La Caída del Imperio Monsanto. |
(1414) |
LA MULTINACIONAL DE LOS ALIMENTOS TRANSGÉNICOS. EEUU. |
La gigante biotecnológica Monsanto, continúa su proceso de caída, ahora que se ha visto forzada a abandonar el mercado europeo. Tal vez dirija ahora su mira al sudeste asiático. |
Por: Claire Robinson (REVISTA DEL SUR) Argentina. * (Fecha publicación:15/03/2004)
Un destacado suceso marca la agudización de la caída de las perspectivas mundiales en materia de modificación genética. La empresa biotecnológica más grande del mundo, Monsanto, anunció que abandona el trabajo sobre trigo y cebada para el mercado europeo.
Está buscando un comprador para sus actividades en materia de semillas cerealeras en Cambridge y posiblemente para sus emplazamientos de ingeniería genética en Francia, Alemania y República Checa.
También reducirá su personal mundial entre siete y nueve por ciento para fines de agosto próximo, discontinuará su programa de productos farmacéuticos y reducirá los costos asociados con su negocio del herbicida Roundup.
La empresa registró una pérdida neta de 188 millones de dólares en el tercer trimestre de 2003, o 72 centésimos por acción, comparado con una pérdida neta de 27 millones, o 10 centésimos por acción, en el mismo periodo de 2002.
La caída del precio de las acciones se debe, en parte, a un acuerdo que la empresa estableció en agosto para responder a demandas judiciales por un valor de 700 millones de dólares.
El litigio involucró a la planta química de Monsanto que había fabricado bifeniles policlorinados (PCB), hace años en Alabama, y de la cual los residentes declararon había afectado su salud y propiedades.
Otro factor es que hace tres años expiró la patente de Monsanto en Estados Unidos sobre el glifosato, el principal ingrediente de su herbicida Roundup. Durante muchos años, el Roundup fue el pan de cada día de Monsanto, pero ahora otras empresas están fabricando versiones más baratas.
Monsanto ha intentado enfocarse en semillas modificadas genéticamente y patentes de trigo, soja y otros cultivos. Pero una serie de informes negativos de asesores del gobierno británico sobre las perspectivas de los transgénicos en Europa, conjuntamente con la resistencia continua de los consumidores, impidieron que la empresa evitara el derrumbe.
En una conferencia telefónica, Hugh Grant, ejecutivo principal de Monsanto, manifestó que la decisión de salir del negocio de los biofármacos (o cultivos farmacéuticos se basó en la incertidumbre de las ganancias a más largo plazo, de un negocio que requiere un elevado aporte de capital. Dijo que la empresa estaba recortando los gastos en investigación y desarrollo, y centrándose más en proyectos que tenían un retorno a más corto plazo.
La salida de Monsanto de los biofármacos tuvo una buena acogida general. La biofarmacia, en que se manipula genéticamente a los cultivos para producir medicamentos o productos químicos industriales, ha concitado la oposición no sólo de grupos ambientalistas sino también de empresas productoras de alimentos.
Temen que el trigo conteniendo fármacos o productos tóxicos termine finalmente en las tortillas de maíz, obligando luego a tener que retirar los productos del mercado -con el elevado gasto que ello implica- y generando desconfianza pública en la seguridad de los alimentos.
¿Qué futuro tiene Monsanto? Una empresa que ha apostado su fortuna a los cultivos transgénicos que los consumidores no comerán, a productos químicos peligrosos que están siendo cada vez más cuestionados por la legislación de la Unión Europea y por juicios privados, y a una tecnología que obliga a nuestros cultivos alimenticios a producir toxinas, seguramente no tenga otra opción que transformarse radicalmente o morir.
Mientras tanto, emplea la clásica táctica industrial de dirigir sus actividades a países donde cree que la oposición será más débil. El portavoz de la empresa ha mencionado el sudeste asiático como el nuevo mercado para Monsanto.
* Claire Robinson es editora asociada de Science in Society (Ciencia en Sociedad), una revista publicada por el Instituto del mismo nombre, con sede en Londres.
Más información en Internet: * Argenpress redaccion@argenpress.info
Recopilación realizada por: Pamela Amaya. (Periodista) pamelaamaya@latinmail.com
Insertado
por: pamelaamaya (16/03/2004) |
Fuente/Autor:
info@argenpress.info. Argentina. |
Valoración
Comentarios
* El glifosato, más conocido como Round-up, es el más famoso herbicida de la transnacional Monsanto. “A finales de los años noventa, los herbicidas a base de Glifosato representaban por lo menos una sexta parte de las ventas anuales totales de Monsanto y la mitad del total de sus ingresos”. Vendido como sustancia “prácticamente benigna”, los síntomas de envenenamiento agudo como consecuencia de la ingestión de Round-up en humanos incluyen calambres gastrointestinales, vomito, hinchazón – tumefacción– de pulmones, neumonía, turbación del conocimiento, y destrucción de glóbulos rojos. Se ha reportado la irritación de ojos y piel en los trabajadores que mezclan, cargan y aplican el glifosato. En 1993, un estudio de la Universidad de California, en la Escuela de Salud Pública en Berkeley, estableció que el glifosato es la causa más común de enfermedades relacionadas con pesticidas entre los trabajadores de parques y jardines de California, y la tercera causa entre trabajadores del agro. Brian Tokar. “Monsanto: Un perfil de Arrogancia Corporativa”. Eco Portal, España. Información extraída de: http://www.tercermundonline.com.ar/index.php?option=news&task=viewarticle&sid=6466 |
Nombre: Tercermundonline.com.ar (23/02/2006) |
E-mail: - |
|
* Patente Monsanto, patente de corso. La empresa transnacional norteamericana Monsanto ha sido acusada por el gobierno brasileño de manipular información acerca de la toxicidad de sus productos. En caso de perder el proceso, Monsanto tendrá que pagar 850.000 dólares al gobierno de aquel país en concepto de reparación. La compañía facturó casi 8.000 millones de euros durante el pasado ejercicio. Desde hace años se enfrenta a numerosas causas similares. La legislación en los 71 países en los que tiene presencia no impide que la compañía haga frente a los procesos, pague multas y “reparaciones” y que continúe maximizando sus beneficios. Desde hace más de 100 años, Monsanto ha puesto en el mercado numerosos productos de probada toxicidad. Uno de ellos, el policloruro de bifenilo, más conocido como PCB, es considerado por Naciones Unidas como uno de los productos contaminantes más nocivos para el ser humano. Su uso está prohibido en todo el mundo, pero en los años 70 se extendió su uso en el sector agroquímico. Por eso está presente en la masa hídrica de todo el planeta. La exposición de los humanos a este producto ha tenido efectos negativos para la salud humana. Hay estudios son concluyentes y documentación acerca de los daños sobre la población. Nunca un directivo de Monsanto ha comparecido ante los tribunales para rendir cuentas. Siempre han pagado las indemnizaciones sin interrumpir sus líneas de producción. En la actualidad, Monsanto mantiene una política comercial centrada en la producción de recursos e insumos agrícolas. A pesar de ser una empresa del sector químico, se define como compañía del sector de la agricultura. “La población mundial está creciendo; para mantener el ritmo de crecimiento de la población los granjeros deberán producir más comida en los próximos cincuenta años que en los últimos 10.000; los granjeros de America se enfrentarán al reto”, reza su web. En los últimos años, Monsanto se ha dedicado a producir y patentar semillas cuyo tratamiento genético las hace resistentes a los herbicidas que la propia compañía fabrica. El componente principal de estos herbicidas, el glifosato, es un producto tóxico y no biodegradable, a pesar de los intentos de la compañía de publicitarlo como tal. La comunidad científica internacional sostiene que el impacto del glifosato es muy negativo para la población y para el ecosistema. La transnacional presiona para conseguir la complicidad de los gobiernos para desarrollar una política de imperialismo agrario que va camino de cambiar los parámetros de la soberanía alimentaria y ha transformado ya la figura del agricultor. La modificación genética de los alimentos podría entenderse como una manera de solventar los problemas del hambre en el mundo. Pero el trabajo de Monsanto no es altruista en absoluto, por mucho que la empresa intente disfrazar de éticas sus intenciones. Sus planes estratégicos traslucen una intención clara: hacerse con el monopolio de las patentes de toda producción derivada del empleo de lo que se ha dado en llamar “biotecnología”. El agricultor pasa a ser un empresario agrícola. Su producción deja de tener valor local para convertirse en una fuente de abastecimiento de las superestructuras de los países desarrollados. La posesión de las patentes otorga a la transnacional una posición de dominio que abarca todos los estadios de la producción agrícola. De esta manera, Monsanto queda en posición de disponer, si consigue hacerse con el control total del patrimonio genético, de la capacidad de bloquear el sistema agrario internacional. Desaparece la autonomía del agricultor frente a la patente de corso que se le ha otorgado a esta empresa desde que, en tiempos de la Administración Reagan, se comenzó a desregularizar en un “liberalismo” extremo. La amenaza a la biodiversidad y el riesgo para la población son “efectos colaterales” en la carrera por un botín tan grande como el planeta entero. Un planeta que puede acabar siendo patentado, un planeta Monsanto. |
Nombre: Juan Jiménez Daroca (11/06/2010) |
E-mail: ccs@solidarios.org.es |
|
|