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Pero les aseguro que titubear no es ni montar farsas ni dedicarse a imposturas.

No sé tampoco qué precisa cada cual para tenerse en pie cada mañana al levantarse. Para unos puede ser una botella de whisky. Para otros, la resolución firme de contestar al jefe como se merece. O bien, para muchos cada día, actvarse la sesera y la circulación sanguínea a base de la consabida "raya". Es posible por eso que, como yo me contento sólo con un café con leche, tienda fácilmente al titubeo matinal en cuestiones en el fondo irrelevantes.

Cuando pienso en Europa y me entusiasmo con su idea, no pienso en la Europa del capital. No sé a qué viene ahora tanto escándalo protestando contra el capital y el capitalismo. El capital, aunque desastrosamente repartido, inunda ya los cinco continentes y penetra vertiginosamente en China. Todas las Constituciones europeas ya lo tienen consagrado, directa o indirectamente. No veo movilizaciones universales ni locales contra él. Al contrario, cada vez avanza más y es mayor el abismo entre ricos y pobres. Pero yo pienso, pensaba, que ya habrá tiempo para luchar más de cerca contra él y para afrontar reformas en serio. Empezaremos abordando “la primera parte de la parte contratante de la primera parte”...

Cuando pienso en Europa, pienso en ese Gales que renuncia a subir su nivel de vida a cuenta del turismo y prefiere seguir explotando su pizarra y dedicarse al pastoreo. O, por ejemplo, en Alemania, Bélgica, Holanda... donde con doscientas veces menos horas de sol al año que en esta insolada península nuestra, les falta poco para depender sólo de la energía solar. Yo tengo un pequeño y modesto piso de vecinos en Bruselas desde hace muchos años, donde asimismo llueve diez veces más que aquí. Pues bien, el vecindario dispone de marmitas que reciclan el agua residual de los electrodomésticos. En esa Europa pienso cuando titubeo...

Desde luego respiro más hondo ahora con el proyecto de Constitución. La de aquí me la trae al pairo. Eso teniendo en cuenta que, residiendo en Madrid y no siendo ni de aquí ni de allá, he defendido siempre con mucho más denuedo e incluso riesgo personal el soberanismo catalán y vasco (de los que lo quieren), que muchos catalanes y vascos que conviven aquí tan ricamente con el centralismo, simplemente por la mezquina y sempiterna razón de la consabida pela. Simplemente porque ordeñan en su provecho la ubre al sistema. Eso es lo que suele sobrar y bastar a muchos que dejan de desgañitarse contra el capital en cuanto lo consiguen. Entonces se les acaba el furor. Y es porque no lo tenían...

En fin, a qué flojas reflexiones –si es que lo son- se ve uno precisado a responder... por una cortesía que dudo merezcan.

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