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EL DESIERTO DE LOS VERDES.
Política de partidos.
Tras años de fracasos rotundos y repetidos en las urnas, verdes, rojos y violetas de distinto signo se han unido en Los Verdes-Izquierda de Madrid para tratar de abrir en el Ayuntamiento de la capital, con José María Mendiluce a la cabeza, una nueva etapa que ponga fin a una travesía sin rumbo. ¡Eso sí, siempre que las peleas internas lo permitan!
¿Qué es un verde?
Si se lo preguntan a José María Mendiluce, dirá que un verde es él, una persona comprometida con el ecologismo del planeta y contraria al desarrollismo, que defiende una nueva forma de hacer política, sin tanto «jefe» ni estructuras de poder, dentro de la democracia, y demás. Pero verdes, lo que se entiende por verdes en política, hay muchos en España, con múltiples matices y tonalidades.
Hasta ahora, al calor de unas elecciones surgían partidos verdes como setas, en cualquier rincón y por cualquier motivo más o menos coyuntural.
Pero a la hora de la verdad, todos tenían el mismo resultado
en las urnas: un fracaso estrepitoso. Y a partir de ahí, vuelta a empezar.
Mientras en el resto de Europa los verdes han ido ganado terreno a los partidos clásicos, la historia de este color político en nuestro país ha sido hasta ahora una travesía en el desierto. En las últimas elecciones generales, las formaciones que se presentaron con la palabra «verde» en
sus siglas sumaron 325.000 votos en toda España, pero no llegaron al 1,4 por ciento del total. Sólo Iniciativa per Catalunya-Verds superó los cien mil votos (119.290) y logró un escaño en el Congreso.
En Madrid, los resultados han sido igual de desoladores para estos partidos.
En los comicios de 2000, Los Verdes y Los Verdes-Comunidad de Madrid sumaron 45.459 votos, el 1,47 por ciento del total. Si fijamos el objetivo en los cargos públicos que ocupan los verdes de distinto tipo, la imagen mejora un poco: 500 concejales, 20 alcaldías, 17 diputados autonómicos, un eurodiputado independiente y un diputado nacional, según datos
facilitados por la oficina de Mendiluce.
Pero a los nuevos verdes esto les sabe a poco y quieren pasar página. Su objetivo más ambicioso es situarse en el 10 por ciento de representación nacional, y para ello el primer paso debía ser poner fin a tantos años de división y confusión. El 19 de mayo de 2000 se celebró en San Sebastián de los Reyes la constitución de la Federación Los Verdes-Izquierda Verde, formada por Iniciativa per Catalunya Verds, Izquierda Democrática Cántabra, Los Verdes Izquierda de Madrid, Los
Verdes Izquierda Verde d´Asturies y la Confederación de los Verdes, con José María Mendiluce como portavoz y cabeza visible del nuevo proyecto.
Desde entonces, la federación se ha consolidado como referente político de los verdes europeos en España.
Para la conquista de su espacio, los verdes se plantearon como primer reto el Ayuntamiento de Madrid, donde previeron que la batalla electoral podría favorecerles. Y allí pusieron como candidato a su principal baza, Mendiluce, un político curtido en mil batallas, con reputación internacional y, ahora mismo, eurodiputado independiente en el Grupo Socialista.
Campaña alternativa.
Desde el primer momento, el candidato de Los Verdes-Izquierda de Madrid planteó una campaña alternativa, de impacto, con iniciativas que se salieran de lo común y llamaran mucho la atención. Porque se trataba de eso, de hacerse ver y empezar a ser conocido en un sector de la población -sobre todo los jóvenes entre 18 y 25 años- que puede digerir bien el mensaje verde, pero que no tiene ni idea de quién es Mendiluce.
Su conocimiento subió hasta diez puntos, según estimaciones de su equipo de campaña, cuando salió en la portada de la revista «Zero», reconociendo su homosexualidad, algo que fue criticado duramente por... Izquierda Unida, que le acusó de hacer «política espectáculo».
Pero su valoración seguramente bajó algún entero cuando no asistió a la votación en el Parlamento Europeo para crear una comisión de investigación sobre el «Prestige», que finalmente fue rechazada.
La presencia del eurodiputado en la contienda electoral ha gustado poco en el PSOE, pero mucho menos en IU, de donde podrían salir una buena parte de los votos que vayan a parar a los verdes.
La candidata socialista al Ayuntamiento, Trinidad Jiménez, está convencida de que Mendiluce se retirará antes de las elecciones, cuando vea en las encuestas que no tiene nada que hacer. Lo cierto es que la candidatura de los verdes disgregaría el voto de la izquierda, debilitaría aún más a
IU y podría resultar fatal a la hora de formar una alternativa al PP.
Así lo ven ellos.
Porque Mendiluce -quien asegura que no piensa retirarse- se cree capaz de sumar 80.000 votos, llegar al mínimo del 5
por ciento exigido, y obtener tres concejales, que pondría a disposición del PSOE si con ellos evita que vuelva a gobernar el PP.
Reproches de la izquierda.
El candidato verde considera injustos los reproches de sus colegas de la izquierda, porque ellos -recuerda- han sido incapaces de impedir que Álvarez del Manzano lograra mayoría absoluta tres veces consecutivas y ahora quieren mirar a otro lado para buscar futuros culpables si vuelven a quedarse en la oposición.
Pero a Mendiluce tampoco le hace falta mirar muy lejos para recibir críticas. En los últimos días, un sector de Los Verdes, que se ha llamado a sí mismo Red Verde, ha denunciado la tensión interna que, a su juicio, está produciendo la campaña «personalista» del candidato, así como la «virtual» desaparición de Los Verdes-Izquierda de Madrid, que se ha transformado, dicen, en una mera organización de apoyo a Mendiluce.
Esta corriente, que no piensa escindirse porque dicen que los verdes son ellos, demanda una vuelta al diálogo interno y una mayor participación en las decisiones. Critican, además, el intento de desplazar a Ángel Requena como candidato a la Comunidad, de cuya campaña no se sabe absolutamente nada a estas alturas.
Mendiluce tiene claro que el proyecto de los verdes es a largo plazo y que aún queda mucho hasta que en España rocen siquiera el 10 por ciento.
Él, dice, no estará ya en política. De hecho, descarta presentarse a las elecciones generales de 2004 y asegura que si fracasa en las urnas este 25 de mayo -es decir, si no llega al cinco por ciento de los votos-, dejará la política, esperará a que concluya la legislatura en el Parlamento Europeo y se retirará. Y aun en el caso de obtener acta de
concejal, no estaría más de dos mandatos, tiempo suficiente para poner en marcha y consolidar esta opción política. Se trata, en definitiva, de que Madrid no se convierta en un oasis en el desierto de los verdes.
Publicado en: ABC.
Texto:
MARIANO CALLEJA.
>> Autor: cipi-cpn (15/02/2003)
>> Fuente: worldwatch@nodo50.org.
José Santa Marta. worldwatch.
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