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El correo vasco 6-08-2006.
Ecologistas y la Diputación de Álava se unen contra los planes eólicos del Gobierno.

Los 4 parques previstos en el territorio están en montes protegidos en la red europea Natura 2000 y son claves en la conexión Picos de Europa-Pirineos.

La respuesta a este dilema tuvo su prólogo en Ordunte -que no superó el impacto ambiental marcado por el propio Gobierno vasco- y tiene su continuidad en Álava. Cuatro de las cinco plantas de aerogeneradores aprobados por el Gobierno vasco el pasado día 26 de julio para impulsar el desarrollo de la energía renovable del viento se instalarán en este territorio, coincidiendo además con espacios incluidos en la red Natura 2000 dependiente de la Unión Europea.

Por si fuera poco, tres de las cinco instalaciones que funcionan actualmente ya están ubicadas en esta provincia. En total, si se incluyen los compartidos en la muga con Guipúzcoa, entre los existentes y los previstos tocarían al territorio alavés 335 aerogeneradores frente a los 256 que afectarían a Vizcaya y Guipúzcoa juntos.

Ante tanto molino perfilando el horizonte los alaveses empiezan a sentirse como Don Quijote cuando avistaba gigantes en La Mancha. Hay demasiados, los consideran una amenaza para un territorio privilegiado en biodiversidad y valores paisajísticos y arremeten con todo para tumbarlos.

El sentimiento de estupor y agravio que generó la decisión del Gobierno vasco es grande. Los argumentos para oponerse no faltan. Álava podría convertirse en la provincia española con más aerogeneradores por metro cuadrado si se cumplen los planes del Gobierno vasco de implantar cuatro nuevos parques eólicos en un horizonte de cuatro años. La Diputación foral alavesa diseña actualmente un plan técnico, jurídico y político para frenar la ocupación de los montes del territorio con molinos de viento. Y está dispuesta a consultar a Europa cómo es posible que en espacios protegidos por su legislación alguien permita levantar bosques de torres metálicas de casi cien metros.

«Ya soportamos por solidaridad trasvasar el agua de nuestros embalses a una provincia donde llueve mucho más. ¿Por qué debemos sacrificar las cumbres con mayores valores naturales para cumplir unos objetivos energéticos cuestionables sobre los que hay muchas dudas?», se pregunta el director foral de Medio Ambiente de la Diputación, Yagoba Gómez.

Revisar el PTS

Y es que la decisión tomada el pasado 26 de julio por el Gabinete Ibarretxe, impulsada desde el departamento de Industria, por la que se promueven las futuras plantas energéticas de Arkamo, Iturrieta, Cruz de Alda-Arlaba - las tres en Álava-, Kolometa,- compartida con Vizcaya-, y Gazume -en Guipúzcoa-, ha sido muy mal recibida por el Gabinete que preside Ramón Rabanera ante el cúmulo de «incongruencias que destila y el menosprecio que muestra a la voluntad de las Juntas Generales», según Gómez.

El director recordaba así la existencia de una moción aprobada por unanimidad en la Cámara alavesa en la que todos los partidos, incluido el tripartito, PNV, EA y EB, pedían al Gobierno vasco que revisara el Plan Territorial Sectorial (PTS) de la energía eólica para preservar «aquellos espacios del territorio catalogados por sus valores ecológicos y paisajísticos». Aquella iniciativa sirvió precisamente para desbloquear la instalación del parque de Badaia, denunciado por la Diputación por ilegal al saltarse la empresa Eólicas de Euskadi las competencias forales.

La paradoja en este caso es que todos dicen defender la ecología. El Gobierno vasco para cumplir los planes de Kioto contra el efecto invernadero en su estrategia energética de Euskadi para 2010. Un proyecto que busca alcanzar que el 12% de la energía consumida sea limpia, con un total de 624 megavatios para la eólica. Y la Diputación porque no cree razonable sacrificar las pocas cumbres de los montes que quedan y sirven como corredores que unen dos regiones biogeográficas , la atlántica y la mediterránea y dos cordilleras, la cantábrica y la pirenaica.

¿Y Medio Ambiente? Los ecologistas tampoco entienden cómo la defensa de las energías renovables puede sacrificar zonas protegidas por sus valores naturales y que están ya en las listas europeas de Natura 2000. «Todo es un despropósito. Ya el PTS era malísimo, con carencias tremendas, con supuestos irreales basados en tecnologías obsoletas. Kolometa está en el parque natural del Gorbea y Arkamo es un Lugar de Interés Comunitario. ¿Dónde está Medio Ambiente?» se pregunta Natxo García, portavoz de la Plataforma para el Emplazamiento Racional de la Energía Eólica, un colectivo que reúne a numerosos grupos conservacionistas vascos y que lo primero que aclara es que no está contra la energía eólica.

García cuestiona uno de los argumentos fundamentales de las empresas productoras: su incidencia en el consumo real eléctrico. «Es testimonial, mínimo. Ni alivia los problemas de contaminación ni de cambio climático y sin embargo destruye zonas naturales bien conservadas por no hablar de los problemas de inestabilidad que crea en la propia red eléctrica», agrega.

Águilas reales.

A Natxo García le llama la atención que todos los planes del Gobierno vasco, en este sentido, se hayan hecho en verano, días antes de las vacaciones. «Buscan el momento propicio para que no haya reacción. Pero vamos a pelear. Badaia coló, algo que no hubiera pasado en un país civilizado, y creen que puede colar todo», concluye.

También Andrés Illana, portavoz de Ekologistak Martxan de Álava cree que el Gobierno vasco está pillado en esta ocasión. «Aunque todo el mundo sabe que desde el punto de vista de la orografía, Álava tiene más posibilidades para esta energía que las otras dos provincias, basta con que analicen esos proyectos con el criterio utilizado en Ordunte. Y no se podrán construir. En Arkamo nidifican tres parejas de águilas reales. Sería inadmisible que se colocaran torres eólicas. Y Cruz de Alda e Iturrieta es zona de campeo del quebrantahuesos», añade, Es otro de los argumentos que se esgrime desde la Diputación. «Arkamo, Cruz de Alda e Iturrieta son mucho más importantes desde el punto de vista de la biodiversidad que Ordunte y son zonas más salvajes y naturales», señala Jagoba Gómez.

Mientras el Gobierno vasco se agarra al Plan Territorial Sectorial de la Energía Eólica y a los objetivos de 2010 sobre renovables para seguir sus planes, el movimiento de defensa del paisaje y contra la instalación de parques en las cumbres, que comenzaron varios profesores universitarios y montañeros en Elguea ha crecido, a pesar de la buena prensa de la electricidad que producen los molinos de viento.

Ordunte impuso su valioso patrimonio natural.

La vizcaína sierra de Ordunte ganó la batalla a los molinos de viento con el empuje de colectivos sociales y ecologistas que reivindicaron una y otra vez su riqueza natural. Hasta que arreciaron las protestas, a medida que avanzaba la tramitación del parque eólico, muchos desconocían los valores que encierra este paisaje, que no tiene secretos para especies como el alimoche o el halcón peregrino.

La construcción de un parque eólico en Carranza se contemplaba en los planes del Departamento de Industria del Gobierno vasco desde el año 2000. En 2002, Eólicas de Euskadi presentó un proyecto para instalar 57 aerogeneradores en el monte Zalama, conocido como el ´´Gorbea´´ de Las Encartaciones porque con sus 1.341 metros es un lugar emblemático para el montañismo vasco.

Quienes conocían de cerca los recursos naturales de la Llana de Salduero -vecinos, guardas forestales y el propio Ayuntamiento- pronto alertaron de lo que estaba en juego. El proceso siguió su curso y en 2004 la asociación Karrantza Naturala presentó una denuncia contra el Gobierno vasco ante el Parlamento Europeo por lo que calificó de «aberración contra la naturaleza». La UE dio aliento a la agrupación ciudadana al incluir la sierra de Ordunte en la Red Natura 2000 como Lugar de Importancia Comunitaria.

El Gobierno vasco decidió paralizar el proceso y profundizar en los estudios de flora y fauna mientras la movilización ciudadana crecía hasta convertirse en un vendaval. Empujaron los 600 buitres leonados que se ven algunos días en la zona, donde habitan 112 especies de aves; la turbera, un humedal único en Euskadi, y un valioso patrimonio arqueológico.

La presión social se tradujo en cientos de alegaciones y la Diputación acabó pidiendo públicamente al Gobierno vasco que «evitara el sacrificio» de este paraje. Era cuestión de tiempo que el Departamento de Medio Ambiente del Ejecutivo autónomo lo vetara definitivamente.
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* A toda la información alojada y enlazada en Ibérica 2000, con las graves afecciones al medio ambiente de las centrales eólicas... (Enlaces...)
* Enlace al apartado de Documents e informes de Ibérica 2000, en Internet...