UNA OBRA FARAÓNICA DESDE GEA DE ALBARRACÍN A CELLA... (TERUEL)
Las peculiares características de esta obra, hacen que se encuentre por méritos propios entre las más grandes obras de ingeniería dejadas por los romanos en Hispania. Ahora nos toca a todos rescatar del olvido esta magnífica construcción para que ocupe el lugar que se merece en la historia.
El Centro de Estudios de la Sierra de Albarracín se ha encargado de rescatar y de recopilar la información que aquí reflejamos, que fue publicada por la Revista Rehalda, en su primer número en el año 2005. (Ver pág.49) * Cecal - Sierra de Albarracín...(Enlace...)
Imágenes de Ibérica 2000 (Febrero 2009) Extrañas aperturas y túneles que horadan la roca, paralelamente a la carretera antes de entrar en la población de Gea de Albarracín hasta Albarracín. A la gente que caminó por estos parajes desde hace muchos siglos, también les llamo la atención. Entre Gea y el castillo de Santa Croche, permanecen trozos bien conservados de un posible acueducto destinado para el riego, cuyas aguas se tomaban del Turia o Guadalaviar.
En el presente trabajo damos a conocer las investigaciones realizadas entre los años 1980 y 1983, dirigidas por el Prof. Martín Almagro Basch y en las que participaron, junto con el autor de estas líneas, el Prof. Martín Almagro Gorbea y Octavio Collado Villalba entre otros. El posterior fallecimiento del Prof. Almagro Basch impidió en aquél momento la publicación de los resultados. * Esquemas y planos detallados en...(Enlaces...)
La Diputación de Teruel va a construir un centro de interpretación sobre el acueducto romano de Cella a Albarracín, una de las obras de ingeniería más interesantes que existen en España. El edificio se ubicará en Gea de Albarracín (a 30 km de Noguera) y permitirá la divulgación y revalorización de este patrimonio. * Ya se dice que fue construido para abastecer a la ciudad romana que se calcula hay bajo la actual Cella...(Enlace...)
Autor: Por Rubén Sáez Abad. Doctor en Historia. Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda.
La ruta del Cid Campeador, por tierras de Albarracín. (Parte II)
Un paseo por esta tierra de historia, en la que se nos habla de la fuente artesiana en el municipio de Cella.
Este acueducto es una de las mayores infraestructuras hidráulicas romanas de la Península Ibérica que ha pasado desapercibida para el público durante muchas décadas. Describe con exactitud y detalle académico en Sr. Tragia, en su Apartado a la historia eclesiástica de Aragón (Cean Bermudez, 1832)
Es una obra de más de 24 kms. excavados en la roca o con obras de fábrica. Se trata de uno de los mayores acueductos que nos dejó la presencia romana en Hispania.
Detalles del RECORRIDO.
La recepción de las aguas del Guadalaviar a la altura del Azud de Santa Croche, en el que había un molino. A unos 4 km. aguas abajo de Albarracín.
De esta presa romana aún se conservan fragmentos de mortero y estructura de sillares muy estropeados. Aún hoy existe una presa en este lugar. La actual estructura, muy semejante a la romana, está formada por estacas de madera de sabina verticales que fijan las vigas horizontales, entre las cuales hay un relleno de mampostería.
El cruce de las aguas para el canal romano, desde la margen derecha hasta la izquierda se hacia por medio de un canal de madera volado de 15 mts. de luz. De él se conservan las cimentaciones de los machones que sostenían la estructura a ambos lados del río. El acueducto ya, sigue por la margen izquierda, escavado en la roca. A los pies del castillo de Santa Croche aparecen los primeros restos visibles en forma de mina en roca.
Más adelante aparece el canal excavado a cielo descubierto. Serpentea por el barranco, siempre paralelo al río y a la actual carretera atravesando la denominada zona de "el Tocón y el Martinete" para llegar al barranco de la Puta, alternando tramos destruidos.
Antes del Azud de Gea de Albarracín, vuelve a aparecer a una gran altura respecto al nivel del río. Aquí atraviesa el "Barranco de los pasos" y a continuación "el Barranco de los burros". En la zona de Gea, en "los pajares" y en la zona de "las eras" desaparece, posiblemente a actividades de extracción de piedra.
A lo largo de la ladera situada entre "la cañada" y la "hoya del mora través o" el acueducto (después de pasar Gea) se interna de nuevo en la roca a través de la obra de minado a gran profundidad. A partir de este punto, el rastro del itinerario que desarrolla el acueducto se puede detectar a través de pozos de ventilación, alineados a una distancia de 45 metros.
Las dimensiones de estos ventanales son de 15 x 8 mts. en la zona de la boca, llegando hasta los 50 metros de profundidad en algunos casos. Su finalidad, extraer y facilitar la extracción de los escombros y permitir el aireado y limpieza de la mina. En muchos tramos, como en el espligar, los agricultores enterraron la mayor parte del canal ya que dificultaban el cultivo de las tierras, amenudo provocando accidentes. A la entrada del pueblo de Cella vuelven a aparecer diversos tramos. Aquí otros canales al parecer, alimentaban las aguas del acueducto. (Almagro Gorbea, 2002)
La técnica constructiva empleada. El criterio seguido para la construcción del mismo fue la excavación en roca y en galería en la mayor parte del recorrido de forma que garantizaba su resistencia frente al paso de los años y al mismo tiempo también podía minimizar los costes de mantenimiento.
Cañada de Monterde y las Hoyas. Gea de Albarracín. Aquí el acueducto sigue siendo subterráneo. En este tramo destacan los enormes pozos de ventilación.
El túnel tiene sección cuadrada con una altura media de 1,95 mts. de alto x 1,25 mts. de ancho, aunque en algún punto alcanza los 2,25 mts. de altura. Las huellas dejadas en la piedra se deduce que para las tareas de excavación fueron empleados picos y punteros de sección triangular.
En todos los tramos en los que el acueducto discurre cerca de las laderas de los barrancos en obra de mina, encontramos ventanas de aireación, estas se alternan a poca distancia, a unos 10 ó 11 metros por término medio y permiten seguir el recorrido del canal desde el exterior.
Seguimos en la Cañada de Monterde. Tramo V del acueducto a su paso por este municipio de Gea. Con muy fácil acceso para la visita. Aparecen sencillas oquedades a la altura de 1´70 mts de altura, en algunos puntos de los túneles, posiblemente para apoyar los candiles para la iluminación o lucernas. Tengamos en cuenta los medios precarios y la dureza del trabajo de los hombres aquí dedicados, frío, oscuridad, herramientas sencillas, desprendimientos y largas jornadas.
En este tramo de la Cañada de Monterde, podemos observar con mayor facilidad las correcciones en el trazado, que se hacían en la escavación al estar escavando desde distintas direcciones hasta encontrarse ambos túneles. Por otra parte destacan los pequeños muros en el interior del recorrido del tunel, para retención de limos y el material de arrastre, para impedir atascos o para derivar el cauce, mediante tajaderas, hacia el exterior.
Es curioso y de sentido común que el recorrido siga en todo momento las curvas de nivel que ahora conocemos, adaptándose de forma sorprendente a los barrancos buscando seguramente la mayor superficialidad posible que facilitara la extracción de los escombros. Hay que tener en cuenta que la línea recta entre la unión de los dos extremos del canal es de 15 kilómetros de distancia, la sinuosidad de traza obligo a que se construyeran 9 kms. más para evitar las obras de fábrica y las estructuras volantes -puentes, acueductos, etc-. (Desconocemos porqué... seguramente aún no dominarían esta técnica).
Los cruces aéreos, cuando fue obligatoria su construcción se hicieron con canales de madera, semejante al que permitía el cruce del río en el primer tramo del acueducto. La posibilidad del empleo de madera de sabina muy abundante en la zona y extremadamente resistente frente al agua, favorecía emplear este sistema. A esto se unía el conocimiento que tenían de productos para calafatear los canales y así impermeabilizarlos, al estilo de la técnica empleada para las embarcaciones.
En cuanto a las obras de fábrica, cuando aparecen, están construidas en mampostería en piedras de gran tamaño, unidas por un mortero de cal. formando una doble pared de Opus Incertum muy regular. Estos tramos del recorrido tenían revocadas las paredes y el fondo del canal, probablemente para evitar pérdidas por filtraciones.
Esta técnica por lo visto también fue utilizada al construir los pozos y después permitía trabajar en las dos direcciones hasta unirse, de tal forma que los trabajadores podían realizar las labores de escavación desde diferentes puntos al mismo tiempo. Por otro lado los ventanales facilitarían la extracción de los escombros que se producían en la obra.
Haciendo cálculos. Haciendo estimaciones a cerca del trabajo necesario para llevar a cabo esta obra, si se tiene en cuenta que más de 8 km. se escavaron en galería, el material de roca extraído ascendería a 20.000 metros cúbicos aprox. A esta cantidad hay que sumar los escombros extraídos de los pozos de ventilación del tramo final con 30 metros de profundidad por término medio y 8 metros cuadrados de sección, lo que da 25.000 mts. cúbicos más. Y también otros 5.000 metros cúbicos de la parte escavada a "cielo abierto".
Esto supondría un total aproximado de 50.000 metros cúbicos de escavación en roca a los que habría que añadir otros 7.500 mts. cúbicos de mampostería, correspondiente a la obra de fábrica.
La obra encestaría para realizar este trabajo pudo suponer -haciendo estimaciones-, más de 200.000 jornadas de trabajo, o lo que equivaldría a unos 600 obreros trabajando a lo largo de más de 1 año. (ALMAGRO, 2002)
Pero los más sorprendente, además de los elevados costes que esto supuso -sin contar que lo hicieran a través de personal esclavo o preso- es la escasa pendiente que presenta el recorrido durante los primeros kms. del acueducto, un 0,34%. Después, durante otros 5 kms. sigue una inclinación de 0,074%, algo increíble para una obra de esta magnitud, y para las herramientas que creemos pudieran utilizar en aquellas épocas.
A lo largo de 9 km. con una pendiente de 0,1% para evitar que los residuos se decantaran, la pendiente aumenta alcanzando el 0,273%. A la salida de Gea de Albarracín. Y esta inclinación se mantendrá hasta el mismo final, justo hasta las "eras de Cella". Es en este punto donde en medio km. el recorrido sufre una caída de más de 40 metros, posiblemente para igualar el nivel al que se encuentra el río Jiloca.
A la hora de construir el trazado, primero se cree que se abrían estos ventanales y después se unían los dos extremos del túnel que delimitaban. La precisión de las distintas conexiones es un claro ejemplo del nivel alcanzado por los ingenieros romanos.
El acueducto es una obra muy precisa en lo que al cálculo topográfico se refiere. esto se acentúa si se tiene en cuenta, que debido a sus características técnicas, las obras se llevarían a cabo en todo el acueducto al mismo tiempo, de cara a rentabilizar al máximo el trabajo, pues no podían trabajar dos personas en el mismo punto a causa de la estrechez de las obras. Y todo ello disponiendo de instrumentos técnicos tan sencillos como la libella, constituida por dos piezas de madera en forma de "A" o el chorobates, nivel de agua de 6 metros de largo que proporcionaba nivelaciones muy sencillas, pero como se puede comprobar en este acueducto, también muy precisas.
El Barranco de los Burros. Es unos de los tramos más expectaculares del acueducto, ya que el estrecho barranco por el que accede ofrece al visitante un paisaje muy atractivo y diferente del entorno. La técnica de construcción es similar a la del tramo del Azud de Gea de Albarracín. Su trazado excavado en roca, discurre por el interior de los laterales del barranco, apareciendo a intervalos regulares ventanas laterales llamados técnicamente "loculi". El acueducto al llegar a la cabecera del barranco, sale a cielo abierto para realizar un rápido giro y volver a introducirse en la ladera opuesta. En este caso los ingenieros romanos demuestran una vez más su pericia y su dominio en los cálculos topográficos, adaptándose al terreno frente a la construcción de puentes, o arcos, que en este barranco hubieran planteado serios problemas de posterior conservación.
El caudal óptimo mínimo podría haber sido de 350 litros/seg. Y en momentos de crecida, estos porcentajes podrían ascender a 1,29 metros cúbicos/seg.
La finalidad de la obra. Analizando la colosalidad de trabajo de la obra, tanto en tiempo como en dinero, es necesario preguntarnos por la finalidad. Tiene que haber un para qué, muy significativo.
Hay tres líneas de investigación sobre las hipótesis: - Consumo humano, regadío o uso industrial.
* La primera: (Consumo humano) Tropieza con varios problemas ya que no hay localizado en los alrededores de Cella ningún núcleo urbano de suficiente entidad como para haver necesitado un abastecimiento de agua de estas características. Los acueductos que estaban preparados para el consumo humano, estaban revestidos con Opus signium, algo que no presenta nuestra obra.
También resulta complicado que una infraestructura tan monumental tuviera una función para regadío. Hay que tener en cuenta que el actual terreno agrícola del entorno del municipio de Cella, se convirtió en terreno para cultivo tras la desecación medieval de las zonas pantanosas que lo rodeaban. Y tal función de regadío podía haber sido realizada con mucho menos esfuerzo, por medio de las aguas del río Jiloca, sin la necesidad de realizar este trasvase entre dos cuencas hidrográficas tan alejadas.
Para calcular el caudal del canal, puede resultar orientativas las medidas del tramo escavado en la roca al aire libre, que tiene unas dimensiones de 60 cms. de ancho, y una profundidad de 1 metro. Resulta curioso que tenga más altura que anchura, ya que al estar mojado el lado más pequeño, las perdidas por filtraciones eran menores.
En contra de este planteamiento el hecho de que a lo largo del trayecto se tuviera muy en cuenta la pendiente (en la mayor parte del recorrido por debajo del 0,1%), esto sólo podía significar que se quería llegar a Cella con la menor pérdida de altura posible, intentando crear un salto artificial muy acentuado, algo que no tiene sentido si se buscaba simplemente el regadío.
Acueductos de este tipo también están documentados en el mundo romano para el aprovechamiento de extracciones mineras. Pero las minas más próximas de los alrededores son las de hierro de Ojos Negros en la Sierra Menera, aunque quedan muy lejos para que resultara rentable su explotación.
Si se busca en otras partes del Imperio romano, encontramos paralelísmos con otras obras industriales que podían utilizar acueductos con saltos pronunciados como el que tiene el acueducto de Cella, en su tramo final. En Barbegal (Francia) se han hallado restos de un sistema de molinos que aprovechaba un desnivel artificial para su funcionamiento.
Si consideramos que el tramo final de nuestro acueducto estaba diseñado para el montaje de molinos y cada una de estas estructuras podía ocupar unos 3 metros de altura, en Cella, podrían haberse puesto 14 molinos en escalera. El rendimiento en cuanto a potencia de cada uno de los molinos, suponiendo un caudal aproximado de 0,3 metros cúbicos, proporcionaría 10 giros por minuto, lo que haría que se generara al 65% de sus posibilidades 2 Kw. Con esta potencia la piedra del molino se movería a 30 revoluciones por minuto, lo que permitiría moler 24 kilos de trigo/hora.
Por medio de estos cálculos se pueden hacer estimaciones acerca de la cantidad de harina producida en un año, algo que nos puede orientar para conocer el poblamiento romano en este territorio. No sabemos el tiempo diario dedicado a moler al cabo del día, pero debía ser de unas 12 horas, lo que multiplicado por el número de molinos y la harina producida por hora, da 3.864 kilos al día.
Si tenemos en cuenta que el molino no estaría operativo más que la mitad del año, a causa de averías, tareas de mantenimiento u otros problemas, las cifras se reducirían hasta 1.932 kilos. Partiendo de la premisa de que la ración diaria de pan de una persona es de 350 gramos de harina, gracias a estos molinos podría abastecerse una población de 5.500 personas.
Pero en este punto de la investigación surge el problema de saber cual era el establecimiento humano al que abastecía.
El acueducto desde otro punto de vista, en el Barranco de los Burros. Apreciese como la obra rodea el barranco, en toda su curva evitando la construcción de un puente, donde las avalanchas de agua y tierra, podían ocasionar problemas en el curso.
Hasta la fecha, no se ha encontrado ninguna ciudad con la suficiente entidad como para disponer de esa población y no tenía sentido producir harina en medio de la nada. Sin embargo resultan curiosas que estas cifras se aproximen al número de soldados de una legión. Pero ha finales del siglo II a.C. No hay documentada la presencia de legiones por estas tierras de Teruel, aunque quizás haya que cuestionarse este hecho.
Los restos hallados para datar esta estructura son muy limitados, pero no significativos. En la zona del azud de Gea, según testimonios de los vecinos de este pueblo, había una losa de arenisca roja fijada en la pared. En esa zona aparecían caracteres labrados, a tenor de lo que dicen los que la vieron "con muchas X y muchas I". Otros mencionan también la presencia de un águila que acompañaba la inscripción. Esta piedra hoy en día es desaparecida, hubiera resultado clave para la datación del acueducto (CASTELLANO ZAPATER, 1981)
Restos hallados de materiales cerámicos producidos en la zona norte de la Cañana de la Hoya del Moro, y fragmentos de cerámica Sigillata Hispánica, además de algún resto de lucerna y de cerámica común romana, proporcionan una cronología muy bien definida, situando la obra en la época Alto Imperial, entre finales del siglo I o comienzos del II de C.
Las peculiares características de este acueducto, hacen que se encuentre por méritos propios, entre las más grandes obras de ingeniería dejadas por los romanos en Hispania. Ahora nos toca a nosotros rescatar del olvido esta magnífica obra para que ocupe el lugar que se merece en la historia. ] Fuente artesiana, en el interior del municipio de Cella. * Enlace a unas breves imágenes en vídeo... No se sabe el período de tiempo que este acueducto pudo estar en activo, aunque con seguridad en el momento de la conquista cristiana de Cella no se encontraba en funcionamiento, como indica la búsqueda y el hallazgo de la actual fuente. Tras el abandono del acueducto, los tramos excavados en la montaña fueron utilizados como refugio de pastores, de agricultores y guaridas de animales.
Extraído el texto de: Recopilado del nº 1 de la revista Rehalda, año 2.005. Centro de Estudios de la Comunidad de Albarracín, pág. 49. C/ Magdalena, s/n. 44112 Tramacastilla. Teruel. Aragón. RECOMENDACIONES PARA LA VISITA TURÍSTICA. El tramo no presenta dificultadas especiales en condiciones climáticas normales. Hay que tener precaución en tiempo de lluvias. No debemos ir en solitario y llevar sistema de iluminación. Buen calzado y extremar las precauciones.
Más información que os podrá ser de ayuda:
* Introducción a la flora del Sistema Ibérico. El Sistema Ibérico, en su más exacta delimitación, es la divisoria entre las cuencas del río Ebro y las del Duero, Tajo, Jucar, Segura y Mijares. Esta Cordillera Diagonal Ibérica, enlaza la Cordillera Cantábrica (Tres Mares de Peñalabra) con los núcleos rocosos prelitorales de Castellón y Valencia (Sierra de Espadan y Sabinar). Orográficamente la alineación ibérica la configuran varios núcleos culminares, que son: Sierra del Hijar, Sierra de la Demanda, Sierra de Neila, Picos de Urbión, Macizo del Moncayo, Sierra de Albarracín, Sierra de Javalambre y los núcleos aislados de Sierra de Gúdar en Teruel y Sierra del Maestrazgo de Peñagolosa en Castellón. Enlace a información de la flora en la Sierra de Albarracín...(Municipio de Noguera de Albarracín...)
* La arqueología en los paisajes de la Celtiberia. De Carlos J. Caballero Casado. Editado por Adir Iberkeltia. 2008. Donde se nos dan detalles del patrimonio encontrado en la Sierra de Albarracín, Valle del Jiloca, Campo de Daroca, Comunidad de Calatayud, Aranda, Campo de Borja, Tarazona y el Moncayo.
* El agua en los paisajes de la Celtiberia. De Francisco Martín Domingo. Editado por Adir Iberkeltia. 2008. Donde se nos dan detalles del patrimonio encontrado de estas comarcas sobre museos del agua, pozos, aljibes, neveras, usos para mover la industria harinera, de mantas, de papel, de luz. Así como molinos de viento, norias, salinas, lavaderos, balsas para los cultivos, acueductos, presas, puentes, minas, balnearios.