COLABORADORES

BUSQUEDAS

DIRECTORIO

-Código de buena conducta,
Por Xesús López Fernández

El Gobierno español acaba de aprobar el borrador de una especie de código de buena conducta, con la intención presunta de hacer de la polìtica algo más transparente que hasta ahora, y a los políticos más próximos. Bien. Algo es algo en un momento en el que la corrupción parece demasiado generalizada, presente en muchos segmentos de la sociedad y de la Administración, según presume el común de los ciudadanos que asigna a los partidos políticos la mayor cuota de corrupción, algo puesto en evidencia por medio de un sondeo efectuado por Transparencia Internacional, una ONG alemana que tiene como finalidad básica precisamente eso: el combate contra la descomposición moral visible, tanto a nivel global como en el entorno más próximo.

Según la citada ONG, en el ranking de la corrupción están, después de los partidos políticos, los medios de comunicación y las empresas privadas. Y aún no sabiendo cuan significativa puede ser una muestra de opinión sobre el tema de 500 españoles, en el Barómetro Global de la Corrupción que Transparencia Internacional acaba de presentar traducido a veinte idiomas, figuran asignadas a nuestro país: un 3,8, a la política, por delante de los medios de comunicación (que desinforman más que informan) con un 3,6, las empresas (3,5) y el poder judicial (3,4), lo que es representativo de una evidente desconfianza social. (Téngase presente que en 32 de los países consultados, la corrupción política ha sido estimada en 4 sobre 5)

Aclara el informe que en algunos países es más elevado el grado de descomposición moral de los Parlamentos y de los legisladores que el de los políticos.

Seguramente que estos días, en los que en Buenos Aires (hasta el 17.12.2004) se está celebrando una Cumbre (la COP10) sobre el Cambio Climático (porque Kioto ha dejado de ser asignatura pendiente y entre en vigor en febrero próximo), se habrán de fijar pautas, deberes difíciles porque ha empezado la cuenta atrás.

Porque parece como que algunos países hayan firmado su adhesión sin saber lo que hacían, a qué se comprometían realmente. "Las élites políticas coorruptas y los inversionistas sin moral interrumpen, impiden el crecimiento sostenible", destacaba el índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional del 28.8.2002.

“Las élites políticas y sus camaradas siguen aceptando sobornos y, junto con empresarios igualmente corruptos están sometiendo a naciones enteras a la pobreza, a impedir sus crecimiento. Hai altos niveles de corrupción en lugares pobres del mundo, y también en muchos países con empresas que invierten en naciones en fase de desarrollo" (deslocalización para abaratar costos pagando salarios de hambre), declaraba Peter Eigen, presidente de TI, con motivo de la presentación del citado índice. En fin, en el discurso del hombre a la hora de presentar el trabajo se insiste en que se trata de una "encuesta de encuestas", referida a 102 países del mundo.

En dicho trabajo se establecen una serie de apartados, de los que citaremos: "Gestión de Conocimiento", en el que parece existir un gran campo para la información en la "red", para la enseñanza de las buenas prácticas. Y acceso fácil a datos del ámbito de la corrupción. El Sistema de Investigación e Información en Línea sobre Corrupción (CORIS), facilita a los activistas que laboren por la regeneración, a los interesados en el tema, un fácil acceso a la documentación que en volumen creciente debe estar a disposición de las iniciativas éticas.

Otro de los apartados es el de "Crear Conciencia e Incidencia" en cuestiones como la denuncia del soborno de funcionarios públicos extranjeros en transacciones comerciales, etc. Y en el apartado de "Monitoreo" se deberá alcanzar una evaluación selectiva de las tendencias de la corrupción y su frecuencia, así como documentación de éxitos y fracasos en la lucha contra la misma, como “referendums" para la conculcación de la Ley de Costas o "mesas camilla de concertación para su posible abandono, de las pautas en la misma fijadas".

Pero el interés de este momento está en la aprobación del borrador del código de “Buen Gobierno del Gobierno”, un paso importante si ha de servir para el arranque de una forma de hacer política verdaderamente regeneracionista.

Claro que los ciudadanos sospechamos siempre de actitudes raras, de los enriquecimientos fáciles, de la creación de patrimonios excesivos, algo imposible si se ejerce la política con honradez.

Creo que todos sabemos de casos en los que las leyes parecen un mero adorno o de cómo se desvanece en ocasiones la justicia, o se queda "cortita". Sea, pues, bienvenido el "código de buena conducta" del Gobierno, que esperamos no acabe su mandato marcado por el estigma del nacionalfelipismo, por los escándalos disparatados de los que el país tiene un conocimiento aparentemente incompleto por lo que ha dicho Vera

Dedicación exclusiva, transparencia informativa, austeridad en el uso del poder (la prohibición de recibir regalos que puedan condicionar el desempeño de la función pública), supresión de los tratamientos (porque todos somos iguales y basta, naturalmente, con decir señor o señora), promoción del entorno cultural, protección y respeto a la igualdadd de género.

Por otro lado, el jefe de Gobierno y sus ministros deberán hacere declaración pública de su patrimonio en un registro oficial, además de incluir en el BOE la inscripción de sus actividades y derechos patrimoniales.

. El establecimiento de sanciones da un mayor crédito al "código", porque los que infrinjan la normativa no podrán ser nombrados para cargo similar hasta transcurridos diez años. Por otra parte el establecimiento de un Observatorio de Conflictos parece enlazar con la filosofía, con el espíritu de la ONG Transparencia Internacional, nacida como instrumento anti-corrupción. A ver si es cierto.

xesuslopez@terra.es
xesús lópez fernández