La democracia que no llega |
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EL PODER DE DERECHO ESTÁ TODAVÍA POR LLEGAR.... |
A lo largo de los mismos siglos que los principales países europeos, excepto Rusia, han vivido repúblicas, monarquías constitucionales y libertades en más o en menos, |
España ha tenido que soportar un clericalismo teocrático furibundo, monarquías absolutas y fascismo. Mientras aquellos países han atravesado algunos graves pero puntuales enfrentamientos endógenos y dos grandes guerras, España se dedicaba a enfrentamientos internos, cruentos o incruentos, a lucha de clases, a "pequeñas" guerras civiles declaradas o sin declarar, y a luchas intestinas que perduran hasta hoy con la hegemonía de las capas sociales superiores que niegan la lucha de clases como la niega todo el que detenta el poder en cada estamento de la sociedad.
Pues bien, la marca del clericalismo sigue firme, como lo prueban leyes, decretos y demás disposiciones acerca de la educación, del aborto y de la eutanasia; las huellas de la guerra civil siguen ahí, como lo prueban la prepotencia, el cinismo, la desverguenza y la desfachatez mostradas por el equipo de gobierno en asuntos de corrupción grave cuyo talante recuerda al de, ahora algo más civilizado, los que se alzaron contra la República; y como lo prueba también la defenestración de un juez que se atrevió a cumplir las disposiciones de una Ley, y con ello remover las cenizas de la postguerra para reparar mínimamente los efectos criminales sobre supervivientes de la guerra en el otro bando, causados a lo largo y ancho de la geografía española por pistoleros a sueldo de la dictadura...
En tales condiciones, ¿a quién puede asombrar que unas cuantas bandas de forajidos más o menos ilustrados, o una sola, se hayan apoderado del poder y no estén en absoluto dispuestos a soltarlo pese a las abrumadoras pruebas que pesan sobre ellos? Esa resistencia está en línea con lo que ha sido y sigue siendo este país: un vivero de pícaros y de fascistas. Porque aun cuando esa otra ambigua facción ahora en la oposición haya gobernado oficialmente, la realidad es que el dinero, la mayor parte de los medios y los centros neurálgicos del poder judicial siempre han estado en manos de los dueños del poder de hecho. El poder de Derecho está todavía por llegar. Un país no es demócrata por decreto. Y el profundo desequilibrio entre las clases sociales y económicas existente, agravado por el saqueo de las arcas públicas a cargo de esas bandas, afecta a todo el proceso de democratización que parece imposible, e incluso al proceso de civilización de esta sociedad visto desde la perspectiva con la que contemplarán el presente los historiadores neutrales del futuro...
Jaime Richart 6 Setiembre 2013
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por: Jaime Richart (06/09/2013) |
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Jaime Richart |
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