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VICTORIA POLÍTICA Y FRACASO ELECTORAL. MARZO 2004.
España.
En el Consejo Político de Izquierda Unida proponemos abrir un período de dos meses para recoger todas aquellas aportaciones y propuestas que colectiva o personalmente puedan participar en el proceso de reflexión para mejorar nuestra inserción política y social.
RESOLUCIÓN DEL CONSEJO POLÍTICO FEDERAL.
(Aprobada en el C.P.F. del 27.03.04 por 79 votos a favor, 28 en contra y 13 abstenciones)
SOBRE LAS ELECCIONES GENERALES DEL 14 DE MARZO.
Victoria política y fracaso electoral.
Izquierda Unida quiere rendir, en primer lugar, un emocionado recuerdo a las víctimas del atroz atentado del pasado 11 de marzo y reiterar su solidaridad con sus familiares.
En esta situación merece la pena destacar los ejemplos de solidaridad ciudadana, individual y colectiva que hicieron posible que el número de víctimas fuera menor y que dieron un ejemplo de coraje muy importante para la recuperación moral de nuestra sociedad.
Destacar igualmente la importante labor de los servicios públicos que mostraron una eficacia y una entrega que no puede menos que ser agradecida.
Izquierda Unida quiere mostrar su agradecimiento a todos estos profesionales y destacar la importancia de un estado social que garantice respuestas y soluciones en todas las circunstancias, también en las más trágicas.
Por último, el salvaje atentado ha suscitado una enorme ola de compromiso
con una política activa de paz, fundada en la solidaridad, en buscar soluciones duraderas fundadas en el diálogo y en la diplomacia.
Queremos en segundo lugar saludar la importante participación popular en
estas elecciones. Ha sido sin duda una victoria de la libertad frente al miedo, frente a la manipulación y frente a la mentira. Ha sido un ejemplo de coraje moral y de afirmación democrática que nadie podrá obviar en adelante.
Han votado un 77,1% de los potenciales electorales lo que significa una
importantísima movilización electoral y una importante legitimación del
sistema democrático. La ciudadanía ha confiado en las instituciones
democráticas para dar respuesta a la situación creada tras los atentados del 11-M.
La masiva participación relacionada tanto con la respuesta al 11-M como con la indigna gestión del gobierno han sido determinantes en el resultado
electoral.
La voluntad de cambio se proyectó con una enorme fuerza en esas jornadas y multiplicó los deseos de evitar una nueva victoria del Partido Popular. No hay equivalente a esta situación de excepcionalidad en nuestro país y sin duda los resultados no hubieran sido los mismos en otro contexto.
Dicho esto, no podemos sino felicitarnos de la respuesta cívica, moral y
republicana de la ciudadanía. No puede haber ninguna duda de la legitimidad
democrática de los resultados. No ha sido una reacción de temor frente a la incertidumbre sino una reacción valiente y decidida frente a la mentira y a sus consecuencias.
Considerando nuestros malos resultados electorales, Izquierda Unida no
quiere dejar de manifestar con sinceridad que vive como propia la victoria
de las fuerzas de izquierda en las pasadas elecciones del 14 de marzo. 13
millones doscientos mil ciudadanos han dicho un sí rotundo a un cambio de
verdad en este país.
Tal y como hemos defendido en esta campaña electoral la perspectiva de cuatro años más del Partido Popular resultaba simplemente
intolerable para una mayoría de ciudadanos.
Por eso las gentes de IU comparten el sentimiento de profunda alegría por el ascenso imparable de una rebelión moral contra la mentira y la guerra, de una corriente moral por la verdad y por la paz, por la regeneración
democrática de nuestro país.
Estamos orgullosos de haber sido parte activa de esa marea y expresamos nuestra satisfacción por que este deseo de cambio se haya producido contra pronóstico.
Se pone fin así a un período negro de nuestra más reciente historia democrática. Nunca antes habíamos vivido tanta prepotencia sectaria, tanta
intolerancia y confrontación. Nunca antes las políticas sociales habían resultado tan excluyentes, los medios de comunicación públicos tan partidistas y tan arrogante el ejercicio del poder. El hartazgo de esta situación ha sido fundamental en el cambio.
Con toda seguridad la gota que ha colmado el vaso de la paciencia y que ha
impulsado los deseos de cambio ha venido dado por el “golpe de estado
mediático” que el PP perpetró después del trágico atentado terrorista del 11 de marzo.
El intento de utilizar una vez más la política antiterrorista en favor del PP se volvió contra el gobierno cuando se demostró su vinculación con el terrorismo islamista y la guerra de Irak.
La ciudadanía asistió estupefacta al burdo empeño por manipular la verdad
con claros fines electorales. Resultaba durísimo comprobar que el gobierno
del PP intentaba instrumentar con la mentira en provecho propio el dolor y
la muerte. Este empeño manipulador se produjo desde el primer momento y se buscó incluso dividir y confrontar a la ciudadanía con una convocatoria cuyo lema no podía sino suscitar desencuentros y malestar justo en el momento en el que el gobierno debiera haber estado más comprometido con el acuerdo y con el diálogo. Este intento de manipulación miserable ha ejemplificado mejor que ninguna otra cosa el modo en el que la derecha extrema que nos ha gobernado concibe el ejercicio del poder y las relaciones de éste con la ciudadanía.
La respuesta del pueblo ha sido admirable. Primero, por su solidaridad
ejemplar con las víctimas; luego, por su clamor unitario contra el
terrorismo el día 12 de marzo frente a los intentos de manipulación del PP; en tercer lugar por su coraje cívico en las manifestaciones del día 13 de marzo y, tras la indignación compartida, al comprobar los efectos de la guerra preventiva, por la exigencia de un cambio inmediato al frente del Gobierno.
Ha sido, sin duda, una prueba de madurez democrática que hay que saludar. Frente a aquellos que pensaban que era posible engañar a todos todo el tiempo, la ciudadanía ha dicho basta y ha producido un vuelco electoral inédito en nuestra historia reciente.
El “tiempo del poder”, el tiempo en el que parecía que todo era posible para el PP ha llegado a su fin de un modo ejemplar: mediante una merecida y contundente derrota electoral.
Pero esta ola es también el efecto de la politización que las movilizaciones de la Huelga General, la LOU, la Ley de Calidad, el Prestige y singularmente la guerra de Irak, han producido en España.
Si ya en las pasadas elecciones municipales las fuerzas de izquierda
conseguimos dos millones setecientos mil votos más que el PP, en estas
elecciones la distancia ha sido de más de 3 millones quinientos mil votos.
Ha sido una victoria concentrada en el Partido Socialista pero que, es
verdad que insuficientemente, expresa la pluralidad de opciones de la
izquierda y su carácter plurinacional.
La singularidad más llamativa de estas elecciones tiene que ver también con el efecto a medio plazo de la ola de politización que ha vivido nuestro país desde la Huelga General del año 2002.
El voto al PSOE no ha sido un voto incondicional. Más bien al contrario. No bastará con “tomar nota” para satisfacer las elevadas exigencias de una ciudadanía que ha tomado conciencia de su capacidad de intervención y de cambio en la política.
Una nueva etapa.
La situación que se abre es radicalmente nueva. El PSOE asume una gran
responsabilidad y debe ser consciente de que una buena parte del electorado será enormemente exigente para asegurar el cumplimiento de sus compromisos electorales.
Entre ellos y de manera particularmente importante: una política internacional de paz y el regreso de las tropas de Irak; la recuperación del diálogo y del pluralismo político y territorial; la regeneración democrática de nuestra vida pública y un giro social a favor de las necesidades de la mayoría.
Pero el resultado de las elecciones no es solamente importante a nivel de
nuestro país. Esta derrota del PP es también un retroceso en la involución
política a nivel internacional. Un retroceso de la alianza de la guerra, de la alianza de la globalización autoritaria. Debemos verlo así, así lo están viendo en todos los países europeos, en los propios EE.UU. y en el resto del planeta.
El cambio tiene ante sí desafíos transcendentales: el compromiso de retorno de las tropas españolas de Irak, la recuperación de la unidad en la lucha contra el terrorismo, la apertura de una nueva etapa de desarrollo autonómico y la necesidad de un impulso a las políticas sociales.
En este proceso de cambio político y moral, el trabajo de Izquierda Unida ha sido decisivo. Con toda seguridad sin nuestra actividad de denuncia y
movilización, esta situación no hubiera sido posible. Izquierda Unida
comprometió su empeño en abrir una nueva etapa política en nuestro país y
esa situación se ha producido.
Quizá sea el momento de recordar que esta fuerza política y todos y cada uno de sus afiliados estuvieron desde el primer momento en la denuncia de una actividad del Partido Popular que suponía un serio riesgo democrático. Los dos primeros años de oposición del Partido Socialista estuvieron presididos por la idea de la oposición tranquila y los pactos de Estado. Sin nuestro concurso no se hubiera generado esa ola de dignidad democrática que finalmente se ha expresado de una manera rotunda y clara en las urnas. Hemos sido parte decisiva del cambio político aunque nuestros resultados hayan sido tan desfavorables.
Por otra parte, han sido derrotadas las mayorías absolutas abriéndose un
nuevo período que aleja las prácticas y tentaciones autoritarias y
prepotentes y obliga al diálogo y al pacto.
Al mismo tiempo, Izquierda Unida ha querido dar continuidad a su estrategia de consolidar un proyecto político y un espacio propio, rojo ecopacifista y feminista con un discurso y un programa orientado hacia ese sector social crítico y alternativo. A pesar del fracaso electoral sufrido, nuestra estrategia y campaña electoral han contribuido a alimentar el deseo de cambio en la política de nuestro país y a precipitar la derrota del Partido Popular.
Por eso la dirección federal de IU quiere agradecer a aquellos electores que han confiado en nosotros y muy especialmente a sus afiliados y afiliadas el trabajo desarrollado en este período. Gracias a ellos y a ellas este cambio democrático sin precedentes ha sido posible. Que este esfuerzo no se haya traducido en apoyo electoral significativo no es su responsabilidad.
Un fracaso electoral.
Nuestro punto de vista es que el debate que hoy iniciamos no pretende cerrar ninguna conclusión. Pretende, sobre todo en el día de hoy, lanzar un mensaje a la organización: el mensaje de optimismo, de iniciativa política que nuestra organización, nuestros votantes y nuestros militantes se merecen en estos momentos. Pero pretende también proponer un debate al conjunto de IU; un debate tranquilo, sereno, en torno a nuestras insuficiencias y sobre todo en torno a la iniciativa política que debemos tomar en un nuevo momento político, en una nueva etapa política de la vida de nuestro país.
El 14 de marzo ha sido un éxito político para la sociedad española y es
verdad también un mal resultado electoral, un fracaso electoral para IU.
Éxito político porque hemos derrotado a la derecha autoritaria.
Hemos derrotado a un Partido Popular que en la fase final de la campaña electoral resumió, como en ningún otro momento, toda su política: la política de la guerra, la política de la instrumentalización del terrorismo para dividir a los demócratas, la política también de la manipulación informativa y de la mentira. Todo eso se ha derrotado en estas elecciones del 14 de marzo.
Hemos derrotado la oscuridad de la derecha involucionista y hemos abierto una nueva etapa.
Pero reconocemos con claridad que los resultados electorales de IU suponen
mal resultado, un fuerte retroceso electoral inesperado y negativo. Están
alejados de nuestras expectativas y de lo que pensamos era el reconocimiento a nuestra labor.
Una buena parte de la explicación está relacionada, pensamos, con la situación excepcional que crearon los acontecimiento del 11 de marzo, pero es necesario reconocer que no todo puede relacionarse con ese hecho.
Parte de la sensación de decepción tiene que ver, también, con las consecuencias de una Ley electoral injusta que hace que siendo la tercera fuerza más votada seamos sin embargo la sexta en escaños. Pese a que IU obtuvo 1.269.532 votos, manteniendo el grueso de su electorado, el sistema electoral nos ha castigado fuertemente. Baste con dos ejemplos: el PNV tiene dos diputados más con la tercera parte de votos y ERC alcanza tres escaños más con la mitad de apoyo popular.
Un éxito político para la sociedad española, para la izquierda, un éxito político para IU porque hemos sido protagonistas de la estrategia de confrontación que ha hecho posible la erosión del PP, pero un fracaso electoral porque hemos retrocedido y en esta nueva situación política que se abre, con una mayoría minoritaria del PSOE tenemos menos capacidad de
influencia de la que hubiéramos deseado.
Pero compañeros y compañeras, menos capacidad de influencia hubiéramos tenido si se hubiese mantenido la mayoría absoluta o una mayoría relativa del PP. En esa situación, probablemente estaríamos en el exilio interior. Hoy no es así. Por otra parte, nuestros resultados hubieran tenido un aspecto radicalmente diferente con apenas unos miles de votos más. Apenas 10.000 votos más en tres circunscripciones hubieran ofrecido un resultado muy diferente en términos de representación. No es un lamento autojustificativo sino la constatación de que unos miles de votos marcan el límite entre un resultado aceptable y un mal resultado.
No es asumible que los resultados puedan explicarse en razón de una acción
subalterna respecto a algún otro partido político. Nuestra acción política, bien al contrario, ha provocado que el PSOE en nuestro país iba a una oposición tranquila y de pacto con el PP, una oposición que no debilitaba, sino que fortalecía a la derecha, haya tenido que, necesariamente girar a la izquierda de confrontar con el PP y sumarse a la oposición de izquierdas de la que nosotros formamos parte.
No somos los únicos protagonistas, lo ha sido la movilización social, lo han sido las organizaciones altermundistas, las organizaciones sindicales, lo ha sido el tejido social. Pero nosotros hemos sido parte de esa oposición política de izquierdas que más ha debilitado al PP, que más ha erosionado su credibilidad política y que, por otra parte, ha obligado al PSOE a sumarse, aunque fuera en el último momento a las movilizaciones y a la oposición política de izquierdas.
Pero es cierto que esa oposición política, cuando se polariza y cuando se confronta al límite en un marco bipartidista como el que nosotros vivimos y con una ley electoral como la actual, precisamente no nos favorece, no nos deja especio y nos afecta de forma muy importante en nuestros resultados electorales.
Por eso la dirección federal de Izquierda Unida no cree que sea el momento
del desánimo, ni del victimismo, ni menos aún de la interiorización.
Creemos que la derrota del PP abre un nuevo escenario que ofrece mejores posibilidades a una fuerza como la nuestra y que precisa de nosotros ilusión, imaginación y capacidad de iniciativa.
La situación política se ha abierto de un modo más favorable que si los pronósticos que auguraban una victoria del PP se hubieran cumplido. La propia mayoría minoritaria del gobierno del PSOE ofrece un escenario de intervención que podemos y debemos aprovechar con propuestas e iniciativa a favor de la mayoría de nuestra sociedad.
Que la situación sea más favorable nos permite un papel importante que jugar incluso desde una situación de debilidad. La idea de trabajo no puede ser la de cruzarnos de brazos a la espera de lo que ocurra desde el gobierno en minoría del PSOE. Tampoco una posición artificiosa de confrontación a priori que probablemente no fuese entendida si no tuviese unos contenidos políticos claros. No la entenderían muchos votantes ni los votantes que, siendo nuestros o siendo cercanos a IU, se han ido a votar al PSOE.
Los que os proponemos es intervenir porque tenemos proyecto, porque tenemos fuerza, aunque sea debilitada, intervenir para cambiar la vida política de este país para garantizar e influir en los cambios, en los procesos de regeneración democrática, en los cambios favorables al pluralismo político, en los cambios sociales y también en el cambio de la política exterior en particular en relación a la vuelta de las tropas de Iraq.
Nosotros no esperaremos a Junio. Nosotros, hoy mismo, le decimos al Gobierno en funciones y al próximo Gobierno del PSOE que aprovechen el relevo para retirar nuestras tropas, que no esperen a una hipotética Resolución de la ONU que, en todo caso contemplaría fuerzas de interposición que no podrían ser, que no deberían ser las fuerzas que han participado en la agresión o que han ocupado el territorio iraquí.
Esa posición crítica y alternativa es la que proponemos para nuestro proyecto en esta nueva etapa política.
Sin embargo, pensamos que en el análisis de nuestros resultados debemos
considerar al menos los siguientes elementos autocríticos, siendo
conscientes de que en él se expresan buena parte de nuestras insuficiencias y limitaciones:
En primer lugar, precisamos de una análisis pormenorizado de nuestro voto, de la transferencia de voto realizada al PSOE y de otras tendencias que nos ayuden a dibujar con claridad el mapa de nuestro espacio electoral.
Debemos hacer esto desde el convencimiento de nuestro compromiso
con ese millón trescientos mil votantes que en estas circunstancias de
cambio han seguido confiando en nosotros y nosotras. Nuestro mensaje debe ser claro: no os vamos a defraudar.
Pensamos que parte de la explicación tiene que ver con una transferencia de voto muy significativa hacia el Partido Socialista. Una parte de nuestro electorado habría considerado que el modo más seguro de castigar al PP e impedir que éste revalidara su mayoría absoluta era votar al PSOE. Las llamadas al “voto útil” parecen así haber surtido su efecto.
No hemos sabido o podido conjurarlas, particularmente tras el 11 de marzo.
La excepcionalidad de la situación creada tras la masacre del 11 de Marzo y la indigna gestión por parte del gobierno del PP de este acontecimiento. Hay una coincidencia generalizada en que el vuelco electoral se produjo el sábado día 13 y que la voluntad de cambio que todas las encuestas recogían se materializó en esa luctuosa jornada. Frente a una credibilidad no consolidada del Partido Socialista se impuso la rotunda indignación y la necesidad de un cambio en el gobierno de España.
Del vuelco electoral da buena cuenta el análisis de transferencia de voto.
Parece claro que el voto de la movilización y la protesta se ha decidido abiertamente por asegurar la salida del PP al margen de otras consideraciones y sin que ese compromiso suponga ningún cheque en blanco para el Partido Socialista.
Las dificultades de consolidación de un espacio político de la izquierda transformadora y alternativa en el escenario político europeo.
El aislamiento mediático y la polarización artificiosa de la confrontación alrededor del PP y del PSOE. Es indicativo el apagón mediático sufrido por IU durante la larga precampaña electoral.
Pensamos que otra parte de la explicación requerirá de nosotros más
reflexión y debate. Necesitamos analizar con más detenimiento la concreción
de la estrategia de campaña y mejorar el compromiso colectivo de la
dirección en la toma de decisiones en períodos políticamente tan vertiginosos.
Necesitamos también una reflexión crítica sobre nuestra debilidad organizativa, sobre nuestras dificultades de representación de los nuevos
espacios sociales y sobre la conveniencia de adecuar nuestra estructura
organizativa, nuestros discursos y nuestro trabajo institucional a los compromisos adquiridos en la VII Asamblea.
Estamos en una nueva etapa que debe ser concretada con paciencia pero con firmeza. Necesitamos reforzar las propuestas emanadas de nuestra VII Asamblea y que anticipaban el empeño de IU por construir una nueva referencia política y social, roja y ecopacifista, federal, anclada en la participación y la movilización social, en un discurso y unas prácticas claramente alternativas y en la voluntad de construir puentes entre los movimientos sociales clásicos y los nuevos.
IU quiere afirmarse como una fuerza política que participa en la construcción de la red social crítica que propone un cambio de verdad en nuestro país.
Parece obvio que hay que poner en marcha este proceso de cambio que define un proyecto de Izquierda Unida, rojo, ecopacifista y alternativo, basado en la pluralidad, en la flexibilidad organizativa y en la lealtad colectiva a las decisiones mayoritariamente compartidas.
En fin, IU debe consolidarse como una opción más nueva, más fresca, más cercana, más sorprendente tanto en su relación con la ciudadanía, como en la determinación de sus prioridades políticas y en sus formas y maneras de hacer política.
Necesitamos interrogarnos sobre lo qué ocurre a esta formación política para que en condiciones de alternancia política por parte de la izquierda suframos el desgaste del voto útil. Qué nos pasa para que no podamos consolidar en mayor medida nuestro voto, para que nuestro voto sea prácticamente igual que en el año 2000 y no hayamos obtenido el voto que merecíamos del movimiento social de la izquierda a lo largo de los últimos años.
Para esto es imprescindible escuchar a la organización, escuchar a
los votantes de IU, a los que nos han votado y a los que nos han dejado de
votar.
Queremos saber por qué ese voto útil, parte de su utilidad electoral, a parte del bipartidismo, por qué no se queda en el seno de IU, por qué no
nos consideran útiles para derrotar al PP y para garantizar una nueva etapa en un sentido de izquierdas.
En todo caso asumimos colectivamente la responsabilidad del resultado y nos comprometemos a desarrollar el mandato de la VII Asamblea Federal con unidad interna y abiertos a la sociedad de izquierdas.
Influir desde la izquierda y relanzar Izquierda Unida.
Izquierda Unida debe hacer valer en esta etapa, su red social y cultural en la sociedad española sus miles de concejales, diputados y grupos autonómicos, su representación en las diputaciones, en las alcaldías, en
gobiernos autonómicos, para multiplicar, ahora más que nunca, los efectos de nuestras políticas y de nuestras propuestas. Necesitamos hacer un esfuerzo de difusión de nuestra actividad en todos los niveles y reforzar, de este modo, el trabajo institucional que pueda realizarse desde el Congreso de los Diputados.
No podemos perder de vista que una parte importante de los electores han
vuelto a revalidar su voto a IU. Que algunas federaciones han obtenido mejores resultados electorales y que tenemos una obligación con esos electores, y con los ciudadanos de izquierdas para utilizar de la mejor manera posible la influencia que nos han dado en la actual situación política.
En relación al voto que no hemos obtenido o que hemos perdido. Sin lugar a
dudas necesitamos reafirmar el proyecto como un proyecto alternativo
programático que tiene nuevas formas de organización como movimiento y como partido, como movimiento político y social. Pero es necesario, al mismo tiempo, no solamente reafirmar el proyecto, sino continuar su relanzamiento, precisamente a raíz de este resultado electoral.
Porque no es verdad que hayamos estado parados, en cuanto al proyecto de IU. El proyecto de IU en relación a la oposición política que hemos
protagonizado al PP, en relación a la movilización social y a la red de
complicidades que hemos logrado en los últimos años, se ha visto
fortalecido.
Nuestro proyecto político es una comunidad de ideas, de valores. Nuestro proyecto político también tiene una mayor complicidad y una mayor relación con el movimiento social en su conjunto. La hemos logrado en la movilización y en la iniciativa política. Nuestro proyecto político ha presentado alternativas a lo largo de la legislatura a cada uno de los
problemas del país. Es decir, hemos avanzado en el proyecto político.
Pero hay signos de debilidad y elementos también que pueden apuntar a
errores en el seno de nuestro proyecto político, de nuestra organización
política y por eso decimos que hay que relanzar el proyecto y no solo
reafirmarlo.
Y relanzar el proyecto significa avanzar en los contenidos alternativos; contenidos transformadores, de cambio social, de transformación de la sociedad en un sentido socialista, pero también en los contenidos alternativos rojos, verdes y violetas. Es imprescindible avanzar en ese sentido desde el punto de vista político, programático y organizativo y eso todavía no lo hemos hecho o lo hemos hecho muy débilmente.
Es necesario también cambiar el discurso de IU. Un discurso que a la par de ideológico y político sea un discurso cercano a los ciudadanos, a sus problemas, un discurso inductivo que parta de los problemas para plantear alternativas.
Es imprescindible también integrar la pluralidad. A lo largo de este periodo y en sucesivas crisis hemos ido perdiendo pluralidad en esta organización. Es imprescindible avanzar en la pluralidad política, ecológica, feminista, pacifista; una pluralidad transversal que debe funcionar en IU junto con la pluralidad federal.
Todo eso es necesario hacerlo. Y es necesario también cambiar el modelo organizativo de IU. Un modelo organizativo que, sin demérito de las asambleas de las organizaciones territoriales avance más en los colectivos
de interés, avance más en las áreas de elaboración, avance más también en el contacto con los movimientos sociales, en el contacto con el tejido social.
Estos parecen los datos esenciales, junto con un funcionamiento más colectivo de la dirección y una apuesta en valor de la experiencia de gobierno que tenemos en los ámbitos municipales y autonómicos, si lográramos avanzar en estos cinco aspectos antes mencionados podríamos dar una respuesta a nuestra debilidad organizativa y a nuestra debilidad electoral en estos momentos de cara a próximas convocatorias electorales, de cara a nuevos retos políticos de esta organización.
1. Después de estas elecciones y considerando el nuevo escenario, IU
considera su primera obligación la consolidación de un Grupo Parlamentario
que asegure su voz diferenciada en la vida parlamentaria de nuestro país.
Queremos contribuir, desde el Parlamento, a facilitar un cambio de verdad en todas las políticas. Y esto implica un acuerdo con ICV-EUiA basado en un calendario de prioridades compartido y en una propuesta programática
consensuada.
Si el PSOE quiere contar con una mayoría estable para cumplir sus compromisos de izquierdas nosotros nos comprometeremos Desde nuestra
autonomía y desde nuestro propio discurso y proyecto.
En primer lugar, IU escuchará las propuestas que el candidato realice en la sesión de investidura para decidir su voto aunque mostramos, desde ahora mismo, nuestra disposición a facilitar la investidura de manera que se asegure el inicio de un nuevo período pacifista, democrático y de izquierdas en nuestro país. Izquierda Unida no contempla para el futuro otra situación que no sea la de apoyos puntuales a las propuestas políticas del Partido Socialista en cada momento. Igualmente, pensamos en que el mantenimiento de nuestra autonomía y nuestras propuestas nos harán diferenciarnos en cuestiones importantes.
El Grupo Parlamentario por el que apostamos y por el que vamos a negociar es un Grupo que tenga un programa político transformador. El Programa Político que hemos presentado tanto nosotros como IC-Verds-EuiA: El
Programa político transformador de la vida política española.
Lo más importante es un Grupo programático. En segundo lugar, ese Grupo debe ser identificable como un Grupo de IU, de otros también, pero como un Grupo identificable como de IU. En tercer lugar, en ese Grupo nosotros debemos tener nuestro papel. El papel de la Presidencia del Grupo y de la Portavocía del G.P. El papel que nos corresponde por votos, por influencia y también debemos compartir ese Grupo desde el punto de vista programático y de funcionamiento con aquellos que se van a incorporar al Grupo Parlamentario de IU.
2. En este sentido reiteramos que los ejes de nuestra acción seguirán
siendo las 25 propuestas que comprometimos ante la sociedad al comienzo de la campaña electoral.
Los ejes de esa propuesta están anclados en la perspectiva de una política social que incremente de manera sustancial la calidad de vida de las gentes de este país; una política exterior de paz y respeto al derecho internacional desde la UE, independiente y alternativa; en un fuerte compromiso ecológico; en la defensa de una democracia con derechos reales y en un nuevo conjunto de libertades y derechos, así como en el desarrollo federalista de la Constitución.
Nuestras prioridades estarán fundadas en la retirada de las tropas de Irak de manera inmediata; la defensa de una Europa social, pacífica, autónoma, solidaria y democrática; en el apoyo a medidas encaminadas claramente a la lucha contra la precariedad y la siniestralidad laboral; a reforzar el estado social y democrático de derecho, garantizando los recursos que aseguren una educación pública de calidad, el acceso a una vivienda digna, una sanidad pública moderna y eficiente y a propuestas que afronten los nuevos problemas una sociedad como la española: integración social, lucha contra la marginalidad etc; demandaremos la modificación de la Ley electoral en la dirección de asegurar que se cumple el principio democrático de una persona un voto; Un Plan Integral por la igualdad de género y contra la violencia doméstica; medidas que garanticen que los medios de comunicación respetan el principio del carácter público del derecho a la información; la recuperación de la unidad de las fuerzas democráticas en la lucha antiterrorista; La apertura de un diálogo que posibilite una nueva situación entre la administración central y las autonómicas, IU propondrá la perspectiva de un desarrollo federalizante de la Constitución; un cambio radical en nuestro modelo energético y de desarrollo, comenzando por el cierre de las centrales nucleares de Zorita y Garoña y comprometiendo a los poderes públicos en un Plan de cumplimiento estricto de los compromisos de Kyoto.
3. IU va a comenzar a preparar desde ya mismo las próximas elecciones
europeas. Estas elecciones deben ser un momento de inflexión política para
esta organización. Sus características hacen que puedan ofrecer un escenario más favorable para nuestros intereses.
Por eso, preparar una buena campaña, ofrecer una candidatura abierta y plural que pueda expresar nuestro compromiso social, político y cultural con lo nuevo y que permita incorporar elementos de contenido claramente alternativo al debate sobre el proceso de integración europea es una oportunidad que podemos y debemos aprovechar.
Será una oportunidad para recuperar nuestro espacio social y electoral
real. Son unas elecciones importantes en un momento decisivo de nuestra vida política.
IU puede y debe articular un programa que ilusione a millones de personas en la perspectiva de la construcción de una Europa comprometida con la paz, democrática, abierta, solidaria y volcada en la consolidación de un modelo social que garantice estabilidad en el empleo, desarrollo sostenible y nuevos servicios sociales.
Para que la preparación de estas elecciones exprese ya un modo alternativo de nuestro quehacer político, queremos impulsar una “Convocatoria para una Europa por la Paz y la Solidaridad” donde demos voz y participación a sectores sociales, asociaciones y personalidades que puedan colaborar con nosotros y nosotras en la elaboración programática, en la definición de los perfiles de las candidaturas y en la difusión de nuestro mensaje. Proponemos la celebración de un Consejo Político ampliado (Conferencia) que discuta y apruebe nuestra propuesta política, programa y candidatura a las elecciones europeas del próximo 13 de junio.
4. Presentación por Comunidades y en todas las asambleas de nuestro
análisis electoral, de la propuesta de relanzamiento político y de nuestras “veinticinco propuestas para un cambio de verdad” vinculadas a una campaña de afiliación. La idea sería presentar un programa político de lo que van a ser nuestras prioridades en esta legislatura.
Es una propuesta a la ofensiva, que busca consolidar nuestro perfil propio, autónomo y diferenciado en esta nueva etapa. Vivimos la aparente paradoja de una cada vez mayor red de complicidad social y el reducido espacio parlamentario que hemos obtenido. El reto es la articulación de esa red social y su conexión con el proyecto político de IU.
5. La dirección de Izquierda Unida se compromete a culminar este debate
el próximo otoño en una Conferencia Político-Organizativa donde abordemos en profundidad los nuevos desafíos y las mejores respuestas programáticas y organizativas.
Queremos hacer este proceso con el máximo de apertura y de debate y para eso y desde la aprobación formal de este documento en el Consejo Político proponemos abrir un período de dos meses para recoger todas aquellas aportaciones y propuestas que colectiva o personalmente puedan participar en el proceso de reflexión para mejorar nuestra inserción política y social.
Defendemos la necesidad de que Izquierda Unida ponga en práctica el proceso de cambio unitario que nos haga ser el mejor instrumento
político de la izquierda social crítica y alternativa.
Creemos que su preparación debe servir para estimular el debate en el interior de nuestra organización, pero también en el espacio social y electoral de referencia.
6. Por otra parte, se imponen cambios que garanticen un funcionamiento
más colegiado, más regular y más eficiente de los órganos de dirección.
Proponemos que la primera reunión de los órganos de dirección sirva para
poner en marcha las prioridades políticas de la organización para este
próximo período a través de un Plan Marco de Trabajo que sirva de
orientación para los planes de trabajo de las distintas secretarias y que,
con posterioridad, estos puedan ser conocidos y valorados por la militancia.
Pensamos en la utilidad de consolidar las reuniones regulares de
Coordinadores y en la necesidad de garantizar una periodicidad semanal de
las reuniones de Permanente.
7. En este mismo marco se hace necesario y urgente que la C. Permanente
(a propuesta de la Secretaría de Organización) acometa, sobre la base del
mayor acuerdo y consenso posible, una adaptación y racionalización de los
recursos humanos, físicos, técnicos administrativos y políticos, acorde con la nueva situación económica a la que debe adaptarse nuestra organización, todo ello con el objetivo de garantizar el funcionamiento básico y fundamental de la dirección federal, evitando un empeoramiento de la difícil situación financiera que venimos arrastrando.
Lo más importante para abordar la reflexión política sobre los resultados
electorales es transmitirle a la organización en ningún caso interiorización, en ningún caso crispación. El enfoque debe ser no el cierre de filas, pero tampoco la crispación. Tiene que salir una iniciativa que participe con todos los militantes, pero sobre todo una apertura de las filas hacia la sociedad y hacia la izquierda.
Izquierda Unida tiene oportunidades y opciones para convertirse en un
referente insustituible de la izquierda crítica y alternativa.
Ayudará a concretar ese desafío nuestra capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias, el aprovechamiento de nuestras energías y una voluntad decidida de andar este camino desde el compromiso compartido en el futuro de este proyecto y en su necesidad.
Por último, el Consejo Político propone que este documento sirva de instrumento de debate y discusión del conjunto de las organizaciones y que
también pueda ser ofrecido a nuestra base social y electoral.
En este momento es imprescindible recoger todas las aportaciones posibles para hacer más rico y diverso nuestro debate.
Madrid, 27.03.04
>> Autor: pamelaamaya (01/04/2004)
>> Fuente: Izquierda Unida. España - lancara@ordoniez.looptele.com
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