpa de nada, tendrán que ir ligados a un cambio radical de mentalidad que hubiera debido comprender por sí misma la simple evolución social; no tanto la de la ciudadanía de a pie, que también, como la de quienes dicen mirar por el bien común y servir al pueblo, cuando está ya muy claro que las verdaderas razones de postularse como dirigentes de las superestructuras de la vida pública: política, justicia, empresa, y banca, principalmente, han sido enriquecerse y enriquecer a los de su clase dejando sólo las migajas para los perros.

De esto se trata, de que los responsables públicos de toda laya, tomando el asunto como recorte principal, comprendan o se obliguen a comprender que un país jamás puede prosperar ni en lo material ni en lo moral ni en lo cultural, si son el latrocinio, el despilfarro y la visión privada de lo público lo que gobierna…

Jaime Richart
28 Junio 2012






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Insertado por: Jaime Richart (28/06/2012)
Fuente/Autor: -Jaime Richart
 

          


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Comentarios

opino que si es necesario un cambio de la mentalidad de la sociedad en este articulo se resume de una forma muy acertada algunas de las causas que nos han llevado a la situacion actual. felicito al autor y le doy las gracias por compartir esta reflexión con nosotros
Nombre: gustavo rios  (13/08/2012) E-mail: garsdecors@hotmail.es
 

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