EL CAMBIO CLIMATICO COMIENZA A SER UNA REALIDAD
Visto desde la metereología Argentina...
Es posible, además, que en las próximas décadas, el clima se vuelva todavía más loco. Según estimaciones realizadas por expertos climatólogos, estamos a las puertas de un cambio ambiental global que modificará notoriamente el clima de nuestro planeta.
Y prepárese: esas variaciones también se harán sentir en nuestras pampas, nuestros hielos, nuestro suelos, nuestros cultivos, nuestra provisión de agua, nuestra salud y hasta en nuestro guardarropas.
Si usted ahora no sabe si llevar o no el paraguas o duda entre calzarse un pulóver o una remera de mangas largas, en el futuro tendrá menos chance de saberlo.
(imagen omitida)
Imagen de Ibérica 2000. Marzo 2007.
En Argentina, con su inmensa variedad de suelos y climas, no se queda afuera de las proyecciones climáticas. Al parecer, aquí los cambios serán cada vez más crecientes y tendrán un fuerte impacto económico y social.
La Pampa Húmeda y la región mesopotámica padecerán más inundaciones, con el consiguiente perjuicio en la producción de cultivos. En Cuyo y el Noroeste aumentará la aridez y la Patagonia sufrirá el retroceso de glaciares aunque podrá ahorrar en calefacción: sus inviernos ya no serán tan rigurosos.
Así, generalizando , gran parte de nuestro territorio tendrá inviernos más templados, veranos más sofocantes y una Ciudad Autónoma de Buenos Aires casi, casi tropical.
Sin ritmo de maracas y de bombos pero con las mismas lluvias breves e intensas que restan horas de playa en el Caribe, y mayor riesgo de que sus habitantes sufran golpes de calor. Seguramente los pulóveres de lana gruesa y las camperas más abrigadas pasarán definitivamente a cuarteles de invierno.
La alimentación también deberá adecuarse. El consejo de beber mucha agua tendrá cada vez más peso para prevenir los golpes de calor que, se anticipa, serán más frecuentes. El estrés laboral también se agudizará debido a las altas temperaturas.
¿Necesitaremos colectivos con aire acondicionado? ¿Comeremos más ensaladas que platos calientes? ¿Nos sentiremos como habitantes de una república bananera? Para saber exactamente cómo serán esos cambios y entenderlos, conviene empezar a llamar a las cosas por su nombre. Porque tiempo no es lo mismo que clima, y cambio climático es mucho más que un día caluroso en medio de un invierno loco.
Las consecuencias del calentamiento global serán, en Argentina, tan notorias como en el resto del planeta. Millones y millones de pesos se perderán en intentar prevenir o reparar los daños por inundaciones, en represas hidroeléctricas con menor capacidad de generación de energía, en sistemas de riego artificial para soportar la falta de agua y las altas temperaturas.
El viernes 2 de febrero de 2007, un numeroso grupos de científicos de todo el mundo divulgó en París, Francia, un informe que volvió a poner el alerta sobre los cambios que se producen como consecuencia del calentamiento global. Ya nadie discute que la emisión del dióxido de carbono y otros gases, provocados por autos, fábricas y todos los derivados del petróleo, está generando un efecto invernadero en la atmósfera que en pocos años más gatillará, y ya lo está haciendo, aumentos en la temperatura y mayor inestabilidad en las precipitaciones.
En relación a la emisión de gases, Argentina esta en el puesto número 30 en el mundo: los primeros lugares son para Estados Unidos de Norteamérica, China, Japón, la ex Unión Soviética y Alemania.
“Nuestro país –expresa Carlos Mereson, ex secretario de la Secretaria de Desarrollo Sustentable de la Nación- debe planear dos estrategias: la ofensiva, basada en acciones de mitigación de los gases del efecto invernadero, y la defensiva, con acciones de adaptación y contención de las consecuencias”.
Mereson, parte de una idea: “Argentina muestra una alta vulnerabilidad respecto de eventos climáticos extremos”.
Es necesario establecer cinco bases fundamentales para abordar los desafíos del calentamiento global y generar una era de energías poscarbónica:
* Maximizar la eficiencia energética en el uso de combustibles fósiles.
* Reducir las emisiones de gases que producen un calentamiento global.
* Optimizar la introducción comercial de energías renovables.
* Establecer una tecnología de células de combustible de hidrógeno a los efectos de acumular energía renovable.
* Crear redes de energía mediante las cuales ésta pueda distribuirse a todos los continentes.
"Como lo destaca el IPCC -comenta Osvaldo Canziani, copresidente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático-, es ineludible que los países emergentes reconozcan la importancia del conocimiento científico y tecnológico y la trascendencia del desarrollo sustentable, con sus beneficios sociales y económicos sumados a la defensa de los ecosistemas. Así lo hicieron y continúan haciéndolo Europa, Estados Unidos y Canadá, donde los gobiernos terminaron con la dicotomía política-ciencia y adoptaron estrategias de desarrollo no coyunturales ni meramente económicas sino planificadas seriamente. No como las nuestras: de urgencias y de apuros".
Creo que si se pudiera expresar en una sola frase la reflexión colectiva, esta debería ser: ¡Por los dioses que hemos hecho con el Planeta Tierra...!
Solo con una actitud así, colocándonos humildemente ante la culpa y asumiendo la obligación de recomposición podremos asegurar que con cada nuevo día que transcurra el Planeta no sea más sombrío.
La única recomposición posible es cambiar completamente de actitud en el uso de la Tierra y de sus recursos. Lo más positivo que se puede hacer hoy es plantar un árbol. Si no hay espacio para un árbol, al menos una planta de jardín, de balcón o de interior, pero a menos dar una respuesta verde al negro petróleo derramado o ardiendo, a los humos que trepan por todo el mapa terrestre, a la inmensa cantidad de basura, contaminación y desperdicio que brota del mundo civilizado.
Aunque no lo lleguemos a sentir con total precisión y lucidez, al árbol lo piden nuestros pulmones, nuestra sangre, nuestra piel.
Lo piden las aves que se extinguen o que se ven cada vez más mermadas en su número. Lo piden los ojos, hartos de cemento, de hierro, de papel y de movimiento vertiginoso.
Si hoy, todos reaccionáramos con una nueva planta, serían millones de vegetales más en el Planeta, si fuéramos capaces de mantener esa actitud durante todo un año, uno por mes, la Tierra comenzaría a respirar nuevamente, los cánceres de pulmón y de piel disminuirían, en la próxima primavera tendríamos más aves..... No vale la pena hacer el intento?.
No miremos lo que hace el vecino, pero que hoy o mañana, haya un vegetal nuevo plantado por nuestras manos. Si fuera así podríamos comenzar a ver el futuro con más esperanza. Personalmente creo que es posible hacerlo.
** Cristian Frers es Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social.
E-mail: cristianfrers@hotmail.com
Hay otros puntos de vista, que merecen ser contrastados:
* La visión del calentamiento global ejemplifica todo lo que va mal en nuestra visión del medio ambiente (Enlace...)
>> Autor: Cristian Frers (07/03/2007)
>> Fuente: Cristian Frers.
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