LA CORRUPCIÓN Y LA PACIENCIA
Elecciones europeas 2009.

Gana la derecha en Europa y en España, aunque sólo por dos diputados: 23 á 21. Los resultados en la Comunidad Valenciana y Madrid sugieren que los escándalos de corrupción no hacen mella en el PP.

En el PP sólo, no. Al final no hacen mella en toda la España dominante a la que lo único que le falta es sentarse en la Moncloa. Me refiero a la España siempre triunfante: la empresarial, la bancaria, la dueña de las fincas, de los pazos, de los cotos de caza, de los latifundios, de los huertos solares y de las arcas públicas de numerosos municipios y variadas Autonomías; de la mayor parte del dinero circulante y fiduciario, en fin.

Y es que no sólo no hace mella la corrupción, es que la corrupción potencia al propio poder de hecho. Cuanto más corrupto, más poderoso. Cuanta más pederastia -un crimen- más argumentos contra el aborto -un derecho. Cuanto más fascismo, caciquismo y latrocinio a la vista de todos, más éxito político, más euforia y más sensación de estar asistidos, los corruptos, los que les corean y les votan, por la verdad y el acierto. Hay muchas clases de corrupción, pero todas tienen en común que el corrupto aparenta honestidad y excelencia cuando realmente es un rufián. Al final apariencia, engaño, farsa, histrionismo. Por eso el corrupto tiene mucho de fascista.

Dice Chateubriand en sus “Memorias de ultratumba”, hablando del fracaso de las tropas napoleónicas en España, que las represalias no hicieron mella porque en España la represalia era cosa natural... Lo mismo puede decirse de la corrupción. En España la corrupción es cosa natural, paraíso de los corruptos. Sus precursores son los pícaros... Pero, por lo que se ve, la epidemia alcanza también ya a la Europa "clásica". Y desde ahora, más. ¿De qué sirven entre nosotros los comités de investigación, los jueces, estrella o no, y los tribunales que hieden si el tejido social representado por una amplia mayoría compacta y feliz premia constantemente en las urnas a los listos que saben robar y corromperse?

La España decente poco tiene que hacer. Cuando la indecente habla en los mítines y en las emisoras de radio de competitividad, de esfuerzo y de "deberes" ¿a qué se refiere si no a las artes de la corrupción que conducen al poder doméstico y a reforzar el europeo? Atención, porque estamos asistiendo a un proceso de fusión de los fascismos nacionales cada uno con sus peculiaridades.

La corrupción empuja al poder y a permanecer en el poder. La decencia, la voluntad de decencia, no se cotizan, no se venden, no interesan en el conjunto de la sociedad occidental. Para eso aquí, tras el caudillismo, querían tantos, y quieren, la democracia. Para eso querían, y quieren, tantos la libertad: para violarlas como el proxeneta viola una vez tras otra a un niño, a un efebo o a una ramera desgraciados. Las leyes de la izquierda no sirven casi para nada, las incumplen o las transgreden directamente. Y cuando es la derecha la que legisla, prepara sus leyes para burlarlas fácilmente. Cada día, más corrupción generalizada.

Yo, francamente, no sé qué se puede hacer. Lo único que nos queda es la paciencia. Al fin y al cabo es -dice Mao- la principal virtud del revolucionario...

* A todos los artículos relacionados en Ibérica 2000, con estos temas de corrupción y de burla al ciudadano... (http://www.iberica2000.org/Es/Busquedas.asp?Palabra=corrupcion) (Enlaces...)

>> Autor: Jaime Richart (08/06/2009)
>> Fuente: Jaime Richart

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