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-En lo que llevamos de verano se han quemado ya en España alrededor de unas 180.000 hectáreas de bosque y matorral, provocando, además, la muerte de varias personas.

Dejando aparte los casos provocados por causas naturales, como son los rayos, la mayoría de los incendios tienen su origen en la negligencia de las personas, o bien con intención de hacer daño o también por razones económicas.

Con semejante trasfondo, al que hay que añadir el menosprecio que muchas personas tienen hacia la vida de los otros, en nombre de tradiciones como las corridas de toros, etc., no nos cabe ninguna duda de que la quema de montes será algo que en el futuro irá en aumento. Así pues, esta terrible plaga parece ser algo inherente a muchos españoles, a esa parte de la “España salvaje” que llevan dentro quienes queman los bosques.

Nos gustaría que el calificativo salvaje lo pudiéramos emplear aquí en otro sentido, como por ejemplo la vida salvaje en nuestros bosques. Pero como puede ver el lector, aquí empleamos la palabra para definir las salvajadas que representan la quema de montes, como también lo son las corridas de toros y todo lo que tenga que ver con los sufrimientos atroces que provocamos a los animales... y a las plantas.

Ni que decir tiene que somos partidarios de endurecer las leyes contra los pirómanos. Hasta la fecha pocas personas han sido juzgadas y condenadas por provocar incendios; además, las penas son irrisorias. La mayoría de los legisladores de este país son grandes aficionados a la caza y a los toros, es decir, al asesinato de animales indefensos. Por otra parte, recogen en sus leyes el sentir de una buena parte de la España salvaje. Por lo tanto, ¿qué clase de leyes se puede esperar de personas de semejante alcurnia?

Mientras no extirpemos de nuestra sociedad a las personas que con sus nefastas leyes no hacen más que provocar el sufrimiento de miles de animales y también a aquellas que apoyen dichas leyes, seguiremos viendo el triste panorama de este verano, cuando media España arde por los cuatro costados, mientras mucha gente lo ve como un simple espectáculo. ¿Demagogia? Puede que sí, pero estamos convencidos de que hay mucha gente que piensa como nosotros, pero no puede hacer nada más que patalear, porque aún no tenemos, por desgracia, una auténtica democracia en donde los verdaderos amantes de la vida puedan decir a sus gobernantes basta ya de hipocresía y obligarles a promulgar leyes que eviten de verdad la quema de montes y otras atrocidades contra la vida.

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