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Un mundo cruel: El legado del hombre

(4910)

CÓMO EL HOMBRE ESTÁ CONDENADO A REPETIR SUS ERRORES...
El siglo XX ha sido el más horrible de la historia de la Humanidad, y según todos los indicios, el XXI no lleva camino de ser mucho mejor. ¿No parece una rara coincidencia lo que está pasando con lo que ocurrió en 1.914?

A pesar de todos los avances que el hombre haya hecho a través de la historia en el terreno cultural, científico, artístico, económico, sociológico, etc., desgraciadamente tenemos que seguir reconociendo hoy que éste sigue siendo un mundo cruel, tan cruel o más que en las épocas más crueles de la historia de la humanidad.

Cierto, los cristianos ya no son arrojados a los leones del circo romano, pero en muchos casos se les asesina salvajemente por parte de otros fanáticos religiosos.

Las creencias religiosas, cuando se radicalizan, están en el origen de los asesinatos en masa que se cometen en muchos países.

Si a ello se añaden las reivindicaciones territoriales históricas, como en el caso de Palestina, el resultado es el que estamos viendo estos días, con imágenes de masacres de mujeres y niños por parte del ejército israelí en Gaza, que hieren la sensibilidad de cualquier persona normal. He aquí uno de tantos errores históricos de consecuencias incalculables para la humanidad, pues lo que no se puede es obligar a vivir juntas dos comunidades que se odian a muerte desde hace siglos y que nada tienen en común.

Cuando en 1.948 los ingleses, con la ayuda de sus amigos los norteamericanos, crearon el estado de Israel en Palestina, por qué en lugar de crearlo allí, no lo hicieron en el condado de Kent –Inglaterra- u en otro lugar, excepto entre la comunidad árabe.

Lo anterior es sólo un ejemplo de que ni siquiera las democracias occidentales han sabido eliminar las barreras de odio que ellas mismas han creado entre las comunidades. Y para defender no se sabe bien qué valores, las naciones más poderosas y sus aliadas –como Israel- cuentan con los mejores ejércitos del mundo para masacrar mujeres y niños en su mayor parte.

Se ha pasado de tener un ejército defensivo a tener uno que pasa a la ofensiva en muchas partes del mundo en nombre de la libertad y la democracia, cuando en realidad muestra la peor cara del antiguo ejército del Imperio Romano. El resultado: guerras y más guerras en todas partes.

Se dice que el hombre debería aprender de su historia, pero está claro que no es así. El siglo XX fue uno de los más crueles para la humanidad en cuanto al número de víctimas ocasionadas por las guerras. La lección no parece haber servido de mucho, pues en la actualidad hay al menos 50 guerras que se cobran la vida de incontables inocentes.

La mayoría de estas guerras son hegemónicas por intereses económicos o de carácter fanático-religioso. Han desaparecido las guerras por “honor” entre caballeros.

En realidad, hoy en día se lucha de la manera más cobarde y mecanizada, sin apenas ver la cara del enemigo.

Cuando pienso en todas las oportunidades que el mundo podría perder para ser un mundo feliz, en que nada justifica los asesinatos en masa, la hegemonía económica de unos individuos sobre otros, el racismo, la intolerancia, la desigualdad o la esclavitud, que el Sol sale para todos igual cada mañana; cuando pienso que hoy en día tenemos recursos para eliminar la pobreza de la faz de la Tierra y no los ponemos en práctica; cuando pienso que todos deberíamos ser iguales en un gobierno universal sin diferencias, sin nacionalismos fanáticos; cuando pienso, en suma, que debería ser posible la paz para todos los pueblos, me encuentro en su lugar con lo que todos vemos simplemente como espectadores pasivos: un mundo infernal, en el que el noventa por ciento de las noticias son noticias de muerte, de confrontaciones económicas, de guerras, de miserias.

Tal vez tengamos que admitir nuestra condición de ser los reyes del universo con todas sus consecuencias, y quizás seamos los únicos seres del universo capaces de distinguir el bien del mal, aunque en muchas ocasiones esto haya sido puesto en duda con nuestras actuaciones.

Insertado por: NATURALEZA Y DEMOCRACIA (ANTES, OALDEFNA) (18/09/2014)
Fuente/Autor: NATURALEZA Y DEMOCRACIA (NADEMO)
 

          


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