En la flora del Parque de Ordesa y Monte Perdido, con el Valle de Pineta, constan 1394 taxones, lo que supone el 45% de la flora del Pirineo aragonés.
En esta parte del Pirineo encontramos más de la mitad de los endemismos del Pirineo (82 para ser exactos). Este espacio alberga 112 comunidades vegetales. Estos son datos a tener en cuenta siempre, a la hora de subestimar este paisaje...
Como ejemplos a primera pincelada podemos destacar:* La Oreja de oso (Ramonda myconi), reliquia de unos climas templados.
* La Androsae pyrenaica. Planta en serio peligro de extinción.
* La Saxifraga aizoides.
* Y la endémica Petrocoptis crassifolia, que aparece en las paredes del imponente cañón de Añisclo.
Todos estos detalles determinan un fabuloso abanico climático.
Lluvias y nevadas abundantes en las zonas más al norte, que alimentan la red fluvial
que recorre cañones y profundos barrancos. Aguas que han dado lugar a laberintos subterráneos
y galerías que hasta la actualidad, todavía están por explorar en su totalidad.Las bajas temperaturas y la frondosa vegetación favorecen la riqueza de anhídrido carbónico disuelto en las aguas, que favorece la disolución de la roca calcárea formando uno de los karst más imponentes de todo el Pirineo. Las aguas superficiales son muy escasas ya que penetran rápidamente en el subsuelo gracias a la rápida infiltración por sus grietas y simas que actúan como sumideros. Para ejemplos de ellos, tenemos el lago helado de Monte Perdido, el de Salarons en Ordesa y el de Gurrundué en Escuáin.
Todo esta actividad hidrológica subterránea ha vertido en el desarrollo de galerías de gran recorrido. Se han catalogado más de 50 cavidades importantes con decenas de km. como el Sistema Arañonera, en la parte oeste del parque con 1.150 metros de profundidad y 24 km. de desarrollo, o la sima Félix Rúiz de Arcaute, en la zona de Gabieto con profundidades realizadas de más de 500 metros. Aparecen otras cavidades muy interesantes que albergan en su interior hielo de forma permanente, como la más conocida, la de Castéret, con una superficie helada de varios miles de metros cuadrados. En resumen, este espacio es un gran queso de Gruyère bajo los pies. Incluso aparecen curiosidades investigadas de que las cuencas están sorprendentemente intercomunicadas y existen fugas de canalizaciones subterráneas como la de Gavarnié -en Francia-, de la que manan aguas procedentes de la vertiente de Ordesa.
La diferencia con el entorno más al sur es muy notable por la vegetación mediterránea, resultado de un clima más seco y soleado.
En algo más de 15.000 hectáreas de territorio de máxima protección para la conservación, podemos encontrar puntos de nieves perpetuas en las altas cimas del Cilindro de Marboré, en el Monte Perdido y en el Añisclo, y oscuras selvas de vegetación atlántica que engalanan los bajos de Ordesa, los fondos de Añisclo, Escuáin y del Valle de Pineta. Incluyendo los extensos desiertos de Salarons y Millaris, desnudos por su dureza.
Ordesa embelesa al visitante desde el primer momento, y nunca deja de sorprender al curioso si profundiza e intenta conocer cada vez más sus secretos y sus bellezas. Hace falta tiempo y paciencia para recorrer tantos espacios distintos y gravarlos en la cámara fotográfica que no dejará de cliquear el tiempo que dure cada excursión. A cada paso, en cada respiro, en cada mirada aparecerá un nuevo motivo.
Cuesta imaginar que todo este gran espacio hace 300 millones de años (en la Era Primaria o Paleozoica) no era una cordillera, sino una cuenca marina en cuyos fondos poco profundos -según indican los fósiles hallados- se depositaron grandes cantidades de sedimentos. Y después una gran convulsión de fuerzas y de magma (Orogénia Hercínica), plegaron y dieron forma a macizos como Panticosa, Bielsa con Posets y Maladeta. Pero esta cordillera aún tuvo que sufrir más alteraciones a las que se le ha terminado llamando segunda Orogenia Alpina. Y ellas fueron las responsables de haber dejado el Pirineo tal y como lo conocemos en nuestros días, unas montañas muy antiguas -denominadas Pirineo Axial- rodeadas de otras más jóvenes llamadas Sierras Interiores y de una naturaleza calcárea perfectamente armonizada de blancos y de tonalidades grises.
Este Pirineo Axial aflora en el parque por su parte noroeste por el barranco de La Larri sobre el valle de Pineta, donde la naturaleza de las rocas es de calizas y pizarras. Estos materiales corresponden a la Era primaria (Devónico superior) con una edad que puede alcanzar los 400 millones de años. Pero hace tan solo 50 millones de años empezó la verdadera convulsión de fuerzas, de plegamientos fracturados por los empujones creados durante la Orogenia Alpina, que empezó a finales del Eoceno.
Por ello, el montañero que asciende por Cotatuero, irá encontrándose al paso la secuencia de estratos que empieza por las calizas cretácicas del fondo del valle hasta llegar hasta las margas terciarias de Millaris. Pero a partir de aquí, volverá a cruzarse -a 3000 metros de altitud- con niveles que había rebasado mil metros más abajo. Así las mismas areniscas calcáreas rojizas del Tozal del Mallo vuelven a aparecer en los Gabietos y el Pico Royo.
Entre tanta explosión de vida, de alegría, podría resultar triste que un campo de lirios pueda florecer en estos parajes sin que ningún humano pudiera pasar por allí y apreciar ese encanto mágico que envuelve las retinas, o que las hojas de los árboles cambiasen de colores en los engalanados otoños, sin que ninguno de los que pasen por debajo se detenga unos minutos a abrazar su tronco, a admirar sus guirnaldas y farolillos de festejo natural. Ordesa es verdaderamente el reino natural de las colosales paredes y de las frondosas fajas, un espectáculo permanente para aquellos que se aventuren a caminar por ellas con pasos silenciosos, sin gritos, sin ruido bullicioso, por encima de un auténtico edén vegetal. Entre las margas blancas los pastores de la zona desarrollaron las estrechas rutas por encima del valle principal, como la Faja de las Flores y la Faja de la Pardina en Añisclo. Y por encima de estos estratos están las margas y las calizas arcillosas relativamente blandas que han dado como resultado a cumbres como el Tobacor, la Sierra Custodia, la Estiba y el Tozal de Bizienda.
Gracias a la plasticidad de estos terrenos se ha favorecido la aparición de plegamientos producidos por el deslizamiento de estratos al empaparse de agua, y eso imprime al paisaje una especial forma popular que le ha dado identidad propia. El agua y el hielo son los grandes responsables de ello y los que dan la vida tan especial a los entornos del Arazas en Ordesa, el Bellós en Añisclo, el Yaga en Escuáin y el Cinca en Pineta; que hacen que su aportación conjunta al Ebro sea la más caudalosa.
Los glaciares que se presentan en los Pirineos tienen una cronología de hace 50.000 millones de años, en que el relieve era muy distinto al de hoy. Por las lenguas de estos, bajaban ríos de hielo de más de 300 metros de espesor, que descendían de altitudes de alrededor de 900 metros y que mantenían un recorrido de hasta 40 kilómetros. Hay que imaginar aquellos paisajes cuando estamos en las alturas, desde donde podemos contemplar toda esta monstruosa fisonomía.
A lo largo de la historia de la Tierra se han sucedido diferentes períodos de frío, y en el último millón de años, se han producido hasta 4 glaciaciones principales, durante las cuales todo el norte de Europa y las montañas del sur, como los Pirineos, quedaron cubiertas por una capa de cientos de metros de hielo.
De las 4 glaciaciones, sólo las tres últimas se reconocen en las montañas de este parque. La glaciación Würm que comenzó hace unos 100.000 años, es la más reciente y su final tuvo lugar hace tan solo 10.000 años. A partir de entonces tuvo el acelerado retroceso glaciar, que se vio sólo temporalmente interrumpido durante la Pequeña Edad de Hielo, en un periodo de frío de varios siglos de duración, que se prolongó hasta el siglo XIX. Ello desmonta la polémica confusión con la que se ha pretendido sostener el presunto calentamiento global a causa de la industria del carbón y de las emisiones de CO2. Los glaciares ya retrocedían su actividad, mucho antes de que la era industrial apareciese.Los glaciares de Monte Perdido y de las Tres Sorores fueron los más importantes de la cordillera. La lengua de Ordesa tras recibir el glaciar del Ara se calcula terminara en Sarvisé, donde se han reconocido restos de aquellas morrenas. El recorrido pudiera ser de 40 km. y su espesor se acercaría a 400 metros como lo atestiguan los depósitos laterales estudiados en la ermita de Santa Ana, muy por encima del municipio de Torla. Las paredes que limó el glaciar, formaron caídas impresionantes de aguas como el de los 200 metros de Cotatuero, uno de los más altos de la Península Ibérica.
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A finales del s.XIX Franz Schrader calculó la extensión del glaciar que formaban el Cilindro, Monte Perdido y Añisclo con 600 hectáreas de extensión de los hielos y con unos 200 metros el grosor. En tan solo cien años, el glaciar de Monte Perdido ocupa 45 hectáreas y el grosor del hielo se ha reducido a tan sólo 50 metros.
Otro glaciar importante de unos 40 km. de longitud fue el del Cinca, que se iniciaba en el circo de Pineta dando forma de U al valle con fondo plano y paredes escarpadas que formaron saltos de agua como el de La Larri. Este glaciar de Pineta circulaba por el Balle Berde, y llegaría hasta el Paso de las Devotas, alcanzando los 700 metros de altitud tras recibir el glaciar procedente de Chistau. El análisis de sus morrenas demuestran el máximo avance de estos frentes.
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Estos glaciares formaron cubetas que posteriormente se rellenaron de las aguas, y formaron bellos ibones de tonalidades verdosas -por la presencia de un alga microscópica-, como el de Marboré o Marmorés. La zona tiene escasez de lagos de montaña por la facilidad de filtración que tiene este territorio.
La elevada altitud en general del parque, propicia el clima frío y húmedo, típico de la alta montaña, con un período vegetativo muy corto y, por tanto, con una gran fragilidad biológica. Influencia de clima atlántico sobre todo en la línea de cumbres situadas en la divisoria con Francia, que pueden alcanzar precipitaciones anuales de hasta 2.000 litros por metro cuadrado. Los valores menores de pluviometria se alcanzan en las zonas bajas de Añisclo, donde apenas llegan a 900 litros. La presencia de nieve durante el invierno implica que los ríos del alta montaña lleven poco caudal, pues el agua es retenida de forma sólida (hielos), y ello hace que los caudales mínimos no se produzcan durante las fechas del estiaje sino en los meses de invierno.
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De las temperaturas consultadas en este área, conllevan heladas frecuentes desde mediados del mes de octubre hasta primeros de mayo. En la altitud, las temperaturas descienden de forma brusca al caer la noche, llegándose a registrar los -15º C en muchas ocasiones. La escasez de viento contribuye a acentuar los contrastes térmicos, siendo menos acusada en las zonas boscosas que en los desnudos roquedos.
En los fondos de los valles se dan inversiones térmicas ya que el aire frío es más pesado, por lo que se dan temperaturas más bajas aquí que en las cimas. Estas inversiones térmicas representan una anomalía, pues lo normal sería que la temperatura disminuyera con el orden de 6º C por cada 1.000 metros ascendidos. Es importante recordar que las heladas nocturnas en las hondonadas pueden ser muy intensas, sobre todo cuando sobreviene la calma después de los días en que sopla viento del norte.
En los cañones estas situaciones pueden llegan a ser muy persistentes al quedar el aire frío atrapado en sus fondos, hecho que se refleja en su vegetación, cuyos pisos aparecen invertidos: plantas que requieren frío y humedad en las partes bajas y plantas termófilas en las altas.
Tras los inviernos secos, en primavera suele coincidir con un incremento de la inestabilidad atmosférica, con abundantes lluvias y nevadas. Esta estación y el otoño son las épocas más húmedas de esta parte del Pirineo, dándose un tiempo muy cambiante en que pueden alternar días templados con otros auténticamente invernales.
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El hayedo conforma principalmente el bosque frondoso y variopinto del interior del Valle de Pineta. Colores en primavera que engalanan y llenan de esplendor esos caminos, cobijando a la numerosa fauna de estas partes bajas de Ordesa; es todo mágico lo que la envuelve. Por las noches entre la espesura podemos disfrutar a lo lejos del canto del Cárabo, que hará de sereno para aquellos que se aventuren a caminar entre la sosegada penumbra.En el interior de estas masas vegetales que ocupan los fondos de estos valles, hay que enumerar la amplia variedad que abarca hasta 15 unidades de bosques diferentes, que van desde los encinares mediterráneos hasta los pinares de pino negro. Son estos hayedos, los abetales, los robledales, los abedules, los tilos, los arces, los sauces, los pinos silvestres, los tejos, los cerezos silvestres, los majuelos y los bojes que lo rellenan todo, los ingredientes esenciales que dan como resultado esa diversa biodiversidad.
Generalmente las hayas se agrupan en altitudes entre los 1.000 y los 1.700 metros, en laderas de orientación norteña. Es lo que se conoce como "piso montano húmedo". A menudo se asocia con el abeto blanco, formando un interesante ecosistema boscoso de media montaña: el hayedo-habetal.
Al haya le favorece la humedad del aire, los lugares frecuentados por las nieblas o "boiras". La copa de estos árboles busca el frescor, pero sus raíces rechazan lo suelos encharcados o muy mojados, por ello en el Pirineo es un árbol frecuente y bastante abundante; es el que da el color diferente a los otoños. El nombre latino de este árbol "Fagus sylvatica" proviene de la palabra "fago", que significa "comilón". Sus frutos, los hayucos, son el alimento otoñal para muchos animales como el oso. También es alimento para las ardillas, para los arrendajos y para otros duendes invisibles, como los ratones campestres.
Aquí la primavera es un tanto equívoca, ya que durante la primera mitad de la estación el paisaje de la alta montaña es absolutamente de carácter invernal. Pero en las cotas bajas el deshielo progresa rápidamente y se hace patente en todas las zonas a finales de mayo. Es entonces cuando se produce lo que los lugareños llaman
"mayencos", ríos lechosos que ven su caudal en aumento.
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En junio las lluvias disminuyen y el verano es una época relativamente seca por la influencia de un clima mediterráneo. Pero es entonces cuando abundan las tormentas y las lluvias cortas pero torrenciales, de forma muy puntual y pasajera. Pero si esto viene acompañado de frentes fríos, estas tormentas son más abundantes y desemboca en un tiempo más fresco. Es cuando las nubosidades se estancan en las alturas, y se producen muchas zonas de
"boiras". (neblinas)
Es pues, cuando las temperaturas máximas durante la posición del Sol en el cenit puede aproximarse a los 30º C en las zonas bajas de los valles, y rara vez se superan los 20º C en las cumbres.
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En las partes altas del barranco de La Larri podemos observar pizarras negras a veces algo arenosas. Pero en las partes del Pico de la Canal dominan las calizas blancas con nódulos de sílex, que aparecen transformadas en mármol. Pero lo más característico de La Larri es la presencia de una ventana tectónica con materiales más modernos rodeados por el Paleozoico. Aquí destacan areniscas y conglomerados pertenecientes al final de la Era Primaria. Estas rocas afloran a pedazos a lo largo de todo el Pirineo aragonés, pero aquí en La Larri es el único lugar del entorno del parque en el que las podemos observar. Toda la descripción del clima es mucho más compleja de lo que la hemos intentado resumir en este reportaje, pero el relieve más abierto o cerrado hace que se produzcan en muchos lugares y de forma asombrosa microclimas. La topografía condiciona totalmente el paso de los vientos que soplan con fuerza en las cumbres y se aceleran al atravesar lugares estrechos. Las nubosidades se acumulan en las laderas de barlovento (las que miran al viento) originando los llamados "mares de nubes", sobre todo en las laderas de las vertientes francesas donde las precipitaciones son mayores.
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Un recorrido emocionante por el Valle de Pineta, Gavarnie, Ordesa y Monte Perdido... (Presentación Power Point...)
La orientación de las laderas umbrías y solanas ofrecen como resultado una diferencia muy notable, haciendo persistir la nieve en las zonas donde apenas entra el Sol. Los neveros son más numerosos en las caras norte y este; por lo que no es casualidad que el glaciar de Monte Perdido se sitúe en una ladera con orientación nordeste. Como tampoco es coincidencia que en Ordesa se den plantas únicas, perfectamente adaptadas a un terreno difícil, a un terreno de naturaleza caliza, duro y con un clima riguroso. Es por ello que nada ocurre por casualidad en unos lugares donde la geología es el ingrediente principal que condiciona los suelos que permitirán el tipo de vegetación y con ello, las especies animales que podrán vivir en él.
A reportajes y artículos relacionados, desde Ibérica 2000:*
Desde el Valle de Pineta... (Enlaces...)*
Monte Perdido. Sus historias nos envuelven...*
Refugio de Pineta*
Rutas por el Pirineo Aragonés... (En coche)*
Ainsa, a las puertas de Ordesa...*
Al Cañón de Añisclo*
Por los entornos del Valle de Bujaruelo...*
Flora del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido*
Ordesa: una durísima vida en las alturas.*
Senderos: Desde Pineta a Tella, por el canal. (Entre las rutas más espectaculares de Aragón...)*
El Refugio de Tucarroya. (Francia-España) (Frente al Perdido, y sobre el lago Marmorés...)*
Aludes y nieve: prevención y seguridad en la alta montaña. (Imprescindible extremar la prudencia...)*
Cascadas de hielo en la frontera.Libros que os aconsejamos consultar, para tener una idea global de la riqueza ecológica y geológica que presenta esta parte de la Cordillera Pirenaica:(Disponibles en la biblioteca del Ayto. de Bielsa...)* Ordesa & Monte Perdido National Park.Lunwerg editores. 2001.
Textos: Basilio Rada Martínez.
Magníficas fotografías de Joaquim Castells y de Eduardo Viñuales.
* Bellezas del Alto Aragón. De Lucien Briet.
Una referencia obligada para todo viajero.
Editado por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales.
Los artículos y manuscritos tomados por Lucien Briet y dedicados a esta parte de los Pirineos desbordan admiración y poesía. Más de 1600 fotografías tomadas en aquellos tiempos en 20 años de incursiones a la región del Alto Aragón.
* Refugio de Goriz. (Huesca 2008)
Accesos, excursiones, ascensiones, travesias invernales.
De Angel Morató Sanfélix, Marieta Gil Alonso y Aitor Ansuategui.
(Ángel es guarda en el refugio de Pineta)* Guía Alpina de excursiones, ascensiones y travesías.Parque Nacional Ordesa y Monte Perdido. 2009.
Por Marta Montmany Ollé.
40 itinerarios, excursiones y mapas con descripciones con unas estupendas fotografías.
Mapas a parte, también publicados a escala 1:40.000 y 1:60.000
* Guía de la Escalada en hielo en los valles de Bielsa.Bielsa, su entorno y el Valle de Pineta en particular, se ha convertido en los últimos años en un referente en cuanto a rutas de escalada en cascadas heladas.
Este libro os presenta 120 rutas descritas al detalle, con fotografías, esquemas, etc.
Del desaparecido Iñaki Cabo Juárez, magnífico escalador y una gran persona apasionada con la montaña.
Editado y distribuido por el propio Ayuntamiento de Bielsa. (Huesca) 2005.
Disponible en la biblioteca municipal. Telf. 974 50 10 00.
secretaria@bielsa.com
Insertado
por: Redac.Ibérica2000 (29/12/2009) |
Fuente/Autor:
Recopilaciones de Ibérica 2000 en el Pirineo. |
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