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LAS AGUAS PELIGROSAS DE LA CUENCA ALTA DEL RÍO RIMAC.
Perú. Lima.

Pobladores de la Cuenca Alta del río Rímac perjudicados por relaves mineros reclaman atención.

Los valles de la comunidad campesina de Santiago de Surco en la cuenca alta del río Rímac dejaron de ser los productivos campos donde se percibían aromas a manzanas frescas y duraznos por doquier.

Y eso lo sabe muy bien Edmundo Flores Macavilca, agricultor de Ayas, uno de los caseríos de este pueblo, quien dedicó toda su vida a sembrar y producir una variedad de frutales y productos de pan llevar en su propiedad de más de 100 hectáreas.

Flores, vicepresidente de la comunidad, recuerda los años de prosperidad de esta quebrada que hoy languidece debido a las contaminadas aguas del río Rímac.
"En aquellos tiempos no era raro que los agricultores de Ayas recogieran unas cincuenta toneladas de manzanas tipo delicia, peras de agua y duraznos, que luego eran vendidas en el Mercado Mayorista de Frutas de Lima".

La prosperidad duró hasta los años ochenta.
"Yo tenía mi puestecito en Lima, y ahí llegaban los camiones cargados de frutas que salían de mis chacras. Obtenía entre 20 y 30 mil soles semanales, pero con los años la tierra empezó a ponerse de color cenizo y los frutos empezaron a reducirse", afirma con nostalgia.

La década de los noventa sorprendió a Flores con el vertiginoso declive en su producción. Sus esfuerzos para abonar la tierra y usar nuevos métodos para mejorar su producción fueron inútiles. Don Edmundo debió retirar de sus
parcelas más de cinco mil plantas de frutales en los últimos años.

El año pasado la situación fue tan crítica que sus campos apenas dieron frutos suficientes para llenar 20 cajones. Entonces trató de probar suerte con la alfalfa, pero se enfrentó a un nuevo fracaso.

El drama se repite entre los agricultores de Ayas, Linday, la quebrada de Yanajune y zonas bajas del distrito de San Jerónimo de Surco, y se amplía a toda la cuenca hidrográfica que utiliza estas aguas con fines agrícolas. Las tierras lucen grises y no dan fruto.

El problema se encuentra en la fuerte contaminación de las aguas del río Rímac que han empobrecido los suelos agrícolas de esta parte del país a un punto nunca antes visto.
Una investigación realizada por Walter Chamochumbi, especialista en Gestión Ambiental y Desarrollo del Instituto Salud y Trabajo, señala que el principal agente contaminador del ³Río Hablador² en la zona alta son los relaves mineros.

En los campos de cultivo de San Jerónimo de Surco, por ejemplo, los "metales pesados contenidos en los desechos mineros se han acumulado en el suelo agrícola y han deteriorado la calidad y rendimiento de los cultivos".

Según se indica en su informe, se han encontrado altos niveles de plomo, cobre y zinc en aguas, suelos agrícolas y tejido de los frutos de estos caseríos.

Los índices colocan a estos poblados en una situación de riesgo ambiental: el peligro no sólo afecta a los sembríos, sino el ecosistema en general, la fauna y flora de la zona e incluso la salud de los pobladores.

En un recorrido realizado por Andares desde las nacientes del río Rímac se identificó gigantescas relaveras, algunas de ellas abandonadas por irresponsables empresas mineras, que fluyen directamente al río.

El Rímac nace contaminado en las alturas de Ticlio, donde se encuentran los asentamientos mineros y centros de relave de la empresa Volcán. Luego las aguas del Rímac se alimentan del río Chinchan, que a su vez reciben los residuos de la enorme presa de relaves de la minera Yauliyacu.

En este lugar apenas existe una poza de filtración por donde pasan las aguas residuales que luego caen directamente a los ríos Chinchan y Rímac.
A la altura del distrito de Chicla, donde se unen los afluentes de los ríos Chinchan y Ticlio, están concentrados los principales focos de contaminación minera. Aquí se encuentra el centro minero de Casapalca, la planta concentradora de Yauliyacu (ex Centromín), cuyos desechos industriales y desagües van a parar al río. En el Km 113 de la Carretera Central el viajero se encuentra frente a frente con otra impresionante relavera de inacabables cerros plomizos que se inician en la orilla del río Rímac.

Como si esto no fuera dañino, los desechos tóxicos y cilindros vacíos se encuentran a vista y paciencia de cualquier transeúnte, junto al lado del camino y cerca del cauce del río. La señal de alerta está marcada en las
piedras que han adquirido un color negro, y rojo, rodeadas por lagunitas de color naranja intenso. Las relaveras y proyectos de forestación dejados por Centromín y continuados por la minera Yauliyacu se suceden a lo largo del camino.

Cuando las limpias aguas del Río Blanco bajan del lado derecho del curso del Rímac, se unen a un cauce ya oscuro y amenazador.

Pero eso no es todo.
En la entrada de San Mateo de Huanchor se ubica la zona
minera de Casapalca. Genaro Aguilar, gobernador de este poblado, nos mostró cómo las aguas residuales y desechos mineros de este centro son arrojados al río por un enorme tubo.

Explicó que su distrito está afectado por otro foco de contaminación proveniente de la minera Proaño, empresa que tras provocar un fuerte daño a la salud de los pobladores abandonó sin mayor problema sus relaveras, desde donde salen aguas ácidas de color naranja que discurren por un canal hasta
llegar al Rímac.

Riesgo ambiental.
Walter Chamochumbi, del Instituto de Salud y Trabajo, afirma que los niveles de contaminación han ocasionado un estado de riesgo ambiental en las zonas altas del margen derecho del Rímac, cuyas poblaciones están dedicadas a la actividad agrícola. Entre los distritos más afectados se encuentra San Mateo de Huanchor, Matucana, los caseríos de San Jerónimo de Surco y San Mateo de Otao (donde se cultiva las mejores chirimoyas tipo Cumbe), Cocachacra y San Bartolomé.

Por si fuera poco, estos distritos sufren además la falta de servicios básicos como luz, agua y desagüe.
Por lo que el río Rímac se ha convertido en un depositario de las aguas residuales de estos poblados. Todos, excepto San Mateo de Huanchor -que cuenta con una planta de tratamiento-, arrojan sus aguas servidas al río.

Con el fin de resolver estos problemas e incentivar el turismo en esta zona, los ocho distritos que integran la cuenca alta del río Rímac se han unido en la Asociación de Municipalidades de la Zona Centro de la provincia de Huarochirí.

Rafael Olivares Flores, alcalde de Cocachacra y presidente de este grupo, dice que actualmente la flamante asociación trabaja proyectos con ONGs ecologistas para ordenar sus sistemas de alcantarillado y botaderos de basura. Pero advierte que frente a los problemas generados por las mineras
es poco lo que se puede hacer.
"No nos hacen caso; son empresas poderosas y con gran influencia".

En Cocachacra se encuentra la minera Perú Bar, que a pesar de mi insistencia por conocer su Estudio de Impacto Ambiental y saber dónde arrojan sus residuos tóxicos, nunca me han informado nada", indica Olivares.

Revivir al hablador.
El burgomaestre de Cocachacra informó que por Decreto de Urgencia fue creado en abril por la Autoridad Autónoma Especial de la Cuenca del Río Rímac, con el objetivo de impulsar su conservación y recuperación.

Recordemos que el río Rímac, además de tener impacto en la industria, en las actividades agrícolas y en la generación de energía a través de numerosas hidroeléctricas, proporciona cerca del 60 por ciento del agua para el área metropolitana de Lima y Callao.

Sin embargo, para decepción de los miembros de la Asociación, la presencia de los municipios de la zona alta de la cuenca en el directorio de este ente es casi nula.
"Nosotros somos los más perjudicados con la contaminación del río Rímac y conocemos los problemas ambientales de la cuenca, pero en el proyecto se ha dado más peso a las empresas de distribución de agua y energía eléctrica", refiere Olivares.

Ellos han presentado al presidente Valentín Paniagua y otras autoridades centrales sus propuestas de reformación del directorio de la Autoridad Autónoma. En el documento incluyen la participación de tres integrantes de la junta de regantes, un representante del Ministerio de Agricultura, dos miembros de las Comunidades Campesinas y uno de las ONG.

Chamochumbi coincide con los alcaldes de Huarochirí en la necesidad de incluir un mayor número de representantes del consejo provincial y de municipalidades en el directorio.

El especialista calificó de positiva la formación de la Autoridad Autónoma, pero dijo que su creación parece responder sólo al problema de abastecimiento de agua en Lima.
Indicó que en la medida que podamos resolver los graves problemas de la zona alta de la cuenca, con unos 42 mil 300 habitantes, se podrá atender las necesidades de la zona baja.

"La descontaminación del río Rímac debe ser trabajada en forma integral; no olvidemos que quienes más conocen de los efectos de la contaminación en los recursos naturales son los distritos de la zona alta, por eso deben ser escuchados", señaló.

Más información en Ibérica 2000:
* Recopilando información sobre el estado del Río Rimac.

Más información en Internet:
* Contaminación de las aguas subterráneas de los pozos de agua potable. Lima.

>> Autor: cipi-cpn (31/01/2003)
>> Fuente: Por LISSETE HERRERA.


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