| El derecho al sueño |
(2002) |
| OTROS ESTRAGOS DE LA TRANSGRESIÓN |
| Aunque vivamos en tiempos y lugares casi exclusivamente diseñados o pensados para insomnes... |
Está prohibido el “escape libre”: motos y motocicletas campan por sus respetos en la geografía nacional.
El uso de sirenas está estrictamente regulado y presidido por la "verdadera" urgencia y la prudencia: ambulancias y coches policiales las usan sin miramientos.
Son sancionables, hasta llegar a su cierre, el número de decibelios por encima de un límite en establecimientos abiertos al público: bares, discotecas, etc los rebasan con creces y ahí siguen funcionando cada día salvo que haya habido algún muerto por ruido supersónico.
¿Y qué decir de los numerosos programas televisivos a grito pelado que aunque no los veamos nos rompen los tímpanos desde la mismísima antena?
La atmósfera psicológica y colectiva del Parlamento debiera ser el referente para el pueblo, es decir, el espejo donde el pueblo se mire como centro de cordura... pues el Parlamento es el mejor lugar de encuentro de momento para las trifulcas sonoras.
Aunque vivamos en tiempos y lugares casi exclusivamente diseñados o pensados para insomnes, el derecho al sueño debiera incorporarse a la Constitución como uno de los más altos “valores” sociales. Y la condena del sobresalto, premeditado o negligente, debiera incluirse en el Código Penal.
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por: Jaime Richart (06/12/2004) |
| Fuente/Autor:
-Jaime Richart |
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