Uno no puede olvidar nunca |
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Y ESTO ESTÁ OCURRIENDO EN PLENO SIGLO XXI |
-Uno no puede olvidar nunca...,pues me enseñaron a recordar la II Guerra Mundial, que comenzó Alemania, y nos demostró hasta que punto el ser humano es capaz de martirizar, degradar, torturar, violar...a los prisioneros de guerra–mujeres y niños–, como se demostró en los campos de exterminio de judíos por tierras europeas : fue el Holocausto de Israel. |
(Artículo de opinión) Uno no puede olvidar nunca...
Cada día que pasa, cada hora, cada minuto, cada segundo...diría yo que estamos haciendo Historia, Historia Universal. Los libros reflejarán los hechos acaecidos fehacientemente, para que las generaciones futuras aprendan de los errores pasados, y, así, indudablemente, construiremos un mundo mejor para vivir y convivir, ricos con pobres y pobres con ricos. La Historia es una asignatura que siempre está latente, viva y llena de acontecimientos destacados: peligrosos, malos y buenos, espeluznantes, escandalosos, etcétera. Uno no puede olvidar nunca..., pues me enseñaron a recordar el día 1 de septiembre de 1939; la hora 2.50 de la madrugada. Empezaron a oírse los primeros disparos de una guerra que duró casi cinco años; la más grande de las guerras que haya visto ojo humano había comenzado–fue la más feroz, la más costosa, la más sangrienta. Después se le vino en llamar la II Guerra Mundial. Las causas de esta conflagración mundial fueron diversas y de distinta índole. Un avión americano, el B–29(de sobre nombre “Enola Gay”), a los 8.15 de la mañana del 6 de agosto de 1945, volando a una altura de 10.000 metros lanzó sobre Hiroshima–la población civil–, la primera bomba atómica. Después, el 8 de agoto de 1945 caía la segunda bomba atómica sobre Nagasaki. Otro hombre, el señor Harry_S._Truman–a la sazón presidente de los EE.UU. –autorizó el bombardeo atómico.
Uno no puede olvidar nunca...,pues me enseñaron a recordar la II Guerra Mundial, que comenzó Alemania, y nos demostró hasta que punto el ser humano es capaz de martirizar, degradar, torturar, violar...a los prisioneros de guerra–mujeres y niños–, como se demostró en los campos de exterminio de judíos por tierras europeas : fue el Holocausto de Israel.
Uno no puede olvidar nunca..., pues me enseñaron a recordar los actos de hostigamiento, que se están llevando a cabo por los colonos judíos contra los palestinos, y en la ciudad de Hebrón( Cisjordania), los cuales puede llegar a convertirse en un nuevo “Holocausto de Palestina”.Y esto está ocurriendo en pleno siglo XXI: aquí y ahora.
Pero, en Alemania, la ministra de Justicia, Brigitte Zypries, trata, y a su manera, de impedir y penalizando cualquier manifestación de racismo, antisemitismo y xenofobia mediante la exhibición pública de símbolos nazis. Y es que ahora trata de influenciar en la UE (Unión Europea), para que prohíban la susodicha exhibición–símbolos, medallas esvástica...-, y a que penalicen la negación del Holocausto. Si seguimos sus consejos al pie de la letra entraríamos en una oscura situación crítica, en el sentido de que limitaríamos la libertad de expresión. (Hay partidos de extrema derecha en Europa, no lo voy a negar, verbigracia: Frente Nacional de Francia, NPD de Alemania, el partido del rumano Corneliu Vadim Tudor.) Y éstos van, y están en su perfecto derecho, a defender sus ideales, equivocados o no equivocados, pero ideales al fin y a la postre. Si niegan evidencias históricas, que han sido contrastadas fehacientemente, allá ellos y sus sus conciencias. Mas a estos partidos políticos se les ha de derrotar, sin duda, mediante el ejercicio de la democracia, desempeñada por los ciudadanos cuando cumplen con la obligación de votar: el sí, el no o la abstención.
Hoy Europa está funcionando bajo otros parámetros que amparan la libertad de expresión, y en todos sus matices. Debemos de promover el discurso, el dialogo, la libertad de prensa… para no negar nunca lo que los libros de Historia Universal nos enseñaron, y seguirán haciéndolo, de los hechos acaecidos a través de los tiempos. Porque es tontería tratar de negar que existió la Inquisición, el Holocausto, el genocidio de los indios americanos por los hombres que colonizaron Estados Unidos…La verdades históricas no se pueden legislar en virtud de opiniones sin fundamento histórico y demostrado, para que cada uno de nosotros digamos lo que más nos convenga en cada momento. Pero sí es importante coger la pluma todos los días para distraer, enseñar y hermanar a los pueblos del mundo entero, sin distinción de raza, sexo, religión...Saber el cómo y el cuándo adelantarse a los acontecimiento de interés periodístico. Hay que tratar de no mentir, más uno lo haría en dos casos muy concretos: a) para salvar la vida de un ser humano, y b) para elogiar la belleza de una mujer. William Faulkner dejó escrito que “aconsejo para llegar a ser un buen periodista-escritor-: un noventa y nueve por ciento de talento, noventa y nueve por ciento de disciplina y noventa y nueve por ciento de trabajo”. Y esto es una verdad como un templo.
Los sueños de los nacionalistas, y en el mundo entero, son de ellos .Recordemos al neofascista e historiador británico David_Irving, quien fue sentenciado por un tribunal austriaco a tres años de prisión por negar la existencia del Holocausto judío, hace seis años ya. Irving fue liberado el 20 de diciembre de 2006, y al salir manifestó: “Lo negué, pero ahora he cambiado de opinión”. Quizás despertó de un sueño profundo que, soñando y más soñando, le devolvió a la realidad cotidiana de todo historiador que se precie de serlo.
La Historia no se puede falsificar porque ella nos pertenece a todos los vivientes. Ella nos enseña–a mí me parece–, a memorizar en nuestro intelecto los buenos y los malos recuerdos acaecidos, porque si mi cabeza perdiera la memoria cognoscitiva –retentiva fresca bañada por agua de puro manantial–, me convertiría en el más feliz de los mortales, ya que entonces viviría solamente de y por mis sueños, y los sueños siempre sería míos. “[... ]Yo sueño que estoy aquí/destas prisiones cargado, /y soñé que en otro estado/ más lisonjero me vi. / ¿Qué es la vida? Un frenesí. / ¿Qué es la vida? Una ilusión, /una sombra, una ficción, / y el mayor bien es pequeño: / que toda la vida es sueño, / y los sueños, sueños son.”(Soliloquio de Segismundo en La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca.) En esta obra, claramente, el célebre escritor nos explica que el nombre sueña mientras vive. Después, y, con la muerte, todos comprendemos que pasamos a un sueño más prolongado, y de donde nadie–que yo sepa–ha regresado.
La Coruña, 28 de febrero de 2007
* Mariano Cabrero Bárcena es escritor ( copyright )
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por: Mariano (28/02/2007) |
Fuente/Autor:
-Autoria propia/ Mariano Cabrero Bárcena |
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