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En los momentos en que nos aprestamos a festejar el advenimiento del nuevo año, las autoridades de ocupación Marroquí anuncian contra viento y marea la histérica decisión de demolición del fuerte de Dajla o Villa Cisneros, el hecho ha causado desazón y perplejidad a personalidades, instituciones y organismos culturales, sumándose a la campaña internacional para salvar la vieja construcción y haciendo un llamamiento a la UNESCO a que intervenga ante las autoridades del reino Alauita.

El legado histórico y cultural en cuestión ha sido a lo largo de los años una de las pruebas de abrazo de dos civilizaciones distintas y distantes pero unidas por un pasado común y proyección de futuro.

Marruecos, otra vez, nos sorprende, pero en ésta ocasión con un “presente” de fin de año inadecuado e inaceptable al proceder a la destrucción definitiva del fuerte que España asentó en 1884 en la zona de Río de Oro, sobre los escombros de la humilde favela de Quiroga y Cervera con la que iniciaron la presencia colonial en el territorio saharaui.

Las razones políticas y estratégicas que promovieron la colonización del territorio, llevaron a la compañía Hispano-africana a la construcción de una factoría, destruida el 9 Marzo de 1885, pero restaurada después. Con el regreso de Emilio Bonelli se dio un gran impulso a la misma e incluso un vapor, el Río de Oro, hacía un viaje mensual entre la metrópoli, canaria y la colonia, según los cronistas.

La factoría se estableció majestuosamente sobre una de las elevaciones panorámicas de la villa, y con el discurrir del tiempo se convirtió en punto de referencia para ciudadanos y paisanos, y mas aún para las goletas comerciales y canoas de pescadores saharauis y canarios que salpicaban entonces la bahía.

Era verdaderamente un minarete diurno e inmovible para los hombres en sus faenas de mar adentro; sirvió igualmente como gran almacén de víveres del ejército, y en los años treinta acogió entre sus muros a desterrados peninsulares desde anarquistas, comunistas hasta republicanos durante y después de la guerra civil española.

Marruecos, hasta el momento, continua en el empeño, haciendo oídos sordos, en robar, quizás para siempre, parte de la historia universal sin esgrimir ninguna justificación que avale el acto desafortunado. Por tanto, no es más que la inaceptable e impune alevosía de los nuevos señores del MAJZEN que llevan el timón del reino hacia la deriva de lo incierto.

Sin duda, el resentimiento que acapara corazón y alma invita a la reflexión sobre un hecho que por si solo apunta hacia el “secuestro” de la historia e impronta con los que los pueblos español y saharaui con tesón, sacrificio y superación, asentaron las bases del entendimiento, a pesar de las diferencias y condiciones de unos y de otros en determinados momentos de la historia; y que hoy, precisamente, queremos defender y rendir homenaje a través de la pérdida de la factoría de Dajla.

Por ello, nada ni nadie podrán omitir o relegar el papel de la historia. Obviando, claro está, los intereses en juego de la época. Sin embargo, tenemos igualmente la obligación de evocar y defender la huella del pasado para dar mejor continuidad a la historia que un día seguramente nos juzgará por la encomienda que quizá se empotra en los muros de la fortaleza que hoy destruye Marruecos.
M.M. FAKALA

Adios al Fuerte de Villa Cisneros.
No hemos podido hacer más. A pesar de los comunicados, acciones de protesta, campaña de emails para pedir el fin de esta barbaridad, finalmente las autoridades marroquíes de ocupación han derribado el fuerte de Villa Cisneros.

Desde julio, cuando llegaron las noticias del inicio de la destrucción del Fuerte, los correos de aviso venían de las zonas ocupadas.

No se trata de una solicitud que se haya hecho desde España, los propios saharauis hacían una llamada desesperada en defensa de su patrimonio cultural. La invasión marroquí está intentando una inmersión cultural, eliminar cualquier signo de distinción entre saharauis y marroquíes.

La persecución del idioma español, la destrucción de edificios y cualquier huella del pasado colonial, o los intentos de denominar a los saharauis como “tribus bereberes o tuaregs”, sólo hay que recordar el nefasto festival de Tan Tan, vergonzosamente patrocinado por la UNESCO, todo forma parte de una clara intención de eliminiar la identidad saharaui.

Ayer recibíamos la noticia a través de un correo de Med Elmami Aamar Salem, Secretario General del COMITÉ DE ACCIÓN CONTRA LA TORTURA Dajla Sahara Occidental.

Las palabras eran muy claras:
“Adiós al fuerte, no hemos escatimado ningún esfuerzo para impedir la desaparición de la primera factoría construida en nuestra país. Quedará en nuestro recuerdo para siempre. Viva Sahara Libre”.

No vamos a desanimarnos porque esta causa es demasiado justa y digna como para no tener claro que triunfará. Pero es difícil. Es terriblemente difícil difundir una información como ésta y que apenas encuentre eco en la prensa.

Es muy duro comprobar la vergüenza de políticos que tenemos, con esa tristísima nueva abstención al plan Baker en la ONU. Es indignante la visita el mes que viene de los reyes de España a un sátrapa dictador que se ha permitido pasar varias semanas a todo lujo en el Caribe con un séquito de 300 personas, tras la gira por diferentes países de Sudamérica.

Este viaje de placer le impidió estar presente en el Foro del Porvenir que le organizó EEUU, una actividad sin duda mucho menos importante que divertirse en el Caribe.

Precisamente, uno de los países visitados fue México, en el que los grupos pro saharauis están haciendo una estupenda actividad, con el nuevo embajador de la República Saharaui y la asociación de amigos del pueblo saharaui a la cabeza.

En México Mohamed VI sólo consiguió una importante reacción de la prensa que se hizo eco de la extraña forma de viajar del rey de Marruecos, acompañado de un reactor lleno de muebles para hacerle más agradable la gira.

Le tachaban de excéntrico, que es lo menos que se le puede llamar. Tampoco se olvidó visitar otros países como Chile, de dónde han surgido rumores de que podrían estar considerando su reconocimiento de la República Saharaui.

Por supuesto que el gran amigo y valedor de Mohamed VI Felipe González se ha dado una vuelta por Chile probablemente para hacer algunas recomendaciones de política exterior al gobierno chileno. No podemos olvidar que González siempre se ha tenido a sí mismo por un gran estadista.

Y ahí van a estar los reyes en una visita que dicen “se cuidará con especial mimo”. ¿Dirán algo sobre el Sahara?. En las páginas de El Mundo acabamos de leer un reportaje donde se habla de torturas, detenciones arbitrarias, juicios sin garantías legales, persecución y sufrimiento.

¿Es que nadie va a hacer nada?, ¿nunca se va a pedir explicaciones a Marruecos por estos años de infamia?. Sólo hay una opción y es seguir hablando y luchando en todos los sitios que podamos. Ellos quieren el silencio, pero todos nosotros tenemos que suponer la denuncia y llevar la voz de la causa saharaui a todos los sitios que podamos.

Los saharauis ya no tienen el Fuerte de Villa Cisneros, símbolo de tiempos más felices en los que no estaban bajo la cruel ocupación marroquí. Hay muchos culpables que han alimentado esta destrucción con su silencio cómplice.

Sin embargo la voz de los saharauis sigue reclamando la responsabilidad de los organismos que protegen los derechos del patrimonio cultural de la humanidad.

El gobierno marroquí puede tener claro que con la eliminación del Fuerte lo que ha conseguido es afianzar aún más los deseos de lucha del pueblo saharaui.

Los saharauis llevan 30 años tragándose el amargo té de la ocupación. Ya va siendo hora de respuestas para este pueblo.
* Información extraída de...

* Toda la información relacionada en Ibérica 2000, sobre Marruecos... (Enlace...)

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