Herman Hesse escribió:
Querida estrella del cielo de verano:
Nosotros dos, tú y yo, vamos por el mismo laberinto, por el jardín de nuestros sentimientos, que, en este desagradable mundo, se han quedado insadisfechos.
Y cada uno a su manera, nos vengamos de ello en el horrible mundo. Pero queremos realizar alguno de los sueños, porque sabemos cuán rojo y dulce sabe el vino del sueño.
Sólo ven claramente sus sentimientos y la "trascendencia" y consecuencia de su actuación las personas buenas, seguras, que creen en la vida y que no dan ningún paso que no puedan seguir aprobando mañana y pasado mañana.
Yo no tengo la suerte de encontrarme entre ellas. Siento y actuó como alguien que no cree en el mañana y que considera cada día como el último.
Noto profundamente, y te lo agradezco, que me comprendes, que algo en ti me es afín.
No sé cómo se puede anotar esto en el libro de la vida, no sé si nuestros sentimientos: amor, voluptosidad, gratitud, compasión, son maternales o infantiles.
Todo lo que debo amar es bello, es sagrado, es infinitamente bueno. No se puede medir el porqué, cuánto tiempo, ni en qué medida.
Es tarde, la luna está sobre el Salute.
¡Cómo ríe la vida, cómo ríe la muerte!
Arroja esta tonta carta al fuego y arroja al fuego.
Ahora con el tiempo, he descubierto a Herman Hesse en otros títulos como el "Lobo estepario" o el famoso "Shidarta".
Shidarta era aquel niño, después hombre rico, que descubrió que a pesar de tenerlo todo le faltaba el sentido de la vida.
Y lo encontró a través de una vida austera, llena de mensajes
espirituales como viajero, porque siempre sintió que había alguien más pobre, más humilde, más necesitado que él.
Con cariño, Lorenaimaginaria.
Insertado por: lorenaimaginaria (15/04/2003)
Fuente/Autor: Lorenaimaginaria y Herman Hesse.