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DE CADA SOLUCIÓN, UN PROBLEMA
Filología y crisis...
Hay cosas a las que jamás nadie nos podrá responder para despejar nuestras dudas. Sencillamente porque esas dudas no tienen respuesta "inteligente", son insolubles.
Si hay dios, si hay vida más allá de la vida o si el pensamiento fue antes que el lenguaje o es el lenguaje el que precede al pensamiento, por ejemplo. Lo único que cabe es, si no queremos creer en otro u otros a los que suponemos dioses o semidioses, la conjetura, nuestra personal hipótesis...
En cuanto a las primeras (si hay dios o no, o si hay vida después de la vida) me dan igual. No hay respuesta y punto. Pero en cuanto a la segunda, tengo mi propia idea. Ni siquiera me convence Heidegger al decir que el conocimiento humano arranca de una pre-comprensión que procede del lenguaje y de la cultura.
Yo me inclino a creer que en principio fue el pensamiento difuso, como el gas del que surgió la materia original. Luego, del pensamiento difuso emanó el lenguaje. Tosco inicialmente, fue creando idiomas que a su vez fueron fabricando ideas o conceptos elementales y luego cada vez más abstractos, hasta llegar la polisemia y el metalenguaje. Pero en un momento dado el idioma, por complejos evolutivos, se agota, y tiene que recurrir al idioma preponderante de la nación que lo es en ese momento para que le explique lo que el suyo no puede aclarar. Este es el caso de la "crisis económica" que se extiende a lo largo y ancho de la "cultura" capitalista. Otra más de las construcciones mentales impuestas por la tecnología, la política y la economía globalizadas por el capitalismo anglosajón.
Y como dios o vida más allá de la vida existen o no independientemente de que se afirmen o se nieguen, la crisis económica no existe. O sólo existe para dos clases de organismos vivos: unos, son los que acumulan ingentes beneficios y los pierden o restan por factores concatenados pero bien simples si se examinan desde cerca, y otros, son los incapaces de prescindir de lo prescindible. Todo esto es lo que da sentido a quien dice que "el político de carrera es el que hace de cada solución un problema" (lo mismo podría decirse del economista): la gran verdad de la postmodernidad.
Dicho lo anterior y recordando lo que decía el otro día sobre la economía frustrada occidental (frustrada porque se niega a tener en cuenta los principios psico-socio-económicos de los que parte el marxismo), ¿qué sabe el pez del agua en la que nada toda su vida? como decía Einstein. Si toda la vida nos la pasamos inmersos en capitalismo, ¿qué sabemos en realidad de él a fondo a no ser sólo por sus abusos, su desigualdad y su canallesca depredación? Si no vivimos otra realidad política, social y económica desestimando otras posibles por prejuicios y condenas metafísicas seculares, nunca sabremos qué es convivir sin abusos, desigualdad y depredación tan extendidos como lo están en el capitalismo. Si no pensamos en el futuro, nunca tendremos futuro, todo seguirá siendo miserable y generando sociedades miserables por la desigualdad estructural fuente de la infelicidad que reina en las democracias burguesas, por más que los medios la disimulen con euforias de diseño.
Para empezar y puesto que los políticos hacen de las soluciones un problema y los economistas son los principales responsables al inventarse las crisis arrastrando a los políticos a percibir los desbarajustes intencionados financieros como problema, regresemos a los planteamientos económicos más sencillos de la contabilidad marxista y engeliana para acercar la realidad económica al entendimiento común, una vez desecho el enrevesado embrollo de la economía financiera. Sí. Los políticos, subyugados por los economistas, hacen de cada solución un problema. Y así los problemas se van encadenando. Pero es para justificar que unos lo tengan todo, y grandes mayorías domésticas apenas tengan nada, y, si pensamos en el gran mundo, millones carezcan de lo más indispensable. ¿No es para hacer estallar por los aires a una sociedad que permite que mientras los beneficios de una empresa que fue monopolística ascienden a miles de millones, se proponga la empresa el despido de miles de empleados, o que, los altos directivos del Ibex ganen 19,5 veces más que sus enpleados? Si esto se soporta, si nadie hace nada por cambiarlo, como han hecho en Islandia; si no se echa el pueblo a la calle hasta parar esta vergonzosa y apabullante afrenta de la clases adineradas al pueblo es porque ya no sólo no tiene sangre en las venas, es que se merece seguir perteneciendo a la clase de los siervos medievales. ¿Creéis que estas brutales afrentas de las empresas, de los empresarios, de los directivos del capital hacen tener sentido que nos exprimamos la cabeza con sesudos análisis y nos extendamos en millones de razonamientos en los periódicos, en las tertulias y en los debates que son simples pasatiempos, y no son para tomar de una vez los palacios de invierno?
Pero, aun dentro del sistema ¿qué hubiera pasado, por ejemplo en España o ahora mismo en Portugal, si los líderes políticos hubieran ignorado la crisis como el agnóstico se desentiende de la posible existencia de Dios? ¿qué hubiera sucedido si no se hubieran apresurado a calificar de sombría la situación? ¿Qué hubiera ocurrido si las agencias de rating o de calificación de crédito: las Moody´s, Fitch y Standard & Poor''''''''s no hubieran condicionado los avatares económicos y de paso sociales? ¿Habría menos empleo todavía del que hay? ¿estaría hundiéndose el sistema social? ¿dejaríamos de percibir las prestaciones sociales, y se habrían reducido las competencia del Estado (que cada día tiene menos competencia porque los servicios están yendo paulatinamente a parar a manos privadas) cuando lo que busca el neoliberalismo es precisamente la desaparición del Estado? ¿Qué pasará si lo consigue, y lo conseguirá, cuando el Estado haya desaparecido y haya quedado reducido a un mero aparato represivo policiaco? O, sin saber todo eso que sabemos ahora ¿no se hubiera remontado mejor la recesión? Si no se hubiera dado la voz de alarma -al final para no arreglar tampoco las cosas ni el empleo- ¿hubieran cerrado o suspendido pagos más empresas y más tiendas de zapatos, de ropa, de electrodomésticos o las mercerías? ¿O es que el pequeño comerciante y las industrias familiares (que es lo que verdaderamente nos importa) se hundirían más de lo hundidas que están? Porque éstas, salvo excepciones indecentes, no tienen que amortizar créditos que no han solicitado pues hace mucho amortizaron su inversión. ¿Y si dejamos de consumir a tontas y a locas y nos contentamos con una vida pasable? ¿Seremos por ello más desgraciados con "la crisis"? Pero ¿no quedamos en que la política, según los cánones, trata de hacer felices a los ciudadanos y no enfermos de los nervios que acaparan cachivaches y gastan lo que no tienen?
No. El problema irrumpe en escena al escarbar, al remover, al agitar y al convulsionar la Bolsa y los mercados con tretas especulativas de los ladrones sociales, de los economistas y de los agentes de Bolsa. ¿qué tiene que ver la productividad y la eficacia con la injustificación del desmesurado beneficio? ¿qué tiene que ver el desarrollo con el progreso? En todo caso ¿qué clase de desarrollo y qué clase de progreso queremos? Los responsables de la economía, de la banca, de la industria, del comercio… crean algunos puestos de trabajo en precario, pero al margen del interés general y del bien común de los pueblos. Y luego echan la culpa a los gobiernos de la falta de iniciativas, de la falta de productividad, de la falta de empleo, cuando son aquellos los obligados a crearlo en este sistema en el que el Estado sólo es el tutor de un menor pero no tiene la patria potestad. Gracias por "rescatarnos" los organismos internacionales, pero preferiríamos que no nos pongan antes la soga al cuello. En definitiva, lo que estoy viendo es que mucho mejor (renunciando momentáneamente al socialismo real) sería la autarquía, el autoabastecimiento, pues el intervencionismo estatal que trajo el bienestar está fracasando, se debilita cada vez más y es el capital privado el incapaz. Y es que lo que menos interesa al capitalismo financiero es potenciar el empleo y aumentar los puestos de trabajo, sino amortizarlos. El sistema sólo enriquece a los más ricos, y las crisis forman parte de sus numerosas argucias para provocar a las sociedades la depresión psicológica antes o después de que se declare oficialmente la depresión económica.
A grandes males grandes remedios. Pero no, los Estados y los organismos internacionales no hacen más que hacer que hacemos, tomar medidas ridículas para frenar una diezmillonésima de CO2 en el mejor de los casos (la UE propone subir 8 céntimos el gasóleo para frenarlo) pero no dictamina frenar el enriquecimiento progresivo de unos cuantos que funciona como un arma de destrucción masiva. Este sistema, el capitalismo financiero y las democracias de cartón piedra, especialmente la española, van a acabar con el más leve resquicio de esperanza en el futuro.
En todo caso España sigue siendo lo que siempre fue: un país gobernado por unos cuantos. Actualmente desde el interior por unos cientos de familias financieras y mediáticas, y desde que se incorporó a la globalización, desde el exterior, también por un puñado de lobbys internacionales. El pueblo no pinta nada. Sólo la República socialista, no burguesa, con su correspondiente salida a la confederación de estados podría dar un vuelco a este vergonzoso, lamentable y eternamente injusto y en muchos aspectos atrasado moralmente y ridículo país. Y así como la mejor propaganda fue hasta ahora la prosperidad, en los tiempos que corren la austeridad por arriba es lo único que sería capaz de retrasar la revolución que tarde o temprano también habrá de llegar a occidente.
>> Autor: Jaime Richart (16/04/2011)
>> Fuente: Jaime Richart
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