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LA DESTRUCCIÓN DE LA NATURALEZA
¿Existe una medida global para evitar la destrucción de la naturaleza?
La destrucción del Amazonas, junto con sus aborígenes, no es nada nuevo, pues todo el mundo lo sabe...
-Félix Rodríguez de la Fuente afirmó en una ocasión: “El reto más importante que el hombre tiene ante sí es la conservación de la naturaleza”. ¿Pero qué es lo que está pasando? Pues sencillamente que sus palabras han caído en el olvido.
Recientemente nos enteramos por la tele que en la selva del Perú han muerto 34 indígenas en enfrentamientos con las “fuerzas del orden” simplemente por defender sus tierras, pues el gobierno de Alan García prepara una Ley que permite a los extranjeros comprar tierras y talar árboles en donde los nativos han vivido desde tiempos inmemoriales. Afirman que los están matando como si fueran animales.
Pero lo indicado anteriormente no sólo está pasando en Perú. Estamos seguros que cada día mueren decenas de indígenas por defender lo que es suyo. Casi nadie los quiere. Es el avance imparable del desarrollo quien acabará finalmente con ellos, según todos los indicios. No hay ni un solo pueblo aborigen que no haya sufrido la implacable ley del más fuerte.
Mientras tanto, nuestros gobernantes asisten a muchas celebraciones y con la cabeza bien alta, como la del aniversario del desembarco en Normandía. Lo que ocurrió allí fue una muestra de las interminables guerras en las que el hombre se ve inmerso, a su pesar...
Sin embargo, existe otra guerra que dura ya varios siglos, que es la guerra contra la naturaleza. Cualquier persona con un mínimo sentido de percepción y que se preocupe un poco de nuestro querido Planeta, se tiene que quedar horrorizado por lo que está pasando. ¿Qué en esta guerra no mueren seres humanos? Aparentemente, no. No obstante, el ejemplo del Perú te demuestra lo contrario. La destrucción del Amazonas, junto con sus aborígenes, no es nada nuevo, pues todo el mundo lo sabe. Los gobernantes son cómplices de las multinacionales que saquean las riquezas naturales de los países más míseros de la tierra, como ocurre en América Latina, Africa y Asia.
La miseria en el mundo va pareja con la destrucción a gran escala de nuestro hábitat. La destrucción o transformación de los cultivos tradicionales han llevado a la miseria a una gran parte de la población, quienes, como último recurso han tenido que emigrar a las cada vez más hacinadas ciudades del Tercer o Primer Mundo. Todo un ejemplo de sabiduría humana...
Nunca hasta ahora ha habido un abismo tan grande entre ricos y pobres. En la mayoría de los países pobres, el ochenta por ciento de la propiedad de la tierra está en manos del 2 por ciento de la población. Es una auténtica vergüenza. Pero incluso en los países ricos es vergonzoso ver como se reparten la propiedad de los montes y campos entre los ricos y súper-ricos. Muchos de ellos tienen cercas en donde encierran a la pobre fauna que aún nos queda. Y casi todo por puro capricho de caza, además de un gran negocio. Evidentemente existe una Ley que se lo permite. Pero, como dice el refrán, “hecha la ley, hecha la trampa”.
Deberíamos distinguir entre la conciencia de los ricos y la de los pobres. Sin embargo, por encima de las conciencias como individuos responsables, está el hecho de la educación, que es la pieza fundamental en la que debería basarse una sociedad justa, igualitaria, que de verdad amara la naturaleza y la defendiera de su destrucción. Esta condición no se da en la actualidad. Mientras exista el llamado libre albedrío y las leyes que lo apoyan, es decir, que cada uno de nosotros pueda hacer lo que le venga en gana perjudicando a los demás, no se solucionará el grave problema del medio ambiente. La mayoría de nuestros gobernantes, por desgracia, han sido educados en esa mal llamada libertad individual o iniciativa privada, lo cual sería muy loable si de verdad todos fuéramos buenas personas...
En consecuencia, es necesario hacer una sociedad verdaderamente participativa, en donde todas las decisiones sean acordadas por la mayoría de los ciudadanos y ningún gobierno pueda robar al pueblo su libertad para decidir. El pueblo bien educado no quiere la destrucción de la naturaleza, puesto que sabe que la naturaleza forma parte de su casa. En nuestra falsa democracia se intenta solucionar el problema. Pero aún quedan muchos países que ni siquiera tienen democracia. Sin embargo, ello no significa que sean mejores o peores que nosotros a la hora de defender la naturaleza. Incluso una dictadura puede hacerlo mejor.
¿Existe una medida global para evitar la destrucción de la naturaleza? En realidad, existen varias, pero no se cumplen o se cumplen a medias. Ejemplos: tratado de Kyoto, proyectos Life, directivas Aves, tratado Ramsar, etc. Desgraciadamente hay medidas de conservación que no se pueden aplicar al Tercer Mundo, saqueado constantemente por los países ricos, pues bastante tienen con su lucha diaria por algo que llevarse a la boca. La única solución al problema sería una gran alianza de los países ricos para luchar contra la pobreza, repartiendo la riqueza, que es el origen de casi todos los males del planeta. En mi opinión no existe otra solución al desenfreno de la sociedad actual, la cual camina inconscientemente hacia el punto de no retorno.
>> Autor: ORGANIZACION ALTRUISTA PARA LA DEFENSA DE LA NATURALEZA (FAUNA Y (07/06/2009)
>> Fuente: OALDEFNA - Organización Altruista para la Defensa de la Naturaleza (fauna y flora)
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