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Señor Presidente: el motivo de la presente es expresarle mi profunda preocupación por el rumbo que ha tomado la política ambiental y energética de la Junta, que al parecer está apostando exclusivamente por proyectos insostenibles y extraordinariamente lesivos para el medio ambiente extremeño.

La cementera de Alconera es uno. La mina de Aguablanca, otro. Ahora quiere usted darnos la puntilla endilgándonos una refinería en Tierra de Barros, y si hablamos de energías renovables veo que no es capaz de pensar a otra escala que no sea la industrial: nada menos que trescientas hectáreas de placas solares en Villanueva de la Serena. ¿Conseguirá subvención para todas?

En cambio, vivimos en una de las pocas comunidades autónomas que no aporta ni siquiera un euro a los particulares que deseen instalar en sus tejados paneles solares conectados a la red eléctrica, mientras que en lugares como por ejemplo Navarra, con menor radiación solar, las subvenciones a fondo perdido alcanzan un 40 por ciento del total de la inversión, a lo que hay que sumar el otro veinte por ciento que proporciona el Estado.

Señor Ibarra, en Extremadura mucha gente vive del campo. El cambio climático, con su rosario de sequías y otras calamidades climatológicas, se va a cebar especialmente en agricultores y ganaderos. ¿Es que no va a hacer nada? ¿Prefiere seguir trabajando en sentido contrario? En su mano está ser parte de la solución o parte del problema. Piénselo, Señor Ibarra.

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* A toda la información alojada desde Ibérica 2000, sobre LA SALUD AMBIENTAL de Extremadura... (A numerosos artículos...)

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