EN EL DÍA FORESTAL MUNDIAL
O reencontramos el camino del bosque, lo agrandamos y respetamos, o el planeta muere.
La situación de la Tierra es casi agónica. Los grandes bosques han desaparecido o están en fase de exterminio. Y ésa es una de las causas, la principal, del deterioro del planeta.
El hecho de que se establezcan determinadas fechas "para meditar" nuestra realidad sobre los Bosques, en relación con el Agua (22.3), o de la Tierra, Medio Ambiente, etc. puede no ser suficiente para crear un espacio de encuentro, de suma de voluntades ciudadanas y de gobiernos, para cambiar el proceso involutivo que nos puede eliminar incluso a nosotros como especie. Deberíamos ampliar nuestra mirada "cósmica" sobre el entorno, especie de ajedrez en el que tenemos nuestro papel.
Pontevedra, 21.3.2006
En el Día Forestal Mundial
por Xesús López Fernández
El 21 de Marzo arranca la Primavera en el Hemisferio Norte; en el Hemisferio Sur lo hace el Otoño. Se ha buscado un consenso para la celebración en común del Día Forestal Mundial y el acuerdo fue tomada hace unos años, en 1971, por decisión de los Estados Miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
(imagen omitida)
Montes cultivados de eucaliptus, para la industria papelera que ha saqueado los territorios forestales y modificado el paisaje...
(Imagen de Ibérica 2000...)
Podríamos hacer un poco de historia de los grandes bosques europeos, de la selva herciniana que se extendía hasta más allá del Rin y que los germanos que fueron interrogados por César decían que no se daba cruzado en dos meses.
Este simple dato nos da idea de cómo han cambiado las cosas a lo largo del tiempo y que, de una situación de amparo que el hombre buscaba en el bosque o mismo de la adoración tributada a los árboles, especialmente al roble, por las razas todas del tronco ario, se comprende que éstas diesen el carácter de templos a ciertos espacios boscosos sagrados. Y con el tiempo, ya desde el Neolítico, se iría concretando un sentido de realidad cósmica en dicha adoración al ser identificado el árbol con la cruz, síntesis por lo tanto de la encarnación, muerte y resurreción, de ahí que algunos pueblos veneren a la Tierra como santa. La cruz es, en efecto, un árbol y los árboles están ahora, en el Hemisferio Norte, en su tiempo de resurrección.
Pero los bosques están en una regresión que parece imparable, cabezonada de la sociedad mundial que, con su avidez por las maderas nobles, acaso esté acabando con los últimos santuarios: Amazonía, Indonesia, África.
Porque lo que se pierde no es solamente masa boscosa; es un caudal de biodiversidad, de "arcas de noé"; son mismo étnias las que están padeciendo su total exterminio porque entre ellas y el bosque existe/existía una relación casi sacramental de total respeto y dependencia, entendidos los árboles como seres vivientes, con espíritu, que sienten como los humanos.
Nos hemos olvidado de que los bosques son imprescindibles para la regulación del ciclo del agua y el clima, que son fábricas de oxígeno que, además, actúan como sumideros de dióxido de carbono, controlan las riadas y evitan la erosión al tiempo que retienen el suelo fértil y son fuente incalculable de recursos y servicios. Por eso es tan importante alcanzar, en nuestro tratamiento del bosque, una situación de auténtica sustentabilidad.
Algo puede estar cambiando.
El realce que se da a esta celebración con plantaciones simbólicas en las que participan escolares, debe mismo marcar un tiempo de esperanza, un camino de futuro hacia el bosque encantado. Fragas personalizadas en las que cada niño puede ser el tutor y vigilante de un árbol determinado: fresno o nogal, cerezo o castaño, alcornoque o tejo.
Es un buen momento para acercarlos a ciertos rincones de nuestra geografía, en los que puedan existir ejemplares que merezcan nuestro respeto, nuestro reconocimiento: el tejo y el tejedal de Casaio, en Ourense, únicos en el mundo; otro tejo famoso, en Pontedeume; el carballo de Carballedo, en Lugo, que crece a lo ancho, o el famoso de O Pelete, en Pontevedra; araucarias y cedros de diversos parques; la inteligente plantación de Esgos, Ourense, enclave de coníferas diversas (pinos de Oregón, alerces europeos, píceas abbies y pinos pinaster), para formarlos en la cultura del bosque mixto y de la biodiversidad, en la necesidad de recuperar el tiempo-espacio, como me decía no hace mucho tiempo el representante de una comunidad de montes.
Queremos un bosque con pájaros y hemos tomado la decisión de repoblar con árboles que hagan de reclamo: robles americanos, castaños, cerezos, arces que pierdan la hoja en Otoño, al margen de la superficie que dediquemos a producción para aserraderos.
Traigo aquí también el testimonio de Paco Gradín, cuidador del jardín botánico de Pagoeta, en el País Vasco, que describe las sensaciones, de difícil concreción, cuando se acerca al jardín por la mañana temprano, en silencio, y contempla a los pájaros afanados en hacer su nido, las magnolias en flor, con brotes de hoja tiernos, de verde intenso, o la luz filtrándose en las copas de los árboles.
El árbol, asegura, es un ser vivo que está ahí, que va creciendo y nos sobrepasa en altura y años, pero no es eterno aunque pueda vivir quinientos o mil años. Comenta la interrelación existente en un bosque variado, en el que viven pájaros y otros animales, de cómo las ardillas, por ejemplo, recolectan nueces con las que forman despensas bajo tierra. Alguna se les olvida y ahí nace un nogal y el bosque crece. Los árboles ayudan, además, a completar el ciclo de la naturaleza.
Insiste en la conveniencia de los bosques urbanos como filtros contra la contaminación y, aunque cada vez existe una mayor conciencia, no siempre se acierta con la especie indicada ni con políticos y ciudadanos conocedores de la lección, de la que en Pontevedra existe un claro ejemplo, la obra de los hermanos José y Fernando Martínez Sarandeses en la Avenida de García Sánchez y Plaza de Galicia, a base de fresnos de cuatro variedades, seudoacacias, cerezos de flor y liquidámbares como especies principales.
Veremos lo que dura, porque las ansias arboricidas de ciertos personajes se han reflejado ya en algún quebranto de aquellos espacios. Pero a nivel de país, en Galicia se ha vivido el delirio de convertir los montes bajos y los bosques mixtos en eucaliptal puro y duro. Cierto que en algunos lugares las gentes están de vuelta con el monte perdido, mineralizado el suelo.
Y así, aún este pasado 17.3 celebraron una asamblea los propietarios de montes de Ferrolterra en el teatro Pastor Díaz, en Viveiro, Lugo, para protestar por el precio de miseria que les pagan actualmente por el eucaliptu que hipoteca sus montes y el paisaje todo de esta tierra.
¿La solución?
Cambio de pautas y de modelo forestal, pensar en clave de biodiversidad, de bosque a medio y largo plazo; no en el cultivo arrasador tratado con agrotóxicos que pueden tener que ver con la muerte denunciada de miles de colmenas de abejas. En Francia dieron con el laboratorio culpable que ya no puede vender su insecticida en aquel país. Pero aquí, ¿cuándo?.
Nota.
Esta artículo es una traducción de otro aparecido en el Diario de Pontevedra el 20.3.2006. (Ha sido ligeramente ampliado...)
* A toda la información alojada en iberica2000, por el mismo autor... (http://www.iberica2000.org/Es/DirectorioAut.asp?Id=11089) (A numerosos enlaces...)
* A toda la información alojada en Ibérica 2000, relacionada con la madera ilegal... (http://www.iberica2000.org/Es/Busquedas.asp?Palabra=madera) (A numerosos artículos y enlaces...)
>> Autor: jesús lópez fernández (20/03/2006)
>> Fuente: Xesús López Fernández
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