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Te levantas todas las mañanas puntualmente a la misma hora de siempre, sabiendo que debes ir corriendo a buscar ese vehículo público que te conducirá a tu sacrosanto lugar de tortura cotidiana. Casi no has tenido tiempo de tragarte un café sin sabor, sin olor, sin gracia.

Mientras recorres tu saturada ciudad, te atiborran a diarios gratuitos que no paran de cantar y anunciar todo tipo de excelencias, desgracias mil y maravillas simpares, adornando con titulares magníficos y multicolores todos esos atropellos y estupideces oficiales que tanto suelen agradan a los que cortan el bacalao en la España oficial... Es verdad que seguimos anclados en la Iberia bruta y casposa, esa España garbancera y dispuesta a no pensar ni reflexionar nunca. Lo singular y sorprendente es que tenemos a muchos voluntarios, a mucho salvapatrias, siempre preparado y dispuesto a desenvainar la espada para cortar la cabeza a los osados que se atrevan a pensar un poquito, a los pocos que se atrevan a denunciar las carencias y desequilibrios vitales, no acatando el servilismo y la inercia imperante.

Sabes bien, mientras haces una pausa durante el café del almuerzo, que debes empezar a sospechar lo urgente que es tomar una decisión y dedicarte a fumar un buen Habano en tus ratos libres. Simplemente quieres fumarte un puro para así denunciar esa especie de puritanismo que parece reinar en ciertas altas esferas del Poder, pues no entiendes que se conceda tanta prioridad a eso de impulsar cruzadas en favor de la “salud” colectiva, cuando casi todos los mortales hispanos nos jugamos la vida diariamente al tener que vivir en casas estrechas, en ciudades apestosas, en trabajos precarios, soportando todo tipo de robos y mentiras oficiales...

Y sigues apretando teclas con ese apasionado aburrimiento castizo que tenemos todos los valencianos, procediendo al archivo de esos papeles que sabes bien lo insulsos y banales que son ahora y siempre. Sigues con la esperanza de que nada va a cambiar, pues realmente te sabes un cobarde, un triste y aburrido cobarde.. Bueno, algo puede cambiar si te atreves a coger una taza de café bien caliente y la lanzas contra el pelota de turno. Mejor todavía: puedes hacer acopio de valor y robar la grapadora para utilizarla como arma arrojadiza cuando te salude el jefe del Servicio a las tres de la tarde. Eso sí, no te olvides de hacer blanco y procura hacer el mayor daño posible.

Un acto de valor tan inusual, tan generoso merece un aplauso y una celebración multitudinaria, pues son tan pocas las personas que hacen algo para cambiar y mejorar un poquito sus grises y endeudadas existencias mortales, que cualquier disparate o acto de rebeldía merece un enorme respeto, merece recibir un elogio solemne y risueño.

Ten la certeza plena de que nadie te va a castigar a pesar de tu absurdo y alocado comportamiento y del daño físico que ocasiones. Los jefes y los dueños del pastel saben bien que los mortales nos sabemos envenenar, mortificar y autoflagelar a todo trapo, aprovechando cualquier situación, olvidando que la vida es excesivamente breve y que no nos vamos a llevar al otro mundo el adosado o el Mercedes, último modelo que vas a pagar a plazos durante unos 15 largos años.

El Llanero solitario, desde los laberintos inexpugnables de la precariedad futura valenciana.

u>Información que nos llega por:
Gentileza de Cercle Obert de Benicalap - Iniciativas Sociales y Culturales de Futuro.
marin_antseg@gva.es

* A toda la información relacionada, y alojada por este colectivo valenciano... (A numerosos enlaces...)

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