Los miserables |
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LOS BUENOS CONTRA EL IMPERIO DEL MAL |
-Lo que está ocurriendo en Ucrania es una prueba más de la podridumbre democrática a la que hemos llegado. |
-Está visto que el mundo no escarmienta. Con los últimos acontecimientos en Ucrania y en Crimea, se pone de manifiesto cuán lejos estamos aún de una paz duradera en el mundo. Y, al igual que en la novela de Victor Hugo, se trata de una lucha interminable entre el bien y el mal.
Existe una élite de miserables gobernantes, tanto en Estados Unidos como en Europa, que pretenden hacernos creer que ellos son los buenos y los rusos los malos. Y nada más lejos de la verdad. La mayoría de la gente no tiene ni la menor idea de lo que traman estos miserables modernos, pero llega un día en que sufren las consecuencias de una política que nada tiene que ver con el bienestar y la paz de los pueblos.
Aunque parezca mentira, los responsables políticos de Estados Unidos, con Barack Obama a la cabeza, y los de la UE, forman piña para luchar contra el mal, encarnado en Vladimir Putin. ¿Pero a qué demonios juegan? ¿Es que el bienestar de los pueblos depende de este juego macabro? En absoluto. Lo único que van a conseguir es la primera guerra mundial del siglo XXI. ¿Demagogia?
Veamos los profundos orígenes de la enemistad entre los pueblos de Europa y Rusia: Iván IV, llamado “El Terrible”, consiguió expandir el Imperio, doblegando a la nobleza boyarda. Los zares que le siguieron acabaron conquistando Siberia, tan rica en recursos naturales. Finalmente, los tártaros quedaron reducidos a una minoría en Ucrania. Stalin deportó a Siberia a muchos de ellos, como castigo por colaboración con los nazis. Pero mucho antes de que esto ocurriera, Napoleón Bonaparte invadió Rusia, provocando un infinito sufrimiento a los eslavos. Y por si esto fuera poco, interminables hordas de soldados de la Primera Guerra Mundial hundieron al país en una auténtica miseria humana. Pero el golpe de gracia habría de llegar con los alemanes, encarnados en buena parte en ese ser miserable llamado Adolf Hitler, cuya propaganda aparentemente “democrática”, como los hitlers actuales –que también los hay-, consiguió atraer para sus fines demoníacos el apoyo de gran parte de la población.
El resultado fue que, si la Primera Guerra Mundial mató a mucha gente, entre ella a muchos rusos, la Segunda mató alrededor de 20 millones de ellos... Fue la peor de todas las guerras. ¿Los culpables? En nuestra opinión, los miserables dirigentes que gobiernan a los pueblos. El pueblo llano nada tuvo que ver en estas guerras: fue utilizado por los poderosos, los miserables de siempre...
En cuanto a Rusia, y siguiendo con los orígenes de la actual “guerra”, después de la Segunda Guerra Mundial, Nikita Kruschov regaló Crimea a Ucrania, creyendo que se llevarían bien con los ucranianos, a pesar de que éstos siempre han sentido cierto aprecio por los europeos, especialmente por los alemanes, colaborando con los nazis durante la guerra, a pesar de que éstos les masacraron.
Con la Unión Soviética renació el orgullo ruso, pero a pesar de que el Imperio duró 70 años, sucumbió por la corrupción interna, la codicia del capitalismo, la carrera armamentista con Estados Unidos, etc. De este modo, en 1.991, comenzó un nuevo orden en Rusia y terminó la “guerra fría”. Parecía que el mundo finalmente se había puesto de acuerdo para conseguir la paz. Pues nada de eso ha ocurrido.
Estados Unidos y sus aliados europeos siguen comportándose como auténticos gallos de pelea frente al imperio del mal: Rusia.
Pero olvidan algo muy importante: la libertad de los pueblos a la postre no depende ni siquiera de estos miserables gobernantes actuales, sino de los mismos pueblos y de cómo se manifiesten ante las injusticias. La propaganda es una cosa, la verdad, otra. Y, en nuestra opinión, la verdad se hace evidente, por los mismos acontecimientos de Ucrania. Después de una insurrección popular que duró 3 meses y provocó 100 muertos, entre ellos, 10 policías, algo nunca visto en una “manifestación pacífica”, el presidente electo de Ucrania, Yanokovich, se ve obligado a huir a Rusia. Para causar esas muertes, se habían empleado armas de fuego por parte de francotiradores de extrema derecha (nazis). Enseguida se constituye un nuevo gobierno afín a los intereses europeos, capaz de firmar un acuerdo de cooperación con la UE, que es recibido -¡cómo no!- como el único gobierno “legítimo” tanto por parte de la UE como de Estados Unidos, quien ve la zona de conflicto únicamente como una región estratégica para sus fines imperialistas y económicos, sin importarle lo más mínimo el bienestar de la gente ni la legalidad internacional.
Por su parte, Rusia, cuya población en Crimea es rusa en una 90 por ciento, se ve obligada a intervenir para defender a sus ciudadanos de la “anexión” de Ucrania a Europa y Estados Unidos. Naturalmente, también hay rusos en el resto de Ucrania. Pero éstos tragan la propaganda de Europa y sus aliados y callan, desgraciadamente esperando lo peor. ¿Dónde está la legitimidad internacional de que tanto alardean? En todo caso, ¿por qué echaron del gobierno a un presidente electo? ¿No podían haber esperado a que terminara su mandato, aunque su gobierno fuera bastante nefasto para la gente? Por esta regla de tres, también hubiéramos podido echar del gobierno a Rajoy, en España. Motivos no nos faltan.
Pero todo parece indicar que en Ucrania hay importantísimos intereses económicos y estratégicos, además de raciales, que son objetivo esencial de las grandes potencias y que están dispuestas, si es necesario, a emplear la fuerza de las armas para conseguir sus fines. Lo que está pasando en Ucrania y en Crimea podría ser una oportunidad para que Europa invada Rusia por enésima vez, con la colaboración de Estados Unidos, y así acabar para siempre con la guerra fría. Lo malo es que, por suerte o por desgracia, seguimos sin aprender la lección de invadir la antigua Unión Soviética.
Insertado
por: ORGANIZACION ALTRUISTA PARA LA DEFENSA DE LA NATURALEZA (FAUNA Y (20/03/2014) |
Fuente/Autor:
-Sergio Reinaldo |
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