¿UN BORRÓN DE MORATINOS?
¿Quién dicta las reglas diplomáticas?

La presunta ligereza de Moratinos comentando en un programa de televisión que Aznar apoyó el golpe fallido contra Chávez, tiene mucho que ver con la tensión que han venido introduciendo Bush y los neocons en las relaciones internacionales desde que se auparon al poder.

Ni siquiera, tanto aquéllos como sus correligionarios españoles, saben mantener el tipo cuando cometen errores o dan traspiés en sus interminables argucias y maniobras...

El grosero, grotesco, mentiroso y cínico estilo de los unos y los otros —y lo que es peor, sus hechos— ya rompió hace tiempo los moldes a que, después de las soflamas de Hitler y de Millán Astray, la política y la diplomacia se ajustaban. Algo que los populares han secundado muy bien en este país, sin tan siquiera una pizca de buen humor...

Ya nada es igual en materia de lo que se llama Derecho de gentes. Todo ha cambiado en las relaciones diplomáticas, políticas y hasta comunes desde hace cuatro años. Todo se viene haciendo directamente y diciéndose sin disfraces. Desde la propia guerra de Estados Unidos inventada para el expolio y apoyada por Aznar con más entusiasmo que el propio Bush, hasta las acusaciones del PP al PSOE de haber inducido o cometido el atentado del 11-M para ganar las elecciones...

¿Nos vamos ahora a rasgar las vestiduras porque Moratinos, con motivo de la visita de Chávez, recuerde el apoyo de Aznar a la intentona de golpe contra el visitante; algo tan cierto como torpe?

¿Le parece más diplomático a la oposición las constantes, veladas unas veces, directas otras, acusaciones gravísimas contra el PSOE, o las amenazas, bien directísimas, de Estados Unidos contra los países que no están de su lado?

Francamente, lo de Moratinos es de "ursulinas" al lado de tanta impostura, tanta agresividad, tanta falta de tacto y tanta falta de voluntad de convivencia pacífica por parte de neoliberales y de neofascistas, sean atlantistas o aldeanos.

Lo que parece también demasiado oportunismo editorialista es el tirón de orejas que El País da mogigatamente a Moratinos reclamando, en unas desastradas condiciones como las que ha entrado la política general, el ejercicio de la diplomacia más exquisita...

Cuando en la mesa, entre varios se ha vertido deliberadamente el tintero ¿qué valor tendrá la acusación tremendista contra otro de haber echado a la mesa un borrón?

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