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DESARROLLO SOSTENIBLE...
¿es el tipo de desarrollo que responde a las necesidades del presente?
La sostenibilidad nos obliga a aceptar que el derecho a poseer, administrar y utilizar los recursos naturales conduce hacia el deber de prevenir daños ambientales y proteger los derechos de las personas.
Por Enrique Climent Laguarda.
Vivimos tiempos en que la diversidad y cantidad de medios de comunicación social, nos avasalla con informaciones de toda índole, desde las más banales, hasta las comprometidas, y entre esa maraña de información hay un asunto que esta en boca de mucha gente, políticos en ejercicio de gobierno, políticos en ejercicio de la oposición, colectivos profesionales y ciudadanos sin especial distinción, se trata de la “sostenibilidad” o del “desarrollo sostenible”.
Como materia de debate controvertida que es, se oyen muy diversas opiniones sobre ella, de carácter político, económico, urbanístico, ecológico y hasta turístico, pero nunca he leído u oído una opinión , definición análisis o conclusión sobre el desarrollo sostenible desde un punto de vista humano, social, y esto es preocupante.
Por esa razón me emociono especialmente leer en el libro “Carta a la Tierra” de Mijail Gorbachov, la definición que sobre el desarrollo sostenible dio en el año 1.987 la ex primer ministro de Noruega señora Harlem Brundtland , como “es el tipo de desarrollo que responde a las necesidades del presente , sin poner en peligro la capacidad de generaciones futuras para responder a las suyas”, por fin había encontrado una referencia que asociaba el desarrollo sostenible con el ser humano de hoy y del futuro.
El ser humano es una especie que como todas las que habitan sobre la superficie terráquea , precisa para su existencia ineludiblemente de dos elementos indispensables, el aire y el agua, ambos compuestos por oxigeno, y se supone o mejor dicho se sabe que ambos elementos los toma de su entorno, de la naturaleza, porque hasta la fecha nadie ha podido sintetizarlos artificialmente al menos en cantidades suficientes para cubrir las necesidades de unos seis mil millones de personas que hoy habitan la tierra.
Esa necesidad de aire + agua acucia a todo el mundo por igual, lo mismo al pobre que al rico, al varón y a la hembra, al niño y al anciano, a todos sin excepción, por eso cualquier actividad cuyo resultado directo o indirecto reduzca la cantidad o calidad del aire o del agua disponible, debe ser sometida a controles rigurosos y contar con la aprobación de los ciudadanos.
Si continuamos profundizando en tan apasionante asunto, nos enteramos que las únicas fabricas homologadas de oxigeno (aire respirable) y recolectoras de agua son los árboles y las plantas, que han estado ahí, desde que la humanidad puso el pie por primera vez sobre la tierra , y el hecho de que nos resulten familiares no les quita trascendencia en su relación con los humanos, yo quiero creer románticamente que los seres humanos desaparecerían de este mundo tierra con el ultimo árbol sobre ella, como idea puede parecer romántica, pero es una forma de apreciar el mensaje de la conservación, en esencia, del desarrollo sostenible.
Hemos de desarrollar nuestras actividades productivas , sociales, políticas o de cualquier otro tipo, sin destruir lo que garantiza nuestra existencia y la de las generaciones que seguirán.
No podemos consentir que para producir riqueza en el sentido económico de la expresión, se destruyan elementos de la naturaleza que no sólo facilitan nuestra vida, sino que la garantizan.
Nos sentimos obligados a trabajar y conseguir logros para que nuestros hijos vivan mejor que nosotros materialmente hablando, pero lo hacemos a cambio de reducir su calidad y capacidad de vida.
Y no nos cabe reducir la población para salir a mayor cuota de elementos vitales, como dicen que hacen los lemings en las tierras boreales que en épocas imprecisas emprenden una peregrinación multitudinaria y suicida hacia los acantilados marinos , donde se despeñan a miles o decenas de miles, seguramente con la intención de salvar el peligro de desaparición de la especie.
Se dan unos parámetros que cuando paramos mientes en ellos , comienzan a preocuparnos seriamente la población de la tierra crece progresivamente, las cifras ya resultan aterradoras, en los años 50 del pasado siglo era de unos tres mil millones de habitantes, hoy se sobrepasa holgadamente el doble de dicha cifra, y eso en solo 50 años.
La cuota per capita de elementos vitales para la subsistencia se ha reducido a la mitad en esos 50 años , y aunque es cierto que no hacíamos uso , ni teníamos necesidad todavía de esa cuota en su totalidad, el hecho es que ha sufrido una minoración y va a seguir por ese camino.
Los elementos vitales, oxigeno (aire respirable) y agua , son imprescindibles para la continuidad de la raza humana sobre la tierra, ya lo hemos dicho, además lo son para conseguir la tercera necesidad de subsistencia irrenunciable, los alimentos , ya que todos ellos son de origen biológico e igualmente dependientes del oxigeno y el agua.
Las argumentaciones podrían continuar como una larga letanía sinfín, pero no dejan de ser complementarias de las ya expuestas.
Por eso el ser humano en los últimos tiempo a través de colectivos conservacionistas, compuestos por científicos y profesionales comprometidos, se organizan, celebran convenciones, emiten conclusiones, emplazan a los gobiernos de las distintas naciones a luchar contra el deterioro de la naturaleza y traten de preservar los recursos que todavía subsisten, colectivos como el Club de Roma, decano de estos movimientos, Cruz Verde , activa e influyente, Green Peace, luchadora en las barricadas, WW ADENA, con líneas de actuación bien conocidas, y cientos y cientos de otros con los mismos objetivos, salvar la tierra, preservar la herencia que hemos de dejar a nuestros hijos.
A pesar de la labor realizada por estos colectivos, la solución esta lejos, y tenemos la sensación de que no se están logrando resultados apreciables, seguramente porque hace falta un impulso mayor, un impulso que solo puede venir de la misma humanidad, es deber y derecho inalienable de todos y cada uno de nosotros el luchar individual y colectivamente contra toda posible degradación del entorno, sin desaliento, sin pensar que no va a servir para nada, la sostenibilidad del mundo está en nuestras manos, por eso el colectivo en el que estoy integrado ha escogido un frente de lucha que en nuestra Comunidad Valenciana esta produciendo efectos negativos en su desarrollo sostenible, el urbanismo, el urbanismo mal entendido y peor desarrollado, por leyes que están más que desacreditadas y que a pesar de ello están siendo utilizadas por gobernantes que anteponen criterios de supuesta creación de riqueza a los de respeto a los derechos humanos, y entre ellos el derecho a la conservación del medio ambiente , clamando y proclamando que no se pueden anteponer los derechos individuales a la utilidad pública o interes social, como si solo la supuesta riqueza resultante fuese de interes social, haciendo omisión e ignorancia expresa de que el medio entorno es sin lugar a dudas el elemento de interes público más importante que nos afecta.
Porque por el camino de fomentar desarrollos urbanísticos que van reduciendo como si de una piel de zapa se tratara el suelo de nuestra porción de planeta tierra, y produciendo riqueza material para unos pocos ( ya que no para todos), van a llegar a ser los más ricos …… del cementerio.
¿Por qué esta oposición al urbanismo tal como está siendo desarrollado en los últimos años en nuestra comunidad, y especialmente en nuestra provincia? porque , el urbanismo solo debe desarrollarse cuando se produzca necesidad de viviendas en los núcleos de población. En estos casos cubren una necesidad pública, fuera de esta necesidad , la actividad de construcción no pasa de ser una actividad productiva con animo de lucro exclusivamente, y por tanto el suelo urbano que necesitan para desarrollarla es una de las materias primas necesarias , que como cualquier otra materia prima en cualquier industria ha de adquirirse en el mercado , a precios de mercado, y no facilitarla por medio de leyes a los industriales del ramo, a eso se le llama proteccionismo o intervencionismo.
Se debe disponer a nivel local y autonómico de estadísticas fehacientes de viviendas ocupadas, viviendas vacías por cualquier razón, y necesidades habitacionales , así en razón a estos parámetros establecer los cupos de construcción autorizados por periodos de cuatro o cinco años, ya que así lo aconseja el crecimiento demográfico en nuestra Comunidad, regresivo, por cierto.
Endurecer las leyes urbanísticas y sobre la construcción, para evitar desarrollos desmesurados, y urbanizaciones que permanecen años sin edificar, como esta ocurriendo en nuestra ciudad de Castellón, lo que indica que no eran necesarias en absoluto y que se desarrollaron sobre una premisa falsa de utilidad pública.
El desarrollo urbanístico en buena lógica solo debe realizarse en el borde urbano de las poblaciones, tal como dice el preámbulo de la derogada LRAU y el de la recién aprobada Ley Urbanística Valenciana, donde su crecimiento requiere la construccion de viviendas, y para ese tipo de crecimiento es para lo que se han de aprobar leyes concretas.
El supuesto desarrollo urbanístico fuera de las poblaciones, incluso alejado de ellas, en lo que de una forma coloquial llamamos el campo, es destructivo y depredador, no responde a ningún concepto de interes social o utilidad pública, y solo sirve para enriquecer a quien lo realiza, de ninguna forma se ha de autorizar ese desarrollo y ha de ser objeto de una legislación protectora de ese tipo de suelo, estableciendo la densidad máxima de construcción por hectárea, y las condiciones de la misma para preservar los recursos naturales.
Ha de quedar bien claro que los Ayuntamientos no tengan , ni puedan tener competencias en la recalificación del suelo fuera del borde urbano de las poblaciones.
Las urbanizaciones y construcciones como negocio con animo de lucro, son tan legitimas como la producción de zapatos o de rodamientos a bolas, pero como estas actividades han de estar sometidas a las leyes del mercado, de la oferta y la demanda, sin margen a la especulación , y solo así los precios de las construcciones serán las autenticas de mercado, y no las que venimos sufriendo en los últimos diez años con incrementos anuales entre el 15 y el 20 por cien, que no responden a ninguna justificación legitima por incremento del costo de las materias primas, ni siquiera del suelo, solo al de los beneficios desmesurados, obscenos, y buena prueba de ello son las más de 450.000 viviendas vacías en la Comunidad Valenciana, aparte de las consideradas de segunda residencia o veraneo, según estadísticas oficiales.
Hemos querido demostrar que este desarrollo urbanístico que estamos sufriendo y especialmente el que se nos anuncia en nuestra provincia, supone un sellado por cemento y asfalto de millones de metros cuadrados , y en ese suelo sellado no pueden crecer árboles ni plantas, es incapaz por lo tanto de producir oxigeno, y desde luego no filtra agua de lluvia para enriquecer las corrientes subálveas de agua dulce, empobreciéndolas y dando lugar a que el agua salina del mar aproveche el descenso de los niveles freáticos y la capilaridad de las mismas para colonizar subsuelo que transforma en improductivo para cualquier tipo de cultivo.
Finalmente si consideramos que las urbanizaciones y las construcciones que sobre ellas se realizan, van a tener una vida muy larga , en razón a los materiales con las que están construidas, si no son necesarias en la actualidad, y solo satisfacen los deseos de lucro de una actividad empresarial, están interviniendo en un desarrollo que según la definición de la señora Brundtland “debiera ser responsabilidad absoluta de las generaciones venideras”.
>> Autor: silvia3942 (13/06/2009)
>> Fuente: Enrique Climent Laguarda.
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