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Hacia el final del siglo II a.C. los pobladores que habitaban la montaña del Rabat empiezan a construir habitáculos en los llanos costeros. Probablemente donde hoy está ubicada la población de l’Alqueria, habrían casas en las de íberos dedicadas al cultivo intensivo de la agricultura.

Los siguientes siglos de la cultura ibérica son una época caracterizada por la coexistencia de poblaciones ubicadas en las montañas y en las planicies.

Aparece un proceso de romanización del territorio y los pobladores íberos empiezan a impregnarse de costumbres y de gustos italianos, como lo demuestran los restos hogareños en las casas.

Hasta aquí llegaron vinos de algunas regiones italianas, cerámicas de cocina y mesa de algunas otras regiones. Esto nos muestra unas relaciones comerciales constantes y consolidadas y evidencian el acercamiento progresivo al mundo y a la cultura romana.

A la montaña de Sant Miquel, hacia los siglos 20-30 a.C. se instala un asentamiento plenamente romanizado y precursor de una red de villas que a lo largo del siglo I d.C. se distribuirán por las planicies de la costa.
La Villa, una especie de masía, será la unidad económica del mundo romano.

En el mismo entorno del poblado ibérico del Rabat está, un poco más abajo, el yacimiento Rabat-polvorín (entre la montaña de Sant Miquel y la cima del Rabat) que era un pequeño núcleo agrícola, y delante de la montaña, entre esta y el molino, estaba Rafalatar, una villa romana del siglo I-II d.C. situada a orillas del camino viejo de Xátiva.

La villa romana de Sant Miquel tiene una actividad efímera, de poco más de un siglo. Y es desocupada hacia el año 80 d.C. Su situación arriba de la montaña, con problemas de fácil acceso, no se encuentra a juego con los esquemas de las villas del Imperio Romano, que por encima de todo buscaba comodidad, la facilidad de acceso a las calzadas.

A pesar de su total destrucción, se han encontrado restos de columnas, capiteles, esculturas, restos de cerámica (terra sigillata), unos de comunas y otras importadas del norte de Italia o del sur de la Gália.

Igualmente se han encontrado fragmentos que forraban las paredes de esta villa de Sant Miquel y aún se pueden adivinar los restos de las estructuras que sostenían sus muros.

Todo eso nos facilita el conocer los primeros siglos de los romanos en nuestras tierras, como fueron los inicios de la romanización de la Comarca que hoy es La Safor.

En la mayoría de los casos, donde existe una ermita dedicada a Sant Miquel, se han encontrado restos de la época romana, como es en el caso de l’Alqueria de la Comtessa.
Y eso hace pensar que esas ermitas a Sant Miquel son una continuación y en cierta manera, la continuación y renovación de los templos al dios Marte que se construyeron es estas tierras durante la dominación romana.

Mientras la sociedad iba tomando las formas típicas de la época final de la romanización, se iba produciendo un cambio de religión. Las grandes vías de comunicación de los romanos, como la calzada de Xátiva y los puertos se convertirían en una importante puerta por donde entró el cristianismo.
Se han encontrado restos que testimonian todo lo descrito aquí, por tierras próximas a l’Alqueria (Denia, Cullera) que son de principios del siglo III y IV. Primero se cristianizaron las elites locales, pero esto no fue muy fuerte hasta la llegada de las tropas catalano-aragonesas.

Texto traducido del idioma valenciano al castellano del libro editado por l’Ajuntament de l’Alqueria de la Comtessa. “Esbós històric” Extraído de entre las páginas 9 y 13. De Autor: Vicent González Escrivá.
Expuesto en Ibérica 2000, con la autorización de este Exmo. Ayuntamiento.

El Ayuntamiento de l’Alqueria de la Comtessa edita un libro importante para la historia de un pueblo. El libro es siempre una fuente de emociones y sentimientos, hechos y experiencias y por derecho propio, es el mejor y más grande transmisor de ideas que el hombre ha inventado.

Más información en Ibérica 2000:
Ajuntament de l´Alqueria de la Comtessa. Comarca de La Safor.

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