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EXISTIRÁN SIEMPRE SEMILLAS DE VIOLENCIA
Mientras los adultos enseñen a los menores a tener miedo...
-Mariano Cabrero:Mientras los adultos enseñen a los menores a tener miedo ,existirán siempre ‘semillas de violencia’ anidadas en sus pobres corazones. Hemos de acostumbrarnos a estar más en contacto con nuestros pequeñuelos–la esperanza del mañana–,cogedles de la mano y hasta andar a gatas alrededor de la mesa del comedor, y ayudarles a ser útiles e instructivos para con los demás cuando lleguen a su mayoría de edad.
-Estamos llenos de miedos: miedo a morir, miedo al dolor, miedo a la enfermedad, miedo al sida, miedo a perder la cabeza, miedo al amor...: son muchos y variados los miedos que pulular por la sociedad del sigloXXI. Y es que todas las personas han sentido ‘miedo’ alguna vez en su vida. Y dado que aquellas son distintas según sus culturas, éste es intercambiable en el ámbito mundial. Podemos hablar del miedo español, del miedo americano, del miedo ruso...Y ahora vuelvo a aludir a lo de ‘las deferentes culturas’, que diferenciar a un país con respecto a otro... Por lo que es conveniente venir en conocimiento de que cada persona posee su miedo, que es personal e intransferible.
Mientras los adultos enseñen a los menores a tener miedo ,existirán siempre ‘semillas de violencia’ anidadas en sus pobres corazones. Hemos de acostumbrarnos a estar más en contacto con nuestros pequeñuelos–la esperanza del mañana–,cogedles de la mano y hasta andar a gatas alrededor de la mesa del comedor, y ayudarles a ser útiles e instructivos para con los demás cuando lleguen a su mayoría de edad. Desterrad las palabras atemorizadoras: ¡Qué viene el coco!, ¡mira esos fantasmas!, ¡qué viene el guardia de...! Todos necesitamos que nos quieran, y, desde luego, los niños más. La presencia de los pequeñuelos en nuestras vidas es, y se convierte, en una vivencia irrepetible difícil de olvidar.
Y es que todos los seres humanos nacemos, en principio, con semillas de bondad, racionalidad y generosidad. Pero, al mismo tiempo, se desarrollan en el interior de nuestros corazones simientes de odio, xenofobia, crueldad, violencia... (los animales matan por hambre, pero los hombres/mujeres matan por puro placer... ¡Triste y puro placer!). Cuando cometemos crueldad contra los menores, los convertimos en juguetes rotos de por vida. Ashley_Montagu dejó escrito: “Aprender a hablar nos cuesta muchos meses. Aprender a amar puede costar años. Ningún ser humano nace con impulsos hostiles o violentos, y nadie se vuelve hostil o violento sin tomarse el tiempo necesario para aprenderlo”.
Coinciden los entendidos en la materia, y entiendo que no están equivocados, cuando señalan que para formar el carácter de una persona, sin duda, precisamos de algunas necesidades primordiales. A saber: afecto, calor humano, alimentos... Es decir, todos los estímulos necesarios, y al mismo tiempo complementarios, para saber discernir entre el bien y el mal. Por el contrario, bajo necesidades contrarias a las anteriores: abandono psíquico o psicológico, falta de afecto, falta de comprensión... los niños/as tienden a desarrollar un carácter dudoso y temeroso: pierden el amor a la vida, y se convierten en “juguetes rotos” de por vida, que muchas personas (mal nombradas de esta manera) violentan y tienden a deshacerse de ellos. Estoy hablando de realidades, que no de ficciones. He aquí el porqué aparecen en el entorno familiar chicos/ as solitarios.
El niño solitario puede ser que, y esto es obvio, se desarrolle como consecuencia de una conducta familiar problemática. La conducta de los padres– de ella y él–, repercute en el niño/a como consecuencia de ser el elemento familiar más vulnerable. Se puede consolidar de esta forma una enfermedad que tiene actualmente cierto desarrollo: la depresión infantil. En el mundo del niño es de suma importancia que reciban afecto–sentirse queridos y protegidos, por sus progenitores, o, en sus defecto, por las personas que los sustituyan cuando estos faltan por muerte, desidia, abandono...La separación o divorcio de los padres, es prudente decir, que repercute de una forma directa en el desarrollo de la personalidad y conducta de los niños: la esperanza del mañana. Los niños, y esto está comprobado, hacen los que ven y oyen. Es decir, imitan a sus padres. Los numerosos trastornos psicológicos y psicopatológicos, que se manifiestan durante la infancia, o, a veces, cuando llega la adolescencia, son debidos al entorno familiar en que han vivido.
Ser niño se ha convertido en una esclavitud, y de esto no me cabe la menor duda, que se está fomentado más y más cada día que pasa. Lo vemos con nuestros propios ojos: tantas y tantas son las forma de explotación de menores, a saber: trata infantil–de niños/as–, comercio sexual con fines lucrativos, trabajos en minas de la muerte, trabajos en la agricultura, los denominados "Niños soldados”creados como escudos humanos para una muerte cierta, matrimonios infantiles forzosos, esclavitud domestica por parte de sus propios padres, abusos sexuales cometidos por los últimos, pederastia( cuando el menor tiene 13 años de edad, y da su consentimiento, resulta que el ‘pederasta’ no comete delito alguno).
Todos sabemos que han existido, y probablemente existen sacerdotes católicos pederastas en todo el mundo. Casos concretos se pueden citar: en Dublín–República de Irlanda, 2002–, en Boston–Estados Unidos, 2002–, en Canadá...Y de aquellos también hay constancia en otras religiones del mundo. Pedofilia: la ejercen hombres desaprensivos e inhumanos–casados y solteros–, que buscan placer enfermo en las pobres criaturas que Dios creo, etc. Así se encuentra el Código Penal español. Respeto esta ley pero no la comparto. Y seguimos convirtiendo a nuestros menores en juguetes rotos.
En la Declaración de los_Derechos_del_Niño [1.Proclamada por la Asamblea General en su resolución 1386 (XIV), de 20 de noviembre de 1959] se estableció lo siguiente: Principio 1: El niño disfrutará de todos los derechos enunciados en esta Declaración. Estos derechos serán reconocidos a todos los niños sin excepción alguna ni distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición, ya sea del propio niño o de su familia.
Los niños/as dan y desean recibir amor, y, desde pequeños, son receptivos a éste. Sin amor el niño–hombre mañana–crece entre el olvido y la oscuridad. Evidentemente existe la ‘Inteligencia Infantil’, y sabemos que, el niño o niña posee ésta en vías de desarrollo. Pero hemos de comprender que, la facultad que tienen los menores para aprender, ha de estar motivada por la enseñanza para que más tarde se adapten al medio ambiente: desarrollo cultural, verbal, problemas concretos, situaciones problemáticas...: a todo esto se le llama enseñanza por antonomasia. Y es que... mientras los adultos enseñen a los menores a tener miedo, existirán siempre ‘semillas de violencia’ anidadas en sus pobres corazones.
La Coruña, 21 de octubre de 2009
©Mariano Cabrero es escritor
>> Autor: Mariano (21/10/2009)
>> Fuente: -Autoría propia/Mariano Cabrero Bárcena
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