La contaminación de plásticos en la Bahía de Manila
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RESIDUOS SÓLIDOS ARROJADOS A LOS MARES... FILIPINAS.
Nos enfrentamos a una creciente ola de extinción en los océanos... los mares han alcanzado un punto de inflexión, con decenas de especies que pueblan los océanos, como peces, aves y mamíferos marinos, avanzando hacia la extinción”. Instituto Pew para la Ciencia de los Océanos, 2005.
Agosto 2006. La belleza de la Bahía de Manila se ha inmortalizado en canciones, poemas y viejas historias. En ella se han librado y ganado batallas históricas y una vez sus aguas estuvieron repletas de peces y vida marina. Sin embargo, la belleza, la historia y la riqueza de la Bahía ya no son tales.
La Bahía de Manila se considera hoy una de las más contaminadas del mundo. Aparte de los sedimentos, las aguas residuales y los residuos industriales que habitualmente son vertidos a estas aguas, un invento humano del siglo XIX está echando a perder su belleza legendaria: el plástico.
Una visión de conjunto de los residuos sólidos en la Bahía de Manila, o en cualquier ecosistema acuático de agua dulce o salada, nos muestra que los plásticos constituyen la mayor parte de los objetos flotantes.
Al ser tan ligeros, permanecen en la superficie del agua la mayor parte del tiempo y son transportados por el viento y las olas lejos de donde fueron arrojados, provocando daños allí donde estén.
En la Bahía de Manila la mayoría de los plásticos procede de lugares en tierra firme. Especialmente, existe una densidad más elevada de desechos plásticos a lo largo de los deltas de los ríos y en los esteros, sobre todo después de lluvias intensas. Parte de estos plásticos acaba incluso cubriendo los manglares a lo largo de la costa.
Los plásticos que están pensados para desecharse después de usarse una vez se llaman plásticos de usar y tirar.
Generalmente son productos derivados del petróleo y se emplean sobre todo como envoltorios. Sin embargo, en Filipinas, a menudo se reutilizan estos envoltorios de un solo uso. Las botellas y tazas de plástico de las bebidas se utilizan una y otra vez hasta que empiezan a gotear.
La contaminación causada por los desechos plásticos contribuye a la pérdida de recursos económicos, especialmente pesqueros. A menudo está asociada a un disminución de oportunidades para el turismo, ya que la presencia de basuras plásticas arruina la belleza natural del entorno. Implica costes económicos en forma de daños en los barcos, infraestructuras o sistemas de desagüe, y supone que se destinen más recursos a las tareas de limpieza y gestión de los residuos. También puede acarrear peligro físico para las personas que naden o buceen en las aguas plagadas de plástico.
Asimismo, los plásticos se han identificado como responsables de la muerte de pájaros, tortugas, peces, crustáceos, mamíferos marinos y otros animales terrestres por vía de ingestión o por haber quedado enredados. Los trozos de plástico tienden a juntarse en ciertos giros, o remolinos oceánicos como el Giro Subtropical del Pacífico Norte. Las estimaciones indican que en las zonas más afectadas del océano existe seis veces más plástico (en peso seco) que zooplancton. Resulta imposible limpiar o filtrar estos pequeños trozos de plástico del lecho marino o de la superficie.
Peligrosos tóxicos y altos contaminantes ya están en nuestra sangre en un cóctel de consecuencias incalculables e impredecibles. (I Parte)
Una conferencia recopilada en diversos vídeos que no puedes dejar de conocer. ¿Quién está a cargo en nuestro país de este esencial control de salud? ¿Nadie es transparente con estos datos tan graves?
El Dr. Nicolás Olea:Es Médico, Catedrático en Radiología y Medicina. Facultativo Especialista de área, licenciado en medicina y cirugía. Actualmente es Coordinador en el Hospital Clínico de Granada, Investigador en este mismo hospital, vocal del Patronato de la Fundación Científica, y es la máxima autoridad en España del Estudio de las Afecciones sobre la Salud Provocadas por los Productos Químicos, Hormonas en condiciones de trabajo intensivo en invernadero.
Los pedazos más grandes tienden a hundirse una vez que los organismos marinos adherentes quedan pegados a ellos, pero pueden ser arrastrados a la costa por fuertes corrientes marinas. Más aún, no se han realizado estudios que determinen el impacto de la ingestión de trozos de plástico por animales filtradores que no son capaces de distinguir entre el plancton y los desechos plásticos.
La huella ecológica que dejan los plásticos es enorme. Es necesario que nos replanteemos nuestros hábitos de consumo para que la calidad, el uso a largo plazo, la sensatez ecológica y la sostenibilidad medioambiental reciban más valor que la conveniencia (por ejemplo en el caso de estos desechables), la moda y lo precios artificialmente bajos.
La reducción de los residuos y el uso de alternativas no tóxicas que los sustituyan deberían ser la máxima prioridad y se deberían establecer sistemas que apoyen estas políticas.
Más aún, las empresas y minoristas que se lucran con la producción desenfrenada y el empleo de plásticos de un solo uso deberían ser responsabilizados en última instancia por el daño que estos materiales de usar y tirar causan al medio ambiente.
Fuente/Autor:
Recopilaciones de P. Amaya para Ibérica 2000.
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* Los científicos piden que se estudie el efecto de basuras y plásticos en el mar. "Preocupación ante la formación bajo las aguas de vertederos que contaminan los fondos" El País - 10/05/2006 Ángela Boto. Cualquiera puede apreciar que el mar cercano a las costas está cada vez más contaminado, pero las basuras no conocen fronteras ni distancias. Allí donde ni la luz del sol puede llegar, a más de 2.000 metros de profundidad, junto a los calamares gigantes se encuentran también botes con restos de pintura, filtros de máquinas y trapos de limpieza. "El mar es el gran vertedero universal donde nada se ve", afirma Francesc Sardá del Instituto de Ciencias del Mar (CSIC) en Barcelona. "Y el problema es que se desconoce el alcance de la acumulación de basura porque no se hacen estudios específicos, sino que en la mayoría de los casos son descubrimientos fortuitos de científicos que están investigando otras cuestiones". Precisamente ése es el caso del equipo de Sardá que, mientras hacía campañas de investigación pesquera, se ha encontrado con auténticos vertederos submarinos. Y para tener una idea del interesante legado que se deja a las generaciones futuras sólo un dato. Una botella de plástico que un día como hoy un ciudadano cualquiera lanza al mar seguirá ahí, aunque no en su forma actual, en el año 2456. Algunas estimaciones indican que este material puede resistir cuatro siglos y medio sin degradarse. El denominado plástico biodegradable por el momento no es una alternativa real, sino más bien una forma de engañar a la conciencia. Los especialistas afirman que los ensayos que se han realizado se han hecho en condiciones muy particulares que están lejos de ser las que se darán en el medioambiente de modo que el material supuestamente biodegradable podrá disgregarse en fragmentos más pequeños por la acción mecánica, pero no se incorporará al entorno completamente. Todos los expertos coinciden en que, sobre todo en las rutas más utilizadas, deben de existir zonas en las que hay auténticas montañas de basuras que se han ido formando con los vertidos constantes de las embarcaciones. Así lo ha podido constatar Sardá, por ejemplo, durante una campaña del equipo catalán en el mar Jónico (frente a Grecia), cuyo objetivo era rastrear los fondos para determinar a que profundidad máxima se podía encontrar la gamba rosada, una especie de amplio consumo. Sin embargo, Sardá describe una situación similar en el Mediterráneo occidental, por ejemplo la ruta que une Barcelona y Palma de Mallorca, la misma durante años, al igual que las vías que emplean los petroleros. "En el fondo de los mares puede haber material contaminante, pero el problema es que se dispone de muy pocos datos porque no se han hecho estudios sistemáticos de los fondos marinos. El dinero que se dedica a cuestiones ambientales es muy poco", explica el investigador catalán. "Hemos intentado que la Comunidad Europea financiara este tipo de proyectos, pero da prioridad a otros y no salen adelante". Hay otras cosas que no se ven en el mar que pueden tener efectos potencialmente muy peligrosos. Richard Thompson, un experto en ecología marina de la Universidad de Plymouth (Reino Unido) y su equipo hace años que estudian los restos microscópicos de plástico que se acumulan en los mares. Los grandes fragmentos de este material se han detectado en todos los mares del planeta, pero según los trabajos de los británicos los sedimentos oceánicos también están plagados de pequeños restos inferiores a 20 micras (menores que el diámetro de un cabello). También ha podido constatar Thompson que la cantidad de estas minúsculas basuras se ha multiplicado por cuatro en los últimos 50 años y "sabemos que por la naturaleza de nuestros análisis estamos contabilizando menos residuos de los reales", explica este científico desde Plymouth. Además del impacto obvio de estos contaminantes para los habitantes del océano (Thompson y su equipo han constatado que los minúsculos fragmentos son ingeridos por algunos de los microorganismos que habitan el fondo del mar), existe otra potencial amenaza todavía sin confirmar. Las minúsculas partículas de plástico podrían comportarse como microscópicas bombas de tóxicos en la cadena alimentaria porque son capaces de acumular en su estructura sustancias químicas nocivas que primero pasarían a las especies marinas y que finalmente podrían acabar en el plato de los humanos. Los plásticos detectados por el grupo de Thompson parecen proceder de múltiples elementos que forman parte de la vida cotidiana. Por ese motivo opina que "un pequeño cambio en nuestros hábitos, en nuestro estilo de vida, puede tener un gran impacto en el futuro". Uno de los caballos de batalla del científico británico y de otros investigadores de esta área son los embalajes de los productos de uso cotidiano, puesto que son los que más probablemente acabarán contaminando los mares. "El empaquetado que se usa en la mayoría de los casos supera lo que sería necesario para mantener los productos correctamente. En muchos casos se utiliza el plástico como una herramienta de mercadotencia, pero hay que tener en cuenta que permanecerá durante siglos en el medioambiente". A esto hay que añadir que el 8% de la producción mundial de petróleo está destinada a la fabricación de plásticos y un 41% se emplea en generar embalajes desechables. "Es decir, que si reducimos la producción el impacto puede ser enorme", asegura Thompson. "Lo bueno es que hay cosas que el público general puede hacer desde este mismo momento: evitar comprar productos con un empaquetado excesivo, reciclar y reutilizar cuando sea posible, por ejemplo las bolsas". Información extraíga de: www.webislam.com/?idt=4748
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