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La revolución del Movimiento Transición...

(4340)

FRENTE A LA DEPENDENCIA DEL PETRÓLEO, EL RENACIMIENTO DE LO LOCAL.
Llevamos 150 años viviendo con el petróleo. En este tiempo nos ha hecho aparentemente mucho más fuertes, rápidos y productivos, permitiendo a nuestras sociedades un rendimiento 100 veces superior a lo que sería sin petróleo. Hemos basado nuestra estructura de vida en los combustibles fósiles hasta tal punto que somos adictos a estas sustancias. Sin ellas, nuestra civilización se colapsa.

Extraído del artículo de: Alberto D. Fraile Oliver.
De momento toda la campaña de especulación de que el petróleo de acaba es para encarecer el precio del crudo de forma salvaje, y ello está haciendo que todos los productos se encarezcan. Es un tema al que debemos enfrertarlos y buscar alternativas para que el consumidor no se vea acosado con más mentiras y fraudes que desembocan en más excusas para disfrazar los derroches de las adminitraciones no leales con el ciudadano, para inyectar más impuestos y tasas inventadas, mientras no se plantea una adecuada gestión ciudadana de eficiencia y eficacia.






Las grandes manipulaciones dando escusas a diestro y siniestro esta haciendo que el mundo se vea inmerso en un saqueo sin precedentes. Debemos buscar cada vez, más alternativas para despegarnos de las dependencias que nos han hecho creer que son necesarias, cuando pueden ser sustituidas por otras menos caras y a veces menos complicadas. Es cuestión de aplicar la imaginación y trabajar en equipo, sin dejarnos arrastrar por las grandes soluciones ni por los que auguran grandes desastres.


Ruinas del pueblo de Pardos, a caballo entre Zaragoza y Calatayud, que no llegó vivo a los años 80. La industrialización en las ciudades lo dejó en la miseria.

Este análisis puede dejar una sensación de depresión e impotencia. Sin embargo, en Inglaterra, ha nacido el ‘Movimiento Transición’ (‘The Transition Movement’) que fomenta la esperanza en lugar de la culpabilidad y el optimismo en lugar del miedo. Frente a la aprehensión ofrecen anticipación. Gracias a esta iniciativa ya se han movilizando pueblos enteros para pasar de la dependencia del petróleo y del consumismo desmesurado, a un renacimiento local.

Concretamente hay 64 iniciativas de transición en el Reino Unido, 2 en Nueva Zelanda, 1 en Australia y 1 en EEUU. La lista de localidades que están decidiendo si van a ser iniciativas de transición asciende a 700 y un tercio están fuera del Reino Unido. Todas ellas han elegido afrontar el síndrome de abstinencia que supone la subida de los precios del petróleo y tantos productos, con creatividad y visión positiva.

El impulsor del ‘Movimiento Transición’ es un permacultor llamado Rob Hopkins. Hace algún tiempo se instaló con su familia en un pueblo del sur de Inglaterra llamado Totnes y allí se puso en marcha el primer ‘Transition Town’ (‘Pueblo en Transición’), que no es otra cosa que aplicar los principios de la permacultura a asentamientos enteros y ciudades. Después de 20 meses la iniciativa se expande como un virus benigno por todo el país. El Reino Unido está recibiendo una fuerte sacudida por la crisis y eso permite que este tipo de soluciones arraiguen con más fuerza. En los pueblos pequeños como Totnes (8.500 habitantes) la acogida es mayor y la aplicación de las herramientas de transición es más fácil. Sin embargo, se han sumado comunidades tan populosas como Bristol (400.000 habitantes) o Nottingham (280.000 habitantes).

Herramientas para sanar la Tierra.
En la calle principal de Totnes, Rob y su equipo tienen un destartalado despacho desde donde dirigen el movimiento. Desde allí coordinan las ‘Iniciativas Transición’ y facilitan las herramientas a la red, pero solo hasta cierto punto ya que su intención es que cada proyecto sea autosuficiente y camine de forma autónoma. Tienen un manual que consta de 12 pasos. Algunos de ellos son: concienciar, formar grupos, utilizar espacios abiertos, facilitar el aprendizaje de habilidades, construir un puente con el gobierno local, honrar a los ancianos, crear un plan de acción de descenso energético, no forzar los resultados…

Este último concepto, es tanto una señal de identidad de la permacultura como del ‘Movimiento Transicion’. Cuando un permacultor hace un diseño, por ejemplo, para un huerto, en lugar de someter a la naturaleza e imponerle sus soluciones, trata de colaborar con ella y deja que sea ella quien se exprese. No se trata de tener una visión rígida del resultado final sino de actuar como facilitadores, para que la comunidad diseñe su propia transición.

Rob es un tipo que se curtió como activista en los años 90 oponiéndose a la construcción de grandes carreteras en Inglaterra. En esos mismos años se familiarizó con la permacultura que para él es “una caja de herramientas para sanar la Tierra” y se fue a vivir a Irlanda donde estuvo explorando la autosuficiencia y enseñando la permacultura. Allí, en un pequeño pueblo llamado Kinsale (2.300 habitantes) impulsó un proyecto llamado ‘Plan de acción de descenso energético de Kinsale’, esto fue el embrión que más tarde daría forma al ‘Movimiento Transición’. Para desarrollar a fondo la idea decidió irse a Totnes porque desde los años 20 está considerado un laboratorio perfecto para experimentar proyectos sociales de vanguardia y allí encontró el terreno de cultivo perfecto: una comunidad receptiva y un ayuntamiento abierto a ideas nuevas.

Somos adictos al petróleo y al consumismo descontrolado, que nos hace dependientes de muchos sistemas implantados por falsos marketings.
A día de hoy, ‘Totnes Transition Town’ (‘Totnes Pueblo en Transición’) es el proyecto de transición más avanzado y ejemplo para el resto. Llevan algo más de dos años y tras la fase de observación y diseño ya empiezan a verse resultados. Se ha credo una red de ciudadanos y hay 11 grupos de trabajo que cubren un amplio abanico de temas, entre ellos un proceso de descenso energético con un plan para los próximos 20 años.

Otras acciones han sido la plantación de unos 80 árboles frutales en el interior del pueblo, cada uno tiene un guardián que ha sido formado para cuidarlo. También han puesto en marcha un amplio programa de eventos y talleres de habilidades y han producido un directorio de alimentos locales. La iniciativa más llamativa ha sido la libra de Totnes, una moneda local que se puede utilizar en 73 tiendas del pueblo.

Para Rob Hopkins la fase de concienciación es muy importante. Ha llegado a la conclusión de que no todo el mundo está preparado para recibir el mismo tipo de información. Basándose en el hecho de que tanto nuestras sociedades como los miembros que las formamos somos adictos al petróleo, estudió el modelo que se aplica a los adictos al alcohol y se dio cuenta que hay diferentes fases de la adicción: pre-contemplación, contemplación, preparación, y acción. La pre-contemplación es cuando dices: “No tengo ningún problema, bueno a veces me gusta beber pero ¿qué pasa? Mis amigos también lo hacen, no es un problema.” La contemplación es la siguiente fase: “Bueno, a mi mujer no le gusta que beba y a veces lo paso mal. Puede que haga algo al respeto dentro de unos meses pero por ahora no es un problema.” La preparación es cuando dices: “Haré algo este mes, me siento preparado para hacerlo.” Y la siguiente fase es cuando lo haces.

En el trabajo con el medio ambiente y la adicción al petróleo, se da por hecho que todos están en la fase de preparación y que lo único que necesitan es un empujón para pasar a la acción. Pero no es así, la gran mayoría está en las fases de pre-contemplación y de contemplación. La forma de presentar estos temas a personas que están en la fase de pre-contemplación es muy distinta a la que empleas con gente en fase de preparación. Las palabras que a unos pueden animar a actuar a otros les pueden asustar y bloquear.

Otra herramienta característica es la visión positiva.
Uno de los planteamientos que hace este movimiento es informar a las comunidades de que la situación frente al cambio climático y el pico del petróleo es parecida a una movilización de guerra. Pero hay mucha diferencia entre hacer una campaña contra el cambio climático que asuste a la gente, y crear una visión atractiva de un mundo post-petróleo que genere entusiasmo para que la gente quiera embarcarse en un viaje en esta dirección.

En el libro “The Transition Handbook” publicado por Hopkins se citan algunas visiones de abundancia. Por ejemplo, la de Stephan Harding, autor de “Animate Earth”, que sueña con “una red interconectada de ecoaldeas, con muchos bosques salvajes alrededor y algunas bellas y pequeñas ciudades donde haya teatro, cultura, museos, buenas librerías, cafeterías, arquitectura orgánica…”.

Las acciones que los ecologistas han empleado en las últimas décadas, protestar, manifestarse, presionar, ya no son suficientes para las dimensiones del reto que tenemos delante. Rob Hopkins es tajante en este aspecto y critica la “autocomplacencia elitista y falta de humildad que a veces muestran los ecologistas, y que impide que se produzca una movilización a gran escala y que la cultura dominante se comprometa a un cambio”. Además afirma que “nos hemos acostumbrado a hacer campañas en contra de las cosas y nos hemos olvidado adónde queremos ir”. Según Hopkins “la lógica y la psicología son erróneas. Hay que entusiasmar a la gente porque un futuro con menos petróleo podría ser, si se aplica suficiente diseño y pensamiento por adelantado, preferible al presente”.

El Movimiento Transición se esfuerza en presentar un futuro sin petróleo como un lugar hacia el que apetece ir. Para ello tratan de incorporar a novelistas, poetas, artistas y cuenta-cuentos al movimiento, para que creen nuevos mitos e imágenes apetecibles que estimulen el cambio. En Totnes hicieron un experimento, se situaron en el año 2030 con una capacidad energética muy reducida e intentaron visualizar cosas del estilo : Cuándo caminas por la carretera ¿qué sientes? ¿qué ves? O ¿qué vas a desayunar? ¿qué noticias traerá el periódico? Los niños se volcaron en la iniciativa. A ellos utilizar la imaginación les encanta. La consigna es anticiparse y construir el futuro en lugar de esperar a que llegue dramáticamente.

"Resiliencia" de la comunidad.
Frente al pico del petróleo este movimiento apuesta por la ‘resiliencia’ de la comunidad. No es una palabra muy conocida, salvo en ámbitos de la ingeniería y la ecología, pero su significado es muy inspirador. De hecho, este concepto refleja la capacidad de un sistema de responder a los choques externos y a los cambios forzados. En el contexto de las comunidades en transición se refiere a la capacidad de no colapsarse ante la carencia de petróleo o de alimentos, y su habilidad de adaptarse a los impactos. Los ingredientes que lo permiten son su diversidad, la cantidad de conexiones entre los elementos que lo componen y la capacidad de cada uno de estos elementos para subsistir por sí mismo.

Según el economista David Fleming, una comunidad con resiliencia es aquella que puede cubrir sus necesidades a pesar de la ausencia sustancial de viaje y transporte. Y la que remplaza las grandes infraestructuras y burocracias de la economía intermediaria con alternativas locales, hechas a medida, a un coste reducido. Para conseguir que la transición se desarrolle hay un punto clave en el proceso que dentro de la terminología de este movimiento se conoce como: Facilitar el Gran Aprendizaje de Habilidades. Para ello insisten en honrar a los ancianos porque los ancianos de hoy cuando eran niños pequeños, aprendieron un conjunto de habilidades por ‘osmosis’. No lo estudiaban en el colegio pero se criaron aprendiendo a reparar cosas, a hacer que las cosas...

De la misma forma que hay bancos de semillas propone que haya bancos de habilidades que recojan los conocimientos sobre agricultura, construcción…

“Cuando ves niños aprendiendo estas habilidades -dice Rob-, se nota el hambre que tienen de estos conocimientos; la idea de fabricar un barco o de hacer una casa les encanta. Los niños están hambrientos de este tipo de cosas”.

Para evitar malentendidos, Rob Hopkins insiste en que tener una economía local más fuerte no es un rechazo al comercio exterior o un intento para volver a un pasado idílico. En palabras del impulsor de Transition “significa estar más preparados para un futuro más escaso, más autosuficiente, y dar prioridad a lo local en vez de los productos importados”.

Hemos pasado de una sociedad agrícola a una sociedad industrial y ahora nos hemos movido a una sociedad post-industrial que tiene una encrucijada delante. El colapso o la transición.

La transición en las ciudades.
Ha habido ideas de convertir una ciudad como Los Ángeles (EE.UU.) en ‘Transition Town’ (‘Pueblo en Transición’) pero no han fructificado, una ciudad que fue construida enteramente en la idea de que un coche te puede llevar a cualquier parte lo tiene mucho más difícil ante el descenso del petróleo y para recuperar su capacidad de resiliencia. No obstante, las ciudades que han iniciado la transición, como Bristol (400.000 habitantes), suelen tener un grupo principal al que se suman grupos de trabajo por barrios. Uno de los grandes retos que tienen es incluir a todas las culturas y las comunidades de inmigrantes.


Las Iniciativas de Transición están basadas en cuatro supuestos claves:

1. La vida con un consumo energético dramáticamente reducido es inevitable; es mejor planificarlo en vez de que nos llegue por sorpresa.
2. Nuestros asentamientos y comunidades actuales carecen de resiliencia para permitir capear los choques energéticos graves que acompañarán al ‘pico del petróleo’.
3. Tenemos que actuar como un colectivo, y tenemos que actuar ahora.
4. Si permitimos al ‘genio colectivo’ diseñar creativamente y activamente nuestro descenso energético, podemos crear estilos de vida que estén más conectados, más enriquecedores y que reconozcan los límites biológicos de nuestro planeta.


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* Agro-carburantes: un remedio, peor que la enfermedad. (Video...)
* Las últimas noticias sobre el FRAUDE climático que nos han querido vender... (A numerosos artículos...)
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Insertado por: albertoflores (05/05/2010)
Fuente/Autor: Recopilaciones para Ibérica 2000.
 

          


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