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La exclusión de un municipio se inicia con la pérdida de la escuela rural.

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UNA PROSPECTIVA DE LA SOCIEDAD RURAL VALENCIANA...
Proponen como necesidad básica plantear "iniciativas locales de fomento de la vivienda de promoción pública para familias jóvenes y de empleo, como ejes de la inclusión de los municipios rurales y no rurales con estilos propios de la sociedad rural".

Comarcas de Interior Valencianas.
En la Valencia rural urge de un desarrollo local para potenciar sus recursos.
La falta de políticas pone en evidencia carencias básicas en pleno siglo XXI en el ámbito social que pone en riesgo de exclusión a la población de las comarcas del interior.

Publicado en: LEVANTE - EMV. Valencia-Ciudad.
Por MAITE DUCAJÚ.
El "riesgo de exclusión social" de la población de las comarcas del interior al no contar en las "políticas sociales de proximidad" es, o debería serlo, preocupante.

El profesor de la Universitat de València Josep Vicent Pérez Cosín, ganador esta semana del Primer Premio de Prospectiva de la Generalitat por su trabajo "Una prospectiva de la sociedad rural valenciana", asegura que "aún queda mucho por hacer" y propone "un plan estratégico", todavía inexistente, para este entorno que mejore la situación del territorio.

Enfermar en Titaguas y ser ingresado en el hospital La Fe de Valencia -a falta de que concluyan el de Llíria-, a 86 kilómetros de distancia, es una muestra las carencias que todavía sufren algunas zonas rurales del interior de la Comunitat Valenciana en donde, por la escasa población infantil, los pocos niños estudian en escuelas unitarias o deben trasladare a otra población.

Pueblos y aldeas de comarcas como Los Serranos, El Valle de Ayora Cofrentes, el Rincón de Ademuz o la Plana de Utiel-Requena sufren, en menor o mayor medida, todo tipo de carencias sociales, de atención sanitaria, educativa, dependencia y bienestar social. Les faltan escuelas, no tienen enlace a internet ni cobertura de telefonía móvil, como tampoco transporte público que les conecte con su propio territorio.

Zonas con muy poca población, localidades con unos 20 personas, y muy dispersas, alejados unos núcleos de otros. Sus habitantes son de edad avanzada y en sus calles corretean pocos niños así com un escaso nivel de renta y de estudios. "A pesar de todo lo avanzado que se pueda estar, queda mucho por hacer en desarrollo sostenible. Hay un patrimonio natural, que también son las personas -no sólo se trata de reciclar residuos- que no está atendido en el entorno rural" lamenta Pérez Cosín, investigador del Institut Interuniversitari de Desenvolupament Local, como Diana Esmeralda Valero, ambos autores de este estudio.

Población en riesgo de exclusión social que ejerce una presión sobre sus recursos sociales -cuanta mas gente envejecida más necesidades sanitarias o de atención tienen- y sobre la dinámica económica. Es un círculo vicioso porque, a la vez, "esta presión lleva a un deterioro de la situación social del municipio, poniéndolo en riesgo de exclusión frente al resto del territorio y se aleja de los ejes de desarrollo o las políticas sociales".

Este proyecto universitario plantea impulsar un desarrollo sostenible que se acompañe de mecanismos, de políticas y estrategias para hacer más competitivo este territorio, aprovechando oportunidades, potenciando recursos y minimizando los riesgos y las debilidades del sistema rural valenciano en pleno siglo XXI. Porque sus autores se muestran convencidos de que la calidad de vida de estas personas mejoraría si tuvieran una asistencia y un entorno más apropiados a sus necesidades.

Considerar sus peculiaridades.
Los investigadores ponen el énfasis a las peculiaridades de esta sociedad rural que se caracteriza, principalmente, porque "acusa mucho más que la sociedad urbana los procesos de envejecimiento de la población, lo que conlleva menores tasas de actividad, mayor necesidad de recursos sociosanitarios-asistenciales, mayor cantidad de población dependiente económica y socialmente de las prestaciones públicas y con unas tasas negativas de crecimiento vegetativo" indica el estudio. La población femenina, en la sociedad rural representa un menor volumen que en las grandes ciudades.

La fragilidad en las relaciones sociales es otro de los aspectos. En las comarcas del interior "la proporción de población que vive sola es más alta que en la sociedad urbana. Aún tratándose de personas, en algunos casos, con un nivel de renta alto, se produce falta de vínculos en parte de la población.

Hay muchas personas que, a pesar de su elevada edad, viven solas y dependen económicamente de su pensión. Pero no disponen de servicios de proximidad. No tienen a mano un fontanero, un comercio, el electricista y para desplazarse a un hospital debe hacer un largo recorrido y, en muchos casos, depender de un familiar o un vecino que le quiera llevar.

Respecto al nivel educativo, la sociedad rural presenta un mayor volumen de población que l tiene bajos, esto es que, como máximo, tiene estudios Primarios. "Esta sociedad cuenta, en general, con una dotación baja de recursos públicos educativos, sanitarios y asistenciales".

El profesor Pérez Cosín recuerda que "el territorio de interior es un patrimonio natural abandonado, en donde muchos tenemos nuestros orígenes, por lo que se requiere tomar decisiones para mejorarlo". Ahora retornan a sus pueblos los jubilados o una determinada población alternativa de nivel medio que quiere estar en el campo pero poder utilizar internet o su teléfono móvil.

No obstante, afirma que "la valenciana no es una sociedad rural" y añade que "nosotros lo que hemos hecho es profundizar en carencias de la zona que sí lo es".

La pérdida de la escuela es el inicio de la exclusión.
La exclusión de un municipio se inicia con la pérdida de la escuela rural aseguran los autores de "Una prospectiva de la sociedad rural valenciana".

Para paliar esta carencia, proponen plantear «iniciativas locales de fomento de la vivienda de promoción pública para familias jóvenes y de empleo, como ejes de la inclusión de los municipios rurales y no rurales con estilos propios de la sociedad rural» señalaban Josep Vicent Pérez Cosín y Diana Esmeralda Valero.

En el curso que concluye hay 45 Centro rurales agrupados (CRAS), de los que 28 están en la provincia de Valencia; 13 en Castelló y 4 en Alicante, según datos de la Conselleria de Educación. Hace cuatro años, eran 36.

La profesora Mila García, cuyos hijos han estudiado en un CRA, se queja de que las políticas educativas no han tenido en cuenta la singularidad de la zona rural y los maestros, que están muy poco tiempo en la localidad, cuando estudian Magisterio no tienen una asignatura específica.

Más información relacionada, desde Ibérica 2000:

* El medio rural está harto de dar ejemplo para vivir en desarrollo sostenible (Enlaces...)
* Descubre el interior de nuestras comarcas.
* Las Hoces del Cabriel

Insertado por: Alfonso143 (12/07/2009)
Fuente/Autor: Recopilaciones para Ibérica 2000.
 

          


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